jueves, marzo 28, 2024

Batman/Lobo: Encuentro salvaje

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Panini

¿Qué pasa, chavales? ¿No notáis el olor a gasolina, pólvora y sudor de sobaco? Lobo ha llegado a la ciudad, y ya sabéis que El Hombre no hace prisioneros.

Así se hacen negocios en Gotham
Así se hacen negocios en Gotham

Hoy toca viaje en el tiempo, a esos años recordados con tan poco cariño como son los 90, momento en el que dos estrellas de DC se vieron las caras. Como podrás suponer, querido lector, no fue un encuentro dedicado al intercambio de opiniones sobre poesía del siglo XX. Lo único que lee el bueno de Lobo es la sección de esquelas de los periódicos, así que la cita se resolvió con muerte, destrucción y ultraviolencia de la bruta. Repasemos, pues, como se gestó y ejecutó (nunca mejor dicho) este proyecto.

Como decía en el párrafo anterior, nos encontramos en los años 90. El mercado de los cómics pasa por momentos extraños de reinvención y efectismo, y, reconozcamos, todo daba un poco de asco.

¿Todo? No. Algunas colecciones guardaban el tipo, y lo cierto es que se vendían tebeos como churros gracias a las maquinaciones comerciales de los siniestros ejecutivos al frente de las editoriales más pujantes. En DC, había dos personajes que partían la pana, y esos eran Batman y la bestia parda conocida como Lobo.

A Batman le tenemos más que estudiado, así que centremos nuestra atención en el extraterrestre favorito de niños y niñas (más que nada, porque me da más miedo que Batman. Batman no destripa. Lobo sí. Mientras lo tuitea).

Lobo fue una invención del grandísimo Keith Giffen, acompañado en este caso por Roger Slifer. Desde el principio quedó claro que el czarniano era un tipo duro, implacable, y con la catadura moral de una manada de chacales. Cada aparición de este cazarrecompensas en diferentes colecciones se saldaba con el aplauso del público, un tanto canalla, que disfruta mucho de las ocurrencias y salvajadas de calaña impredecible como El Hombre. Lobo era la excusa para que el guionista de turno sacase la vena destructiva, y pusiese en duda cualquier posición moral, cliché o supuesto dentro del mundo del cómic. A finales de los 80, Lobo era una estrella. Más malo que escuchar discos de Maldita Nerea al revés, pero estrella al fin y al cabo.

El tomo que publica ECC
El tomo que publica ECC

No podía ser de otra forma, y esta fuerza de la naturaleza (no es una comparación mía, el propio Lobo se pone motes por el estilo que dejan claro el tamaño del ego del tipejo) alcanzó el sueño de cualquier secundario de lujo: una colección propia.

Al frente, Alan Grant, escritor muy importante en la historia de DC, que ha protagonizado grandes momentos al frente de Batman. Ya había pasado por el eterno paseo de las miniseries, donde encontró una imagen definitiva y potente. ¿Culpable de este cambio tan rotundo en la estética? Otro de los protagonistas de hoy, Simon Bisley.

El dibujante encontró en Lobo su despegue definitivo como artista, tras un importante comienzo como portadista de la irreverente Doom Patrol de Grant Morrison. Si el czarniano ya estaba definido como una máquina de matar amoral y desatada, Bisley reconstruyó su aspecto para que, precisamente, esta dimensión destructora quedase bien marcada como esencial. Las cadenas, el aspecto de macarra incorregible, los objetos afilados… todos esos detalles que hacían de Lobo la locura visual que pedía a gritos el tono de sus aventuras. Al final, quedó una especie de Lemmy Kilmister hasta arriba de esteroides y con muchas ganas de descargar plomo por la razón más peregrina.

La colección propia de Lobo era una genialidad divertida y bastante bestia, pero que rebajó bastante el nivel de brutalidad respecto a las anteriores apariciones del cazarrecompensas en solitario. Alan Grant estaba a un gran nivel, pero no bastaba. La gente pedía sangre.

Pasan los años, y se reune de nuevo un equipo ganador. Para recuperar la fama perdida, nada mejor que la aparición estelar de dos de los pesos pesados de DC en la misma portada. Bisley y Grant vuelven a la carga con la miniserie que hoy presentamos. Batman/Lobo veía la luz.

