martes, abril 23, 2024

Crítica de ‘The Purge: La noche de las bestias’

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Panini

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Imaginad un futuro con la tasa de criminalidad más baja de la historia y con una tasa de desempleo ridícula (más aún si la comparamos con la que padecemos en nuestro país) de tan solo un uno por ciento. Imaginaos una utopía donde los sin techo son casi un recuerdo del pasado y donde los crímenes y la violencia tan solo existen durante doce horas al año. ¿Estaríais dispuestos a pagar cualquier precio, por elevado que fuera, para que esa situación ideal fuera real? Ese es el inteligente planteamiento que nos encontramos en ‘The Purge’, un atractivo y original Thriller de terror y corte futurista, que contando con un escueto presupuesto de tan solo tres millones de dólares logró arrebatar en USA el número uno de la taquilla a ‘The Fast and the Furious 6’ y ya ha amasado hasta la fecha unos más que meritorios 74 millones entre todos los lugares en los que la cinta ya ha sido estrenada. Y es que quiero creer que siempre estará una buena propuesta por encima de estratosféricos presupuestos.

El film logra situarnos con prontitud en la hipotética situación política y social que se vive en el futuro cercano de los Estados Unidos donde se ambienta la película: ante los desmedidos índices de criminalidad y el desempleo que ha vivido EEUU durante años, los dirigentes del país (a los que a lo largo del metraje se refieren como ‘los nuevos fundadores de la patria’) deciden implantar una medida tan taxativa como efectiva (al menos en la ficción) en la que se imponen nuevas leyes que permiten cometer durante una noche cualquier tipo de crimen sin que se ocasione ningún tipo de castigo o repercusión por ello. Durante doce horas al año los ciudadanos podrán, con todo el derecho que les otorga la ley, dar rienda suelta a sus más salvajes instintos y necesidades homicidas sin temor a ser detenidos ni condenados. Ni siquiera sus víctimas podrán  solicitar ayuda, dado que los servicios de urgencia no atienden ningún tipo de aviso durante esa macabra vigilia.

Una medida y una ley que llevadas a la realidad serían infructuosas y bárbaras (aunque hay interesantes teorías de reputados psicólogos que apuntan en ese sentido), pero que en el universo que vemos en el film ha servido para calmar las “fieras” internas de los ciudadanos (criminales habituales o no) que viven seguros y tranquilos durante todo el año y que en esa suerte de ‘noche gore de acción de gracias’ pueden optar por salir a la calle y matar por puro placer o permanecer en sus casas para intentar protegerse a sí mismos y a sus familias. Con ese  inteligente ‘leitmotiv’ la cinta se hace fuerte y nos hace pensar y plantearnos nuestras propias reacciones en ese mundo, no es habitual que una cinta comercial ofrezca una oferta tan bien pensada que nos haga buscar en nuestro interior para deducir las reacciones que llevaríamos a cabo de estar en la piel de los protagonistas: aun siendo honrados y pacíficos, y decidiendo quedarnos en casa para pasar esa horrible noche en compañía de la familia ¿No nos estaría esa sociedad ideal convirtiendo en monstruos al permitir abiertamente a los criminales entrar en nuestras casas y obligarnos a derramar sangre para protegernos?

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La película nos ofrece otros dilemas interesantes: en una situación así solo los que pueden permitírselo tienen las más altas medidas de seguridad. Pero, ¿qué ocurre con los más desfavorecidos? los vagabundos sin techo serían las víctimas más disponibles y fáciles para quienes están sedientos de sangre, convertidos así en presa fácil para los desalmados que salen “de caza” esa noche. Algún oficinista frustrado con su jefe podría, con el beneplácito de la ley, salir a la calle bien parapetado y armado y acabar con la vida de cuantos homeless se encuentre en su camino. Al día siguiente, más relajado, volvería a su cubículo y de volver a tener un impulso homicida sabría que puede llevarlo a cabo en unos meses sin ninguna consecuencia por ello. No se acaba con los psicópatas, pero se logra que actúen solo unas horas al año.

El protagonista principal de la historia es James Sandin (un Ethan Hawke mucho más creíble de lo habitual), un hombre acomodado que ha conseguido cierta fortuna vendiendo extraordinarios equipos de seguridad en un mercado que, lógicamente, tiene mucha demanda. En los momentos previos al aviso de comienzo de la llamada ‘noche de la purga’, observa junto a su mujer (bellísima Lena Headey) y sus dos hijos como sus vecinos se preparan para celebrar esa “festividad” de diferentes maneras. La familia Sandin prefiere permanecer en la seguridad de su hogar atentos y preparados ante cualquier amenaza. Año tras año han logrado pasar esa noche sin ser víctimas ni verse obligados a ser verdugos, pero durante la ‘noche de la purga’ todo es imprevisible.

La película funciona perfectamente en el fondo y en la forma. El casi debutante director James DeMonaco, también responsable del libreto del film, resuelve de manera fresca y lúcida todos los interrogantes que una propuesta tan arriesgada como la planteada en el film pueda causar. Si bien es cierto que la película contaba con un presupuesto ínfimo para su realización eso no es evidente en pantalla, dado que como comentaba antes el punto fuerte del espectáculo es su planteamiento y con talento se pueden ocultar carencias que el dinero no puede tapar. Si bien en algunos momentos durante el visionado podemos intuir ciertas reminiscencias (o inspiraciones) de ‘Funny Games’, la obra es lo suficientemente original para convencernos de que lo que vemos en pantalla está muy alejado de la película de Michael Haneke.

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Pese a que la trama nos muestra a toda una sociedad como cruel villana de la función,  la vemos personificada en un papel en concreto: un despiadado joven que podría perfectamente ser la versión del siglo XXI de Alex, personaje protagonista de otra violenta gran obra: ‘La Naranja Mecanica’. Debo destacar del plantel de secundarios este importante rol, genialmente interpretado por el semidesconocido actor australiano Rhys Wakefield. Se trata de un cortés psicópata trajeado de inquietante parecido (parecido solo físico, of course) con nuestro apreciado Christian Gálvez, presentador de televisión, escritor e insigne lector de esta página.

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“Pasapalabra”

El score que el compositor Nathan Whitehead ha compuesto para la cinta no es muy destacable al repetir ciertas fórmulas de otras composiciones para películas del genero, pero cumple con lo exigible y acompaña como es debido los momentos de tensión.

Tan solo puedo recomendar, desde mi humilde punto de vista, acudir al cine a ver ‘The Purge’. Si bien es cierto que algún estómago delicado puede sufrir al contemplar alguna de sus violentas escenas, estas no son para nada gratuitas y están plenamente justificadas en el metraje. Pero lo verdaderamente impactante del film es su arriesgada propuesta y como se ha llevado a cabo de un modo creíble para los que buscan un entretenimiento inteligente y de calidad.

                                                                                                                                                                                                                                                Por Adolfo Saro

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