martes, marzo 19, 2024

La historia de GorXarion – Capítulo 3:

/

Panini

Estaba a punto de anochecer de nuevo. El sol se había ocultado y tan solo se veía en el horizonte el cielo teñido de rojo por los últimos rayos del ocaso. El árido desierto había cedido terreno a zonas boscosas que hacían presagiar que no debían encontrarse a más de medio día de viaje de la costa.

Djörgen seguía a las riendas del carro y GorXarion estaba absorto en sus pensamientos. No sabía de dónde venía el que ahora era su compañero de viaje cuando casualmente -o quizá no tan casualmente- se encontró con él cuando estaba totalmente derrumbado sin ser capaz de dar ni una sola palada para enterrar a su querida esposa. No le estaba contando todo y quería saber si la persona que tenía a su lado era totalmente de fiar o si realmente le quería para otros fines y la mejor manera de saberlo era preguntándolo directamente.

– ¿Cómo me encontraste? -preguntó GorXarion sin ambages-.
– Siguiendo pistas, es lo que tiene el ser medio lobo, que tenemos muy buen olfato -contestó Djörgen con una risa sarcástica-.
– Muy gracioso, pero no me convences. Sé sincero, por favor, ¿de dónde venías? ¿Cómo sabías lo de Herb… ahmmm, Gilles y por qué no estabas luchando junto a él? ¿Por qué no se te vio por Darkville hasta aquella fatídica noche si supuestamente sabías que tu rey estaba enfrentándose él solo con una horda de chupasangres? Debo saberlo pues aún no tengo claro si puedo fiarme de ti.
– Se ve que eres claro y directo. Sinceramente, no tengo claro si nadie puede fiarse de mi pues hice algo que no debí hacer jamás…
– Explícate -inquirió GorXarion-.

Estaba a punto de contestar cuando 5 forajidos salieron de entre los árboles empuñando rifles y revólveres.

– ¡Qué tapadito lleváis ese carro! ¿Se puede saber qué tenéis tan bien guardado? -dijo quien parecía ser el líder de los asaltantes-.
Djörgen se limitó a lanzarle una mirada despectiva y azuzó al caballo para que se pusiera de nuevo en marcha sin importarle que 5 hombres armados estuvieran cortándole el paso. Evidentemente esto no les hizo ninguna gracia a los asaltantes y comenzaron las advertencias de estos en forma de amenazas:

– No nos gustaría haceros ningún daño. Parad el carro, enseñadnos lo que tenéis en su interior y si es algo de valor nos lo dais y os dejaremos marchar con vida.
– Apartaos y yo os dejaré ir con vida -respondió Djörgen.

Las carcajadas de los asaltantes fueron audibles así como las burlas.
– ¿Cómo pretendéis vosotros dos solos sin tener armas a mano -GorXarion se había quitado la cartuchera dejándola a sus pies- acabar con nosotros cinco?
GorXarion tampoco entendía nada. Se suponía que la conversión era solamente de noche y con luna llena, como la que se veía la noche anterior tras las nubes de tormenta y aún no era de noche y mucho menos iba a haber luna llena de nuevo.
– No querréis averiguarlo -respondió Djörgen.

El líder de los asaltantes ya no aguantó más las impertinencias de Djörgen y decidió tomar cartas en el asunto. Tras ordenar a sus compañeros que rodearan el carro, él se colocó junto a Djörgen encañonándole con su escopeta y exigiéndole que les dieran ahora mismo todo lo que tuvieran de valor en el carro o se despidiera de su miserable vida. Djörgen giró la cabeza de modo que el cañón de la escopeta lo tenía en su misma cara. Tras esto miró fijamente al forajido y con una escalofriante voz gutural le dijo: “Te has equivocado” y tras un instante ya se había convertido y le había forzado a ponerse la escopeta bajo la garganta forzándole a dispararse a sí mismo. Al forajido no le dio tiempo a reaccionar y el resto lo miraban estupefactos. Uno de ellos tenía un enorme cerco oscuro en sus pantalones, lo que indicaba que no iba a poner resistencia. Los otros tres sin embargo, habían desenfundado sus revólveres y estaban dispuestos a disparar y… dispararon… pero Djörgen se movía sumamente rápido y los asaltantes estaban tan nerviosos que no acertaron ni una sola vez. Todo pasó muy rápido pero el caso es que los 4 asaltantes que aún quedaban con vida acabaron atados a un árbol y… sin daño alguno con un cartel que ponía: “Somos unos vulgares asaltacarros. Necesitamos pasar unos días entre rejas. Por favor llévennos ante la justicia del Sheriff del Condado más cercano. Gracias”.

Djörgen había vuelto a su forma humana y se dirigió de nuevo al carro. GorXarion le aguardaba porque había muchas cosas que no entendía y tenía muchas preguntas que hacerle. No entendía cómo pudo mutar si no era ni de noche aún y además se había convertido sumamente rápido. Eso sí, había dicho que él acabaría controlando sus ansias por matar cuando mutara en bestia pero él no se había contenido de matar al líder de los asaltantes cuando, supuestamente, ya estaba entrenado para ello. No quería preguntarle nada aún pero parece como si Djörgen supiera lo que GorXarion estaba pensando pues al subir al carro antes de ponerse de nuevo en marcha dijó: “Él se lo merecía”.

Comic Stores

SÍGUENOS EN REDES

124,427FansMe gusta
15,326SeguidoresSeguir
2,940SuscriptoresSuscribirte
Panini
Editorial Hidra
ECC Ediciones
Norma Editorial
Comic Stores