jueves, marzo 28, 2024

Las astillas de Yavé

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Panini

El pasado marzo salía como novedad de la editorial Fantascy Las astillas de Yavé, novela del veterano autor asturiano Rodolfo Martínez. Durante la presentación titulada Del Terror a la Aventura: La fantasía y la ciencia ficción española en el s.XXI a la que pudimos asistir el pasado 28 de marzo, nos quedamos con varias opiniones suyas que la novela no haría sino confirmar.

las-astillas-de-YavePor ejemplo, el autor mostró gran interés por la hibridación de géneros y afirmó que prefería jugar con las fronteras entre lo fantástico y el realismo. Las astillas de Yavé es un gran ejemplo de ello: el planteamiento es propio de la literatura negra detectivesca, con fuertes elementos propios del terror sobrenatural y un trasfondo de aventura. Todos estos elementos (escenas picantes y referencias a la cultura popular incluidos) se mezclan para dar forma a este thriller fantástico acerca de conspiraciones religiosas que entretiene, y mucho.

La historia empieza cuando el atractivo padre Tomás Ardente contrata los servicios de Viola Mercante, apodada “Uve”, una deslenguada expolicía-metida-a-detective. Lo que preocupa al padre Ardente es la nueva iglesia del barrio de San Andrés, en el que reside la comunidad latina de la ciudad. Poco se sabe acerca de la Iglesia del Dios Primigenio, pero desde que se instaló en San Andrés la criminalidad ha bajado hasta límites sospechosos. Uve decide pedir ayuda a todos sus contactos: el informático Iván (su amigo y antiguo novio), Morales (un excompañero del cuerpo de policía)  y su contacto en las calles, apodado “el Retrepao”. Los problemas se acrecientan a medida que Uve se va dando cuenta de que algo falla, que las coincidencias se vuelven demasiado peligrosas y que todo el mundo a su alrededor parece implicado.

El inicio de la novela es ya un clásico de la ficción detectivesca (reunión con el cliente en el despacho) y el ritmo va marcado por la tensión creciente. Las astillas de Yavé tiene una trama enrevesada pero interesante, con Uve como narradora en primera persona (aunque se intercalan diarios, cartas y noticias del periódico, a lo Stephen King).

Sin embargo, la trama pronto queda eclipsada por los personajes, en especial Uve. En la charla de Fantascy, Rodolfo Martínez ya nos contó que le gustaba mucho su deslenguada protagonista y que esperaba usar el personaje en novelas futuras. El autor mencionó también que había hecho leer el manuscrito a algunas amigas para asegurarse de que Uve fuera un personaje femenino convincente. Creo que tanto Rodolfo como sus lectoras “beta” han hecho un estupendo trabajo (de hecho, recuerdo cierta referencia a las películas de El señor de los anillos que solo he escuchado pronunciar a mujeres). Con todo, también es cierto que tiene una “voz” que recuerda a las protagonistas de fantasía urbana, convertidas ya en un arquetipo de su género: sarcásticas, sexuales y con capacidad casi innata para la autodefensa. Por suerte, lo que separa a Uve del detective irónico medio es que además de ser divertida, es vulnerable y trabaja bien en equipo.

El resto de personajes que pueblan la novela no son menos memorables. Incluso los secundarios son profundos, tienen trasfondos propios y pequeños arcos de evolución. Destaca entre ellos Iván, un cuarentón informático con muchas facetas cuyo carácter y aficiones reconocerá con cariño el lector de género: Iván colecciona figuras de anime, cita a Asimov, es sarcástico y escribe un curioso blog titulado “La paja en el ojo de Dios”.

El problema de los personajes con mucho carácter es que, por muy bien escritos que estén, a menudo no casan bien entre ellos y lo que podría ser buena caracterización acaba convirtiéndose en una lucha de egos. Este no es el caso: si hay algo por encima de la caracterización de los personajes como individuo, es su caracterización como grupo. Las relaciones interpersonales juegan un papel clave en la novela y se presentan de una forma tan sana como realista. Esto es siempre algo que celebrar, ya que a la literatura de género (no importa si hablamos de ciencia ficción o de novela negra) parecen gustarle demasiado los tipos solitarios. En Las astillas de Yavé los personajes funcionan porque son necesarios para la trama y le aportan coherencia emocional.

Como ya he mencionado, la novela puede ser todavía más amena para los lectores empedernidos del género. Se hacen muchísimas referencias a la cultura popular, algunas muy transparentes (literarias y cinéfilas) y otras algo más veladas. Parece que la meta-fantasía está de moda pero hay que recordar que las referencias también crean distancia entre el lector “casual” y el lector de género y que es difícil referenciar sin “atar” a una obra en un presente que quizás en unos años no sea tan relevante.

Las astillas de Yavé de Rodolfo Martínes (editado por Fantascy)En general, la novela está bien escrita, si bien eso no es un hecho sorprendente. Al fin y al cabo, Rodolfo Martínez es perro viejo en su oficio y además de ejercer de escritor, también es lector profesional para la editorial que fundó, Sportula, toda una referencia en nuestro país para el género fantástico. El autor publicaba recientemente esta imagen en su cuenta de Twitter, mucho más impresionante que cualquier relación de fechas y editoriales que os pueda dar hablando de su bibliografía. De hecho, Las astillas de Yavé es la cuarta novela que el autor sitúa en La ciudad. Jamás le ha dado nombre pero afirma que está inspirada en su lugar de residencia, Gijón (otro ejemplo de que Asturias tiene una relación especial con el fantástico, solo hay que ver los festivales literarios que allí se celebran, como La semana negra de Gijón o el Celsius 232).

Aunque en general la narración está bien construida, tiene algún momento en el que el ritmo de lectura se entorpece por largas explicaciones en forma de diálogo convertido en monólogo de un personaje. Mientras que algunas escenas de acción se pueden imaginar con total claridad (por ejemplo, la cinemática lucha de Ishtar y Uve), otras quedan algo borrosas y cuesta un poco saber en qué lugar se encuentra cada personaje. Además, parece ser un lugar común del fantástico nacional que aparezcan personajes orientales, con una fascinación por la cultura nipona que roza el fetichismo. Con todo, personajes como el maestro Taira están lo suficientemente caracterizados como para ser algo más que un simple mentor exótico para nuestra heroína campbelliana.

Las Astillas de Yavé es, pese a sus faltas, una novela redonda y entretenida, que funciona incluso para los que no tengan mucho interés en teología o novela negra. Sabemos que Rodolfo Matínez ha usado y seguirá usando La ciudad como ambientación creíble y cercana, pero también mágica. No podemos sino desear que recupere a personajes tan interesantes y complejos como Uve e Iván en futuras novelas.

Las astillas de Yavé tiene 464 páginas y un precio de 17,90€. Está editada en rústica con solapas anchas. A día de hoy, Fantascy se mantiene en su línea editorial y sigue apostando fuerte por los títulos de autores nacionales. Por ejemplo, esta semana conocíamos la portada y la sinopsis de El libro de Ivo, novela de Juan A. Cuadra que la editorial publicará el próximo septiembre. ¡Y qué dure muchos años!

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