martes, marzo 19, 2024

Largos a Concurso Fancine: The tunnel

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Panini
The Tunnel (2011) es una película rodada con formato de falso documental que relata las desagradables experiencias que vivieron un grupo de reporteros en el metro de Sydney en octubre de 2007. Fancine presenta esta entrega como uno de los largometrajes a concurso. Con ella se va notando la calidad del festival. Dirigida por Carlo Ledesma, el largometraje no sólo pretende dar miedo, sino también denunciar la negligente actuación del Gobierno Australiano hacia los hechos que estaban sucediendo en los subterráneos de la ciudad.

La trama del largometraje es bastante interesante y lo suficientemente macabra como para llamar la atención del espectador menos impresionable. Y es que, lo que ocurre en el subsuelo de las ciudades en las que habitamos siempre ha constituido un reclamo en el cine de terror con muy buenos resultados. En esta ocasión, el escenario del rodaje es el subterráneo de Sydney, una parte en desuso del metro de la ciudad que fue esgrimida como refugio para los soldados durante la Segunda Guerra Mundial El formato de falso documental con el que está rodada la película muestra escenas reales de este lugar mezcladas con imágenes antiguas del metro que contrastan en un resultado siniestro y tenebroso. Del mismo modo, se intercalan secuencias de entrevistas a los supuestos protagonistas junto con escenas de gran movimiento que incrementan la incertidumbre de la película. En este sentido, se puede afirmar que el efecto está más que logrado, ya que la película, a pesar de presentar un formato que suele pecar de lento y aburrido, no escatima en escenas de acción y mantiene la tensión en todo momento.
Escenas en blanco y negro sacadas de periódicos mezcladas con imágenes actuales: dan mucho miedo.
Es un recurso muy utilizado en el cine de terror. Las imágenes no tienen que mostrar nada fuera de lo
 común, más que a personas de sus respectivas épocas posando.
La noticia de que el Gobierno quiere destruir una parte del metro en desuso para un proyecto de gestión de aguas lleva a un grupo de reporteros a grabar en el interior del subterráneo y así poder, además, recoger algún tipo de información añadida sobre las leyendas urbanas que circulan en torno a las desapariciones de mendigos y otros ciudadanos que, supuestamente, habían tenido lugar durante años en estos túneles. La cuestión que presenta la película no es, ni mucho menos, descabellada, ya que es posible que cualquier tipo de persona perturbada o que se dedique a algún tipo de dudoso negocio, pueda abrir su centro de operaciones en los túneles abandonados del metro de una capital. Asimismo, es muy común encontrarse con leyendas urbanas sobre los metros o algunos lugares abandonados en las ciudades.
Inquietante…
Ledesma rescata los mitos urbanos como reclamo para su película de terror presentándolos como hechos verídicos. Pues no existe una mentira más creíble que aquella que es verdad a medias. De hecho, la película se presenta como basada en hechos reales, con personajes, fechas y acontecimientos verídicos, a pesar de que todas las escenas, incluso las correspondientes a las entrevistas, están interpretadas por actores. Y en este punto, habría que hacer un inciso porque el espectador puede verse en una encrucijada de interrogantes obvios:
Si la película está basada en hechos reales,
¿Por qué en las entrevistas aparecen actores en lugar de los verdaderos protagonistas de los acontecimientos, que ni aparecen en fotografías?
¿Por qué se rueda con formato de falso documental en lugar de rodarse con formato de documental?
Y lo más importante, ¿por qué una película de terror y no un documental-denuncia?
El hecho de que esta película se presente como “basada en hechos reales” y que el espectador asista al visionado de una película de terror, no sólo es macabro, sino que roza el mal gusto. Debido a que la mayor parte del público no peca de achacarle morbosas intenciones a la producción, lo más seguro es que se llegue a la conclusión de que los hechos que se presentan en la película son totalmente de ficción y que la afirmación de que son verdaderos es sólo un reclamo. Con este pensamiento, los espectadores podrán disfrutar de una película de terror fantástica y muy bien lograda en lugar del visionado de desagradables incidentes basados en la desgracia ajena. Porque, obviamente, en el caso de que la productora hubiese querido denunciar unos hechos aborrecibles, habría rodado un documental en toda regla. Y no es este el caso.
Lo mejor de la película: temática interesantísima, acción y golpes de miedo muy logrados sin abusar gratuitamente de recursos sangrientos.
Lo peor de la película: al tener formato de falso documental, son inevitables las escenas de cámara en movimiento, oscuridad y falta de nitidez en algunas escenas, que algunos espectadores pueden considerar molestas.
La frase: “Esta película está basada en hechos verídicos”.
A continuación, unas imágenes de la película, antes de adentrarse en El túnel.

Escrito por P. Borrego

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