En 1982 moría el autor Philip Kindred Dick, más conocido como Philip K. Dick, quien fue escritor de grandes novelas de ciencia ficción, las cuales han inspirado a multitud de películas. Entre ellas tal vez la más relevante haya sido “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”. Esta obra fue llevada al cine por el director Ridley Scott en junio de 1982 bajo el título Blade Runner, estrenándose solo tres meses después de la muerte del autor.
El éxito de este film ha supuesto que en numerosas ocasiones se haya pensado en hacer una secuela o precuela, de hecho esto último sonó durante un largo tiempo como un fuerte rumor, aunque finalmente por ahora no ha llegado a buen cauce. Pero ahora, gracias a los autores Chris Robertson y Robert Adler, podemos disfrutar de una precuela que se sitúa muchos años antes de lo contado en la obra en la que se basa, arrojando numerosa luz sobre hechos o sucesos narrados en la obra original.
Si bien es verdad que el difunto Philip K. Dick no ha podido supervisar esta precuela, sí que lo han hecho sus familiares cercanos, autorizando así lo mostrado en ella y constituyéndose como un “Año Uno” oficial. Por otro lado, el medio dispuesto para esta obra ha sido el formato cómic, acercándose así a la perfecta adaptación que Tony Parker realizó hace unos pocos años y que Norma Editorial ha publicado en dos excelentes volúmenes, los cuales han sido analizados en esta web recientemente (aquí y aquí).
Con “Polvo al Polvo”, que es el nombre con el que su autor ha bautizado a esta precuela, nos van a intentar mostrar el origen del Mercerismo, una forma de religión/filosofía que estaba muy vigente en los tiempos de Deckard; el nacimiento y acciones de los primeros androides; el surgimiento de los humanos “especiales”; y por último, se repasarán los trágicos acontecimientos que llevaron a que la Tierra fuese poco a poco desalojada, extinguiendo todos los animales a su paso.
Como podéis observar, las 232 páginas que componen este volumen profundizan enormemente en la trama que nos contaba Philip K. Dick en su novela, dando explicaciones a los numerosos acontecimientos que en la obra ya se daban por hecho, y que por ende, debían ser fruto de nuestra imaginación. Ahora, gracias a este cómic, podremos conocer de primera mano dichos sucesos de una manera clara y tajante, evitando dar lugar a ningún tipo de duda.
La historia comienza con el cazador de bonificaciones Charlie Victor preguntándose acerca de la situación actual, ya que observa como toda la vida que se encuentra a su alrededor se está esfumando, ya sea mediante la muerte o mediante el éxodo hacia otros lugares menos contaminados. En mitad de dicha debacle le es encomendada la misión de acabar con un grupo de ocho androides modelo C-V, los cuales se han revelado contra el sistema, matando a todo aquel que se interpusiese en su camino. A fin de que no cometan ninguna atrocidad durante el corto periodo de vida que les queda (menos de un año), Victor deberá localizarles lo antes posible.
Para tal fin acudirá donde Malcolm Reed, un joven esquizofrénico que a diferencia del resto de humanos, tras los acontecimientos que trajeron el “polvo” a las ciudades, su cuerpo mutó de tal forma que ahora es capaz de percibir las emociones del resto de sus congéneres. De hecho, la forma visual con la que se plasman dichas emociones es mediante el uso de un aura de color que plasma el espectro emocional de la persona que está sintiendo. A estas visiones le acompañan la de otros seres monstruosos según el grado de desequilibrio que esté sufriendo en ese momento Reed. Como os podréis imaginar, Victor usará a Reed para lograr identificar a los androides, los cuales carecen de emociones y empatía.
Por otro lado, el tercer personaje principal de la obra recae sobre la figura de la Dra. Samantha Whu, una científica que está estudiando las consecuencias del polvo radioactivo en los animales, tratando de buscar una solución hacia su extrema virulencia. Pero será mediante esta científica por la que conoceremos el nacimiento del Mercerismo y del Órgano de Ánimos Penfield, sobre el que se arrojará luz acerca de su funcionamiento en el cerebro humano, plasmando el hecho de que un androide también sería capaz de sentir durante unos instantes si es sometido a una alta carga eléctrica.
Sobre el desastre que llevó a que la Tierra se encontrase en dicha situación no se llega a mencionar al causante directo, aunque sí que nos hablan de los hechos que se sucedieron poco antes del polvo radioactivo. Por otro lado, a lo largo de los ocho capítulos que componen la obra iremos viendo cómo surgieron los androides y cómo estos fueron poco a poco inmiscuyéndose en los asuntos humanos, hasta el punto de ser difícil diferenciarlos. Por otra parte, este grupo de androides rebeldes criticarán las emociones humanas, haciéndolas las causantes de todo mal, razón por la que se auto encomiendan la misión de erradicarlas.
En cuanto al argumento, Chris Robertson hace un excelente trabajo, proponiéndonos una precuela que está perfectamente ligada a la obra original, cuidando que todos los detalles estén perfectamente atados, aunque tal vez, el exceso de temas a tratar hace que estos no sean exprimidos en su totalidad, llegando a un final demasiado tajante y veloz. A este le acompaña el dibujante Robert Adler, quien intenta y logra plasmar el mismo estilo de dibujo que Tony Parker había utilizado en su adaptación al cómic, convirtiéndose así en un anexo visual a este.
La editorial Norma ha elegido seguir el mismo patrón que utilizó en la adaptación al cómic de la obra original, lo que nos permitirá que quede uniforme junto a esta. Al formato cartoné con sobrecubiertas le acompañan 292 páginas a todo color, que incluyen en su parte final numerosos extras: portadas originales, alternativas o bocetos. Sin lugar a dudas estamos ante un indispensable para todo aquel que haya disfrutado de la obra original y de la adaptación al cine, además de ser un anexo perfecto para la adaptación al cómic.