¿Qué es lo que hay en las páginas de este cómic? Diversión a raudales, mucha mala uva, violencia desatada y mucha macarrería por parte de un Lobo encantado de la vida en la podrida Gotham.

Grant no se corta ni un pelo, porque sabe que tiene al lado a un tío imaginativo y valiente que no va a decir que no a nada. Bisley es un dibujante de muchas caras, capaz de adaptarse con soltura a diferentes situaciones. Sale airoso gracias al estilo único y reconocible que le caracteriza, capaz de grandes momentos de espectacularidad o de un trazo mucho más simple y caricaturesco como el que presenta en este enfrentamiento.

Creo que este es el estilo que caracteriza a Bisley y que le ha convertido en un favorito de los fans, a pesar de lo poco que se prodiga desde hace unos años. El extraño sentido del humor que impregna cada viñeta da el aspecto perverso a las aventuras de Lobo por los dominios del señor de la noche, regalando momentos al lector en los que no sabe sin sonreír o asustarse (Bah, digamos la verdad, que somos de los que nos reímos con estas movidas).

Los chicos maravilla versión Bisley
Los chicos maravilla versión Bisley

Lo que nos cuenta Grant se enmarca en los conocidos “Otros Mundos” de DC, ya que desde el principio nos damos cuenta de las notables diferencias con la continuidad oficial del Batman que todos conocemos. Algunas de estas variaciones no se libran de esa mala baba irónica que sirve de sustento a toda la obra, y Grant hace maldades muy acertadas, liberado de las ataduras de la imagen oficial del mundo del murciélago. No se libra ni el tato, y hasta tenemos sorpresas con las identidades y afinidades que todos conocemos. Entre medias, una guerra de bandas, el Joker tan loco como siempre, pero con el puntito extra de Bisley, y Lobo que ha venido aquí a cobrar y a fumarse un puro sobre una pila de cadáveres.

Batman/Lobo es, quizá, producto de su época, pero no deja de ser un divertimento. Cómics así son necesarios, como espectáculos simples y directos que no buscan otra cosa que la complicidad con el lector. Un buen rato de dos autores legendarios sin ataduras, pasando un rato enorme al frente de dos de sus personajes fetiches.

¿Queréis pasarlo bien, nenes y nenas? Pues que empiece la fiesta. Lobo pone la pirotecnia.

ECC recopila la miniserie original y como extra incluye un nuevo encuentro entre Batman y Lobo, publicado en Batman: Black and White, guionizado por Neil Gaiman y dibujado por Simon Bisley. Un tomo en rústica que cuenta con 64 páginas a color, traducido en un precial al público de 6,50 Euros.

Alan Grant (Escocia, 1949) es una auténtica leyenda en DC, aunque su carrera comenzó al frente de Juez Dredd. Ha dejado para la historia, sobre todo, grandes etapas al frente de Batman, personaje para el que escribió durante los 80 y 90. Entre otras cosas, creó la colección Shadows of the Bat para lucimiento del cruzado de Gotham, y aportó a la mitología del murciélago un personaje tan potente como Anarkía.

Simon Bisley, nacido en Inglaterra en 1962, también comenzó su carrera al frente de Dredd. Su personal estilo llamó la atención al otro lado del Atlántico, y se hizo cargo de las recordadas portadas de la Patrulla Condenada guionizada por Grant Morrison. Los lectores le recuerdan por su gran aportación en Lobo. Aunque no se prodiga mucho en el mercado del cómic, sus trabajos son aplaudidos sin excepción por crítica y público.

[review]

[note]No hace falta ser el mejor detective del mundo para darse cuenta de que el Caballero Oscuro atraviesa su peor momento!

Alan Grant -guionista estrella de Batman y Lobo- y Simon Bisley –el dibujante de Lobo defInitivo-
te presentan una realidad alternativa donde los aliados del Guardián de Gotham son familiares pero diferentes, donde la relación entre Batman y el Joker es más retorcida que nunca, y donde te preguntarás cómo una carnicería tan absoluta puede llegar a ser tan absolutamente divertida.[/note]

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