jueves, marzo 28, 2024

Reseña de ‘He-Man y los Masters del Universo: colección de minicómics Vol. 1’

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Panini
Los minicómics de He-Man
El volumen de He-Man presentado por ECC

La nostalgia se ha convertido en un rentable negocio. El recuerdo entrañable es motivo de lanzamiento de decenas de productos ideados para que aquellos que vivimos ciertas épocas pasemos con alegría por caja para recuperar felices momentos de infancia y adolescencia. Lo del síndrome de Peter Pan a lo bestia sale por un buen pellizco mensual, de eso no cabe duda, y es que los que crecimos en los excesivamente sublimados años 80 del siglo XX nos hemos convertido en un filón. Pocos de los que estamos rozando los 40, por arriba o por abajo, se libraron de la fiebre juguetera que trajo consigo la llegada a las tiendas de He-Man y el apabullante cosmos que rodeaba al fornido héroe. Hoy, en pleno siglo XXI, la lucha entre el bien y el mal en el planeta Eternia vuelve a nuestras manos gracias a la publicación de ‘He-Man y los Masters del Universo: Colección de minicómics Vol 1’.

¿Qué es exactamente el contenido de este volumen? Porque bien es cierto que alrededor de la figura del poderoso He-Man se han publicado multitud de productos que vinculan al protector de Grayskull con el mundo de la viñeta. Lo que encontramos en esta colección de minicómics tiene un sabor especial, puesto que se trata de la recopilación de aquellos pequeños cómics que se incluían en la caja del muñeco de turno como aliciente para su compra. Con los años, los originales se han convertido en auténticos tesoros para los coleccionistas, pero gracias a este libro podemos disfrutar de una visión completa de aquella iniciativa comercial.

El mundo de He-Man en aquellos primeros estertores era bastante distinto al que se estableció como canónico con posterioridad. Gracias sobre todo al estreno de la serie de animación de Filmation, el fantástico contexto del planeta Eternia quedó apuntalado en la imaginación de millones de niños. Antes, gracias a estos minicómics, se creó el incipiente cosmos que sufriría mutaciones varias con los años. 

En las primeras y lejanas versiones de He-Man y sus compañeros, el fornido héroe tenía más que ver con la figura del bárbaro trotamundos al estilo Conan que la visión definitiva presentada con el paso del tiempo. Eternia aparece como una tierra baldía y decadente, producto de años de guerra, sostenida sobra las ruinas de una civilización antaño deslumbrante. El primitivo modo de vida de los habitantes de este páramo contrasta con los ecos del pasado tecnológico del planeta. He-Man abandona su tribu para proteger el castillo de Greyskull, reliquia del pasado de Eternia y contenedor de enormes poderes, tanto místicos como tecnológicos, que serían el horror desencadenado si cayesen en malas manos.

La premisa que sirvió de pistoletazo de salida a la serie de muñecos, como decimos, variaría de manera notable en apenas unos años. Resulta curioso retomar estas historias primigenias y constatar el tono algo más oscuro de la ambientación, mezcla rotunda de elementos de la ciencia ficción con piezas de la espada y brujería. Mucho tiene que ver en este aspecto el trabajo de todo un clásico como Alfredo Alcalá, reconocido artista filipino que será recordado por los lectores de Conan como dibujante imprescindible de las aventuras del cimerio.

El primer He-Man
He-Man no se anda con chiquitas

Los primeros minicómics que presenta esta edición apenas pueden ser llamados de ese modo. En realidad, se trata de una suerte de cuento ilustrado, que serviría como inspiración a los chavales que se hiciesen con los muñecos de Mattel. El hecho de lanzar la línea de muñecos sin un contexto preocupaba a los responsables de la empresa juguetera, y es por esto que decidieron incluir como extra estos pequeños relatos. Así, los niños tendrían una idea básica del mundo de He-Man que completarían con sus propias narraciones, dando sentido a la experiencia de jugar con los Masters del Universo.

Los minicómics se escribieron desde ideas simples y prototipos, por lo que muchos de los personajes que aparecen en estas páginas ni siquiera corresponden a la versión final que apareció en forma de juguete. Incluso algún individuo que formaría parte del elenco de aliados de He-Man se asoma por aquí en forma de villano, aunque posteriormente y por arte de la dinamita conceptual acabase en las filas de los protectores de Eternia.

Con el tiempo, estas publicaciones de esencia puramente comercial sí se ganan el título de cómic, puesto que vemos todos los elementos que caracterizan este medio como herramienta para construir historias tan breves como efectivas. Ni que decir tiene que el contenido de estas narraciones es de un simple que marea, basado en enfrentamientos constantes entre el mal encarnado por Skeletor y sus hordas de mutantes y el equipo de He-Man. Conceptos básicos del bien contra el mal, cargados de maniqueísmo  sin demasiadas explicaciones, los minicómics de Masters del Universo son representaciones lineales de ecos mitológicos de la lucha entre la luz y la oscuridad, con héroes que rozan la perfección y villanos que son la antítesis perfecta de esa excelencia.

No puede ser de otra forma, puesto que los receptores de estas piezas ejemplo de brevedad y contención eran niños necesitados de un contexto para establecer el escenario de las aventuras de sus muñecos favoritos. Vender cómics no era, en ese momento, el objetivo principal de la iniciativa. Sin embargo, hay que reconocer a los autores implicados el ejercicio de fantasía puesta al servicio del producto, de la maña en la ejecución de tramas tan cortas que necesitaban acción a raudales en apenas unas páginas. Más allá de la nostalgia, los minicómics de Masters del Universo pasan la criba del tiempo por el concepto de sencillez apabullante, anclada en una visión de la aventura que algunos pueden considerar anacrónica, pero que es pilar de ese entretenimiento revestido de pureza que es bueno recuperar entre tanta narración descomprimida y planes a largo plazo que prima en el cómic comercial.

El evidente contenido infantil no arrebata ni un ápice de efectividad a las historias que completan este primer encuentro con los cómics de He-Man y compañía. La edición de ECC, además, completa la experiencia con material extra que hará las delicias de los lectores, a base de entrevistas con los implicados en la creación de estos cómics, o artículos con curiosidades acerca de la publicación de estas pequeñas joyas de la narración breve de aventuras. Los que pasamos horas ingeniando tramas para estos atrofiados culturistas cósmicos tenemos parada obligatoria. Maldita nostalgia.

He-Man en Eternia
Eternia, un peligroso páramo

ECC publica este libro en lujoso formato que recopila los primeros minicómics incluidos como regalo en las cajas de los míticos muñecos ochenteros. La edición cumple de sobra con las exigencias del coleccionista, ya que se trata de un ejemplar encuadernado en tapa dura, y que completa la experiencia con jugosos extras que contextualizan el proceso creativo e histórico de la obra. Todo un regalo para la vista que encontrarás en tu librería favorita al precio de 29,50

[note]Los legendarios Masters del Universo hicieron historia en las industrias del juguete y del entretenimiento. Sus exitosas líneas de figuras de acción se vendían acompañadas de unos trepidantes minicómics que desataban la imaginación y potenciaban la diversión de niños de todo el mundo. El presente volumen inaugura la recopilación de dichas historietas, comenzando por 15 minicómics procedentes de la línea Masters del Universo, comercializada durante la década de los ochenta del pasado siglo.

Esta edición también incluye entrevistas con los creadores originales de los cómics, que proporcionan contexto histórico, detalles sobre el proceso creativo y anécdotas relacionadas con este fenómeno de la cultura popular. ¡Incluye historias de Alfredo Alcalá (La Cosa del Pantano de Alan MooreConan el Bárbaro) y Mark Texeira (The Punisher, Lobezno)![/note]

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CRÍTICA

Guión
Dibujo
Edición

RESUMEN

Pura nostalgia para aquellos que todavía conservan algo del niño interior

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