Cuando Aquaman solo tenía un brazo
Nos guste o no, el cómic es un arte que, en lo que a la parte más comercial del negocio se refiere, siempre ha sido menor, al menos en lo que al mainstream compete. Su camino siempre ha estado supeditado a lo que sus hermanos mayores (cine y televisión) ofrecieran, marcando estos de alguna forma el rumbo en todo momento. Pero esto no solo sirve para la nueva producción, sino también (y especialmente) para lo relacionado con reediciones. De esta forma, ante el éxito de la película de Aquaman en ECC Ediciones no han dudado en publicar en un formato de lujo en volúmenes integrales una de las etapas más gloriosas del personaje, aquella con Peter David como guionista (inédita en España, eso sí). Recientemente ha llegado a las tiendas el segundo de estos tres volúmenes integrales bajo el título Aquaman de Peter David vol. 2.
A lo Jason Momoa
Paradójicamente, si ha habido una encarnación de Aquaman con la que el físicamente impresionante y aterrador Jason Momoa se pueda ver identificado, esa es la de Peter David. El personaje interpretado por el actor natural de Honolulu Joseph Jason Namakaeha Momoa no pareció en su momento la mejor elección para el papel. Pero de alguna forma este tipo, a pesar de sus mechas rubias, sus tatuajes, su armadura y sus dos brazos funcionales, se podría identificar, tras descartar a todos los demás, con el Arthur Curry manco de rubia melena con el que el señor David pretendió darle un giro de 180º a todo lo que creíamos saber del atlante de DC Comics allá por la década de los años noventa.
Con Las Crónicas de Atlantis, David y el dibujante Esteban Maroto ya cimentaron las bases de la mitología submarina del Universo DC, y ahora tocaba profundizar en el personaje central de esta en la actualidad. Le dota de interés y personalidad, valiéndose de recursos tan manidos como geniales. Le amputa un brazo y le viste con un estilo ciertamente extraño: una especie de pantalones de neopreno de camuflaje submarino y una armadura que mayormente se limita a cubrir su brazo derecho (¿tal vez por miedo a perder este también?) mientras deja al descubierto partes vitales de su anatomía. Pero, de alguna forma, esto funciona. La magia que solo los grandes saben cómo utilizar, supongo.
Es como si el guionista hubiera intentado alejar lo más posible al personaje del concepto que tantos chistes provoca, la versión de la edad de plata de los cómics, aquella del guaperas bienintencionado que cabalga a lomos de un dulce caballito de mar para detener los crímenes que se cometen en alta mar. Y esto está muy en la sintonía de la moda predominante en los cómics de superhéroes de los años noventa, la del grim and gritty, pero nada más lejos de los planes de David.
Problemas de familia
En este segundo tomo, el guionista pone a nuestro héroe en un brete de esos que marcan a un hombre, enfrentándole a una amenaza de tal magnitud que no se ve a sí mismo capaz de contenerla. Por ello deberá tirar de galones para intentar unir a las cinco ciudades perdidas de Atlantis, pero esta no va a ser una tarea fácil. Ni mucho menos.
Esta premisa es aprovechada por el guionista para profundizar aún más en el entorno de Aquaman y enriquecerlo. Y de paso, con un tono muy propio de David, crear curiosas situaciones en las que Arthur Curry se las tendrá que ver, además de con los típicos enemigos frecuentes en su galería de villanos, con su hijo, con su padre, con su hermanastro, con su tío y con su madre adoptiva, además de con su antiguo pupilo. No hace falta decir que con estos encuentros Peter David es capaz de sacar oro, y eso a pesar de que su narrativa se puede quedar a la vista de hoy día bastante anticuada.
En cuanto al apartado gráfico, el trabajo de sus principales responsables, Martin Egeland y Jim Calafiore, no es para tirar cohetes. Si bien tienen detalles que alegran la lectura aquí y allá (los ocasionales rostros desencajados cargados de expresividad de Egeland, por ejemplo), su labor se nota muy influenciada por la época en la que fue realizada, y cuando hablamos de los años noventa eso nunca es buena señal.
Por último, en este tomo se recoge también la miniserie Tempest de Phil Jiménez, aquella protagonizada por Garth, más conocido como Aqualad. Si bien la historia no va a ningún lado, la habilidad de Jiménez a los lápices puede hacer pensar que mejor hubiera sido obviar esta miniserie y poner al dibujante a trabajar codo con codo con David en la serie regular…
Este tomo titulado DC Comics / Dark Horse Comics: Aliens – Segundo asalto publicado por ECC Ediciones se presenta en formato cartoné de tapa dura. El tomo contiene 344 páginas a color e incluye la traducción de los números del #17 al #29 de la serie regular de Aquaman, además del segundo anual de esta, la miniserie Tempest de Phil Jiménez acompañada de un artículo escrito por el propio dibujante de doce páginas bajo el título de Pallais Sabe, las portadas originales de cada uno de los números incluidos y una introducción a cargo de Jorge García. El precio de venta recomendado es de 32,5 € y se puso a la venta en enero de 2019.
[note]
Aquaman de Peter David vol. 2
ISBN: 978-84-17787-27-1
Aquaman visita las cinco ciudades perdidas de Atlantis en busca de aliados contra una invasión alienígena. En el trayecto, tropieza con su padre, con su hijo, con su tío, con su madre adoptiva, con su hermanastro, con su antiguo pupilo y con muchos de sus peores enemigos. Y ninguno de estos encuentros será afectuoso, precisamente.
Este volumen agrupa los números del 17 al 30 de la edición original junto al segundo anual de la serie. En sus páginas, el guionista Peter David(Aquaman: las crónicas de Atlantis) y los dibujantes Marty Egeland y Jim Calafiore actualizan la leyenda del monarca submarino y la catapultan a los tiempos modernos. Como broche de oro, la miniserie Tempest de Phil Jiménez (Grandes Autores de Wonder Woman: Phil Jiménez).
Guion: Peter David y Phil Jimenez
Dibujo: Alan Caldwell, Derec Aucoin, Ed Hannigan, Jim Calafiore, Martin Egeland, Phil Jimenez, Howard M. Shum, Peter Palmiotti, Phylips Novin y Tom McCraw
[/note]
