Hablar de Star Trek es hablar del ser humano y la búsqueda incansable hacia la eterna pregunta de ¿Quiénes somos? Y no hay serie más grande que la creada por Roddenberry, que explore sentimientos y emociones humanas y nos descubra cómo somos en realidad.
El capítulo, básicamente, trata de un pueblo que empieza a evolucionar como sociedad. En un punto de esa evolución, descubren a Picard y a los suyos, confundiendo al capitán del Enterprise con un Dios. La trama es la siguiente: Durante el estudio de los habitantes de un planeta cuyo desarrollo es equivalente a la Edad de Bronce de la Tierra, una explosión hiere gravemente a Barron, jefe de la expedición, y a Warren, su ayudante. Durante su teletransporte al Enterprise para ser atendidos médicamente, son descubiertos por dos Mintakans, rompiendo la Primera Directriz de la Federación.
Los planteamientos de fe y religión que planetan Richard Manning y Hans Beimler es de lo más valiente que se ha mostrado tanto en televisión como en cine en la era moderna. Y es que hablar de religión y creencias siempre conlleva a controversia y es precisamente ahí donde la saga trekkie se supera.
Siempre con la magnifica interpretación de Patrick Steward dotando de humanismo a un “dios” que quiere hacer entender que no es más que un humano, supera al resto de compañeros de reparto que se limitan a actuar en el episodio. Y lo que es más, consigue defender que las creencias de uno deben estar basadas en el conocimiento y no en supersticiones.
“Jamás pensé que vería las nubes desde el otro lado” – dice asombrada una mintaka. Y es que ¿Dónde empieza la tecnología y acaba la magia? o ¿Puede un dios morir? Para saber las respuestas tenemos esta pequeña joya de la televisión.
Por cierto que el titulo alude lógicamente a la gran obra de Alan Moore: Watchmen
El trailer original de televisión anunciando el episodio:
