Cuando me he enterado, lo primero que me ha venido a la mente ha sido: “¡Lo que puede salir de ahí!”. Esta frase, tan usada para bien como para mal, expresa mi planteamiento. Quiero decir, si sale Arnold Schwarzenegger debería ser una superproducción, pero claro, basada en un éxito de la Troma, una productora de pelis de serie B, no sé yo.
El problema surge tras el batacazo de El último desafío, su caché ha debido resentirse, lo que ha llevado a que le contacten para protagonizar esta película.
En la cinta original la acción se desarrollaba en Tromaville, un pueblecito americano de esos que visitaban El Equipo A o Michael Knight y su coche que habla, con unos malhechores que campan a sus anchas y unas autoridades que lo toleran. De entre los habitantes de esta entrañable población, tenemos a Melvin, que trabaja como conserje de un gimnasio a tiempo parcial y como “patán” del gimnasio a tiempo completo.
En una de esas ocasiones en las que es objeto de las burlas de los cachas del gimnasio, la broma se va de las manos y acaba con Melvin en una cuba de residuos tóxicos (situación paralela a la de Daredevil).
A partir de ahí, Melvin sufre una extraordinaria transformación en el gigantesco Vengador Tóxico, primer superhéroe de New Jersey.
Me reitero: “¡Lo que puede salir de ahí!”.