
En el anterior volumen, vimos cómo el equipo de Light asaltaba la guarida de Mello para robarle a este su Death Note y, tras esto, cómo le devolvía el cuaderno al shinigami responsable del mismo. Las cosas cada vez se volvían mejores para Light, Mello había desaparecido y había un cuaderno menos por el que preocuparse, pero un paso clave en el camino hacia la sociedad utópica que buscaba Light llegó cuando EE. UU. anunció que dejaría de investigar a Kira. Como consecuencia de esto, SPK, el equipo americano liderado por Near encargado de investigar a Kira, fue disuelto, pero aun así, estos decidieron seguir actuando por su cuenta. Gracias a la colaboración de Mello, Near fue capaz de verse con un miembro del equipo de Light, quien le reveló la información suficiente para que Near dedujese que el actual L era Light Yagami, quien a su vez era Kira. A partir de aquí, Near supo actuar de modo que algunos miembros del equipo de Light desconfiasen en el pensando que era Kira. Por su parte, Light también hacía nuevos amigos, ya que, gracias a un programa de TV dedicado a Kira, le cedió el cuaderno que tenía Misamisa a Teru Mikami, un ferviente seguidor de Kira que se muestra mucho más eficaz que su antecesora.
Esta última entrega comienza cuando Near decide trasladarse con todo su equipo a Japón a sabiendas que allí ocurrirá la bat
Tsugimi Ohba continúa guionizando la historia sin llegar a encandilar al lector como lo hacía antaño, llegando a abusar de las escenas en la que los protagonistas repiten una y otra vez en voz alta sus planes haciendo que la historia pierda el dinamismo y la capacidad de sorpresa que tenía al comienzo. A pesar de estos momentos, hay otros en los que sí tiene más fuerza y en los que consigue atrapar la atención de los lectores. Sin lugar a dudas, uno de los mejores momentos del tomo es el final, el enfrentamiento cara a cara entre Kira y Near, pero, aunque logra crear un ambiente tenso por tal de conocer el final, más que el esperado duelo parece un concurso sobre quién ha sido más inteligente y previsor de los dos.
Por su parte, como viene siendo de costumbre, Takeshi Obata se mantiene en el dibujo, dando prioridad a los detalles con sus trazos limpios y transmitiendo las emociones de los personajes. Una de las objeciones que se le podría poner a su trabajo es que en algunas ocasiones nos encontramos con unos dibujos carentes de profundidad.
Norma publica el último tomo de la serie de nuevo en su lujoso formato Black Edition. Este sexto volumen recopila en sus 416 páginas los capítulos 89-108 al más que justo precio de 14,95.
A modo de conclusión, decir que nos encontramos ante un tomo más que recomendable para cualquier lector que haya estado siguiendo la historia, ya que contiene el esperado desenlace. Además, gracias al final de la historia, Tsugumi consigue aumentar la calidad de la obra que estaba teniendo hasta ahora.




