viernes, abril 19, 2024

King Kong: la trilogía original

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Panini

King Kong 1

King Kong ha sido llevado al cine en numerosas ocasiones. Aunque la adaptación de 2005, dirigida por Peter Jackson, es la más presente en la mente de los espectadores, todo empezó en 1933 con la que sería la primera película de una saga de tres. A continuación, paso a analizarlas:

1. King Kong:

king-kong 2

Con 100 minutos de duración, bajo la batuta de Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack y protagonizada por Fay Wray, Robert Armstrong y Bruce Cabot, el film nos narrra como el director de cine Carl Denham, tras contratar a la actriz en paro Ann Darrow, zarpa en el barco “Venture“, con la idea de rodar una película en la misteriosa Skull Island, donde espera poder filmar a un gran gorila llamado Kong. Después de desembarcar, contacta con los nativos, que quieren utilizar a la chica como sacrificio para el simio. Pese a los intentos del director y el resto de la tripulación por evitarlo, Ann acaba siendo secuestrada y ofrecida al mono, que se enamora de ella y que se enfurece cuando alguien trata de separarlos, matando a monstruos prehistóricos que habitan la isla, a un montón de indígenas y a casi toda la tripulación del “Venture“. Denham y un marinero llamado Jack Driscoll son de los pocos supervivientes. Finalmente, deciden usar gases para sedar a Kong y rescatar a la chica. El gigantesco gorila es llevado a la ciudad, para exhibirlo como atracción. Por desgracia, en mitad del debut, el simio, al ver a la actriz asediada por la prensa, considera que está en peligro y, tras librarse de los hierros que lo sujetan, agarra a Ann y se la lleva con él, trepando por las fachadas de los edificios, hasta lo alto del Empire State, donde es derribado por los aviones que han sido enviados para atacarlo.

2. El hijo de Kong:

Hijo de KongEsta película, rodada el mismo año que su precuela, es la más corta de la trilogía, con tan solo 70 minutos de duración. Ernest B. Schoedsack repite en la dirección y Robert Armstrong vuelve a protagonizarla, acompañado esta vez por Helen Mack y Frank Reicher. La historia transcurre aproximadamente un mes después del dramático final de la primera entrega. El marinero que le vendió el mapa de Skull Island a Denham, en su intento de eludir una acusación de asesinato, le convence para regresar al hogar de King Kong, con la excusa de encontrar un supuesto tesoro. Él acepta, debido a que está endeudado, por la destrucción causada por el simio. A ellos se une el capitán del barco que llevó al gorila a la civilización y Hilda, una amaestradora de monos, que además es la hija del hombre asesinado por el marinero. Al llegar allí, se encuentran con un gigantesco gorila albino (o eso parece, ya que la película es en blanco y negro), y ellos adivinan que es el hijo de King Kong. Este, al contrario que su padre, se muetra amistoso y se enfrenta a los animales prehistóricos que tratan de matar a los protagonistas. Al final, sí que hay un tesoro oculto. Desgraciadamente, un terremoto hunde la isla y el gorila muere tras salvar a Denham. Aunque nunca se dice en la película, el vástago del simio se llama Kiko. Se supone que debió haber una madre, pero no se sabe nada de ella.

3. El gran gorila:

El gran gorila

Aunque se estrenó en 1949 y no tiene nada que ver con las otras dos películas, está considerada como la tercera parte de la trilogía. Dura 94 minutos, Ernest repite como director y Robert Armstrong como actor (aunque interpretando un papel diferente), junto a Terry Moore y Ben Johnson (la pareja protagonista). Según nos cuenta la trama, en un viaje a África, Max O´Hara, un empresario del mundo del espectáculo descubre un enorme gorila, bautizado como Joe, de 10 pies de altura (casi 3 metros y medio), junto al que vive una hermosa joven, llamada Jill Young, que lo tiene de mascota. El empresario le convence para que vayan a Hollywood y allí presenta al gorila como “Míster Joseph Young de África“. Obtiene un gran éxito como atracción de un club nocturno, pero algunos espectadores desaprensivos emborrachan a Joe, lo que da lugar a una serie de conflictos, que terminan con la decisión judicial de sacrificar al mono. Jill, su novio Gregg y Max, que está arrepentido de haber sacado de África al simio, urden un plan para rescatarlo y devolverlo a su lugar de origen. Cuando, en plena huida, el gorila participa en el rescate de un incendio, se consigue su indulto y logra regresar a su casa con su dueña. Esta es la única de las tres películas en la que el peludo protagonista logra sobrevivir.

Lo más curioso de la saga es que la parte que más chirría es el aspecto de los gorilas, aunque es un punto que puede disculparse, teniendo en cuenta los medios de la época. El truco consistía en seis miniaturas de 45 centímetros, dotadas de un esqueleto articulado de acero sobre el cual se habían modelado porciones de látex a modo de musculatura, todo ello recubierto de piel de conejo teñida y peinada como la pelambrera de un gorila auténtico. El mismo método también se utilizó con el resto de los animales prehistóricos (cambiando los pelos por escamas, en el caso de los reptiles). Por desgracia, resultaba desalentador trabajar ocho horas para lograr cuarenta segundos de película. Para los primeros planos del mono, se construyó un muñeco metálico de 18 metros, provisto de engranajes, cubierto de piel de cordero y manipulado por diez hombres.

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