martes, abril 23, 2024

La Imbatible Chica Ardilla: Poder Ardilla

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Panini

Nada más leer el título de la reseña que hoy os traigo, más de uno pensará: “Vale, en Marvel han perdido completamente el norte”. ¿Chica Ardilla? ¿Es que nadie se toma en serio esto de los cómics, o qué? ¿No teníamos bastante con un pato parlante?

Panini nos presenta a Chica Ardilla
Panini nos presenta a Chica Ardilla

Antes de sacar las antorchas, dejad que os cuente un poco mis impresiones sobre esta extravagancia de La Casa de las Ideas, porque os voy a decir una cosa: a mí me ha gustado, y mucho. Detrás de el concepto más bien ridículo sobre el que parte esta propuesta, se esconde una de esas agradables sorpresas que rompen el molde de la editorial, y que aportan un fenomenal equilibrio en la oferta de esta mítica editorial. Además, partamos de que el personaje no es una recién llegada las viñetas, aunque reconozco que apenas sabía nada de nuestra heroína roedora antes de meter los hocicos en este tomo recopilatorio que Panini lanza al mercado español.

Mi único referente acerca de esta simpática aventurera es su paso por Los Vengadores de Brian Michael Bendis, cuando se hizo con el puesto de niñera de la criaturita de Jessica Jones y Luke Cage. Sucede que no acabé de encontrar el punto a la visión de Bendis sobre el funcionamiento de los Héroes más poderosos de La Tierra, y la mayoría de su paso por la colección me parece un tostón (odiadme). Así que nuestra Chica Ardilla languidecía en esa parte de mi memoria que está más cerca de la papelera de reciclaje que del recuerdo. Aunque si se investiga un poco el origen de la criatura, los nombres implicados no son precisamente los de unos aficionados. Quizá el nombre de su papá espiritual no sea muy conocido, Will Murray, pero si digo que el dibujante que la dio vida en las viñetas fue un señor llamado Steve Ditko, la cosa cambia, ¿verdad? Sí, amigos, el creador de Spiderman (junto con Stan Lee, claro). En su aventura fundacional, allá por el año 1992, ayudaba a Iron Man a partir la cara, nada más y nada menos, que al Doctor Muerte, y así se iniciaba la leyenda de esta jovenzuela, que se ha ganado a pulso el nombre de imbatible. A lo largo de su carrera, Chica Ardilla se ha liado a mamporros con villanos ilustres de la talla de M.O.D.O.K o el mismísimo Thanos.

A pesar de tan impresionante curriculum, Doreen Green (verdadero nombre de la alegre aventurera) no es, precisamente, uno de esos personajes por los que los lectores suspiran, ni un cameo suyo sube las ventas de las típicas series a puntos de fenecer bajo la espada de Damocles de las ventas. Más bien todo lo contrario, porque Chica Ardilla ha permanecido fuera de plano durante muchos años, y no han aparecido las hordas de fans armados hasta los dientes pidiendo a furiosos gritos su retorno a las páginas de cualquier colección Marvel. Lo último que se esperaba de Chica Ardilla es que, jamás de los jamases tuviera cabecera propia. ¿Sabéis lo que hizo La Casa de las Ideas entonces? Lanzar al mercado una serie de Chica Ardilla. ¿A que no esperabas ese movimiento?

Genial referencia gamer, ¿verdad?
Genial referencia gamer, ¿verdad?

Lo cierto es que nadie daba crédito al atrevimiento de Marvel, pero lo cierto es que vivimos un momento de lo más excitante en el mundillo editorial. Tras años de la dictadura de las ventas, parece que en los sellos más representativos del mercado USA hay cierto lugar para el riesgo y la experimentación. Gracias a ese espíritu, hemos visto como florece una especie de Marvel alternativa, con títulos muy pequeños y de ideas diametralmente opuestas a lo que se espera del cómic de superhéroes al uso. Esta tendencia ha llamado la atención de creativos que no se enmarcan en los consabidos intercambios de puñetazos entre tipos en pijama, y que buscan nuevos horizontes narrativos. Incluso decanas dentro de la editorial se han imbuido de estos aires de cambio, y hemos vivido una fenomenal etapa de Daredevil, dirigida por Mark Waid, que ha cambiado el paradigma trágico de las aventuras del protector de la cocina del infierno. Hulka, Ms. Marvel, Silver Surfer u Ojo de Halcón son las caras visibles de esta Marvel “hipster” (como la han llamado algunos de modo despectivo. En fin), que tan buen sabor de boca ha dejado en aquellos que buscamos un puntito de diferencia (y sin menospreciar el cómic de superhéroes clásico). Esta serie de Chica Ardilla se apunta al carro, a base de humor y muchas ganas de que los lectores nos lo pasemos en grande con las aventuras de Doreen Green.

