Muerte y videojuegos son dos palabras que no es la primera vez que se relacionan entre sí. El caso que ocupa estas líneas es la muerte de un jóven de 32 años, Russell Shirley que ha fallecido tras jugar a Diablo III durante tres días de forma ininterrumpida.
Russell había pedido tres días de vacaciones en su empleo para el mismo día que se lanzó el juego (el 15 de Mayo) y ya cumplidos esos días, pidió uno más para enlazar el Viernes con el fin de semana.
El Lunes no apareció, lo que levantó las sospechas de Ben Dornis, un amigo suyo que se temió lo peor y que al ir a su apartamento, encontró a Russell en fatídicas circunstancias.
En su propio blog, Ben explicó:
“El lunes no llegó al trabajo y me preocupó que no hubiera avisado. Ya había escuchado de personas que mueren por cansancio y jugar demasiados videojuegos. No pude pensar otra cosa y decidí ir a su apartamento, donde la casera y yo lo encontramos muerto frente a su ordenador.”
Ben Dornis sabía el tipo de vida que llevaba su amigo, totalmente sedentaria sin hacer ningún tipo de actividad física, tenía sobrepeso, varios problemas de salud añadidos y una dieta que era fatal para su organismo. Y tras tres días sin dormir, sin comer bien y sin mover las piernas…su corazón no aguantó más. Infarto de Miocardio.
Ahora seguramente saltará la alarma en los medios y muchos aprovecharán la notícia para dilapidar de nuevo a los videojuegos, cuando son sólo un arte y una fuente de ocio. Pero en esta vida, todo lo que se consume en exceso es malo, así que prudencia, y que no os engañen; los videojuegos, no son el Diablo.