Chica Ardilla utiliza como base el clásico de Marvel por antonomasia: el héroe adolescente. Aunque bien es cierto que nuestra protagonista llega a la universidad en los primeros compases de la colección, vemos enseguida esa idea que sustenta los cómics de La Casa de las Ideas desde Spiderman. La joven debe lidiar con su estrenada vida universitaria y sus avatares civiles mientras salva al mundo un par de veces diarias bajo su identidad roedora. Los encontronazos con la vida adulta se convierten en simpáticas situaciones que llenan de valor humano a la entrañable Chica Ardilla, acompañada de un plantel de secundarios absolutamente desquiciado. Una vez empieza su actividad como heroína, Chica Ardilla se encontrará con desafíos tan bestias como el propio Galactus, nada más y nada menos. Será en estos enfrentamientos donde veremos la auténtica pasta de la heroína, diferente y entrañable incluso en su forma de solucionar entuertos. Donde el cachas de turno elegiría la opción de destrucción máxima, Chica Ardilla se enfrenta al mundo a su manera, demostrando que este hiperviolento mundo de los héroes del cómic también tiene su lado amable.

Erika Henderson hace cosas así de chulas
Erika Henderson hace cosas así de chulas

El chiflado que se hace cargo de la historia es Ryan North, que se encuentra extremadamente a gusto en este laboratorio narrativo que se ha montado. Se nota la  libertad creativa total, y editores que dan el visto bueno a las ideas más locas y, quizá, absurdas, que a North se le pasan por la cabeza. Gracias a este tono desenfadado, por las viñetas de Chica Ardilla veremos algunas de las genialidades más divertidas en mucho tiempo dentro de un cómic Marvel. Siempre armado con un humor bastante blanco, la ingenuidad que rodea todo el mundo del personaje se hace notar en cada decisión que North toma como guionista. Desde la presentación de cada número a base de parodiar Twitter a las extrañas situaciones en las que se ve envuelta Chica Ardilla, pasando por las relaciones de Doreen con sus nuevos compañeros de universidad (que se acercan a lo bizarro en según que momentos), North se esfuerza para que el lector sea cómplice de la diversión, y la lectura de esta cabecera sea una fiesta. Sin renunciar a sus experimentos, no se olvida de lo importante: divertir al lector. Y caramba si lo consigue.

Entramos en el punto más polémico de Chica Ardilla. Erika Henderson es la encargada del arte en la colección, y su estilo es totalmente opuesto a lo que se espera en una colección de superhéroes. No es espectacular, ni tiene amor ninguno por la forma o la anatomía, ni se esfuerza por destrozar la retina del lector con posturas imposibles de culturistas hipertrofiados. Henderson se mueve en un estilo totalmente acorde con el espíritu de la serie, pero el trazo de esta atrevida dibujante puede que no sea del gusto de todo el mundo. En estas colecciones al margen de los grandes títulos, Marvel ha apostado no sólo en lo literario; el aspecto visual de la propuesta rompe moldes, y eso ha generado rechazo por parte de un fandom al que no acabo de entender. Las quejas amargas ante la repetición de esquemas y falta de originalidad se siguen de quejas amargas ante los cambios ofrecidos por la editorial de turno. Colecciones estupendas como la citada Hulka son relegadas al ostracismo, precisamente, por el osado planteamiento artístico que presenta. En este caso, Henderson me ha regalado algunos momentos magníficos, entrañables y llenos de encanto, alejados de la tendencia a colarme al enésimo imitador de David Finch. A veces minimalista, otras veces cargada de cierto gamberrismo inocente y juguetón, el dibujo de Chica Ardilla me parece un canto a la diferencia y a la diversidad muy necesario en el enquistado estilo del que suele hacer gala el cómic USA. Eso, por no hablar de las portadas, que son una auténtica genialidad. Para todos esos que buscamos un soplo de aire fresco, el arte de Henderson es una gozada. Incluso se atreve con un divertidísimo homenaje a la historia de Marvel que es todo un guiño a los lectores veteranos. De aplauso.

Chica Ardilla os va a gustar, aunque seas de los que odian los cómics de superhéroes. Va a su ritmo, buscando la diversión cómplice, lleno de simpáticos detalles y soluciones visuales y literarias llenas de humor. Me acerqué curioso a esta serie por las críticas llegadas desde el otro lado del

¡Pues a la Luna entonces!
¡Pues a la Luna entonces!

charco, que no podían ser más entusiastas, y digo que no eran para nada exageradas. Chica Ardilla salta con agilidad roedora por encima de la intensidad de baratillo que muchas veces nos cuelan como gancho dramático y que, al final, es más de lo mismo. Es necesaria la existencia de cosas así, mientras los pesos pesados se parten la tibia en experiencias enormes e inabarcables como Secret Wars. Respiros así, divertidos, desenfadados y libres, hacen más grande al cómic americano.

Así que bienvenida sea esta Chica Ardilla.

La Imbatible Chica Ardilla se encuadra dentro de la colección 100%, y recopila los 8 primeros números de la edición en grapa publicada en Estados Unidos. Incluye todas las portadas y una selección de portadas alternativas a cargo de los más granado de Marvel. Un libro con solapas que podrás encontrar en tu librería favorita, al precio de 16, 50 euros. Edita, cómo no, Panini Cómic.

[note]Lobezno, Masacre, Doctor Muerte, Thanos… sólo hay una heroína que ha golpeado a todos y cada uno de ellos, y ahora tiene su propia serie abierta. Los rumores son ciertos: ¡La Chica Ardilla estrena colección! Es fresca, es divertida, es única y pronto estará entre tus títulos favoritos.[/note]

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CRÍTICA

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RESUMEN

Otra muestra de que en Marvel saben romper sus propias reglas y editar cómics divertidos, desenfadados, y con un puntito de riesgo

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