No es fácil ponerse a escribir sobre Batman: Silencio (Batman: Hush, Diciembre de 2002 – Septiembre de 2003), porque, entre otras razones, no sé muy bien por donde empezar. Quizá podría dar el pistoletazo de salida remontándome a Frank Miller, por estar íntimamente ligado al Caballero Oscuro (Batman: Año uno, Batman: El regreso del Señor de la Noche y su secuela) y porque, probablemente, acompañado del extraordinario dibujante David Mazzuchelli, fue de los primeros (si no el primero) en participar en una limited (que se podía leer sin estar al tanto de la continuidad reciente) dentro de una serie regular (con equipo creativo ad hoc) en la aclamada Born Again (1986), elevando, de paso, a Daredevil a los altares del noveno arte. Al fin y al cabo, Silencio solo son los números #608-619 USA de Batman. Pero aunque tengan una estructura muy similar, no me parece correcta la comparación, aunque sea meramente superficial y en un aspecto en particular. No. Silencio no es Born Again. Podría, también, haber comenzado con otro nombre siempre polémico, siempre llamativo: Jeph Loeb. No por ser uno de los guionistas que más cómics ha vendido en los últimos 15 años, por ser uno de los creadores de la serie Héroes o por haber pergeñado aquella bazofia intragable y espectacularmente mal narrada llamada Ultimatum; más bien porque entre el año 1996 y el 2000 escribió El largo Halloween y Victoria oscura (ambas publicadas recientemente por ECC) junto con Tim Sale a los lápices, alabadas por crítica y público y a la postre fundamentales como base sobre la que asentar al Batman de Nolan, que no es poco. Aunque Loeb brille en función de su dibujante y en ambos casos esté rodeado de un hot artist (Tim Sale/Jim Lee), las trascendencia de las primeras no es comparable a la de Silencio. Pero algo tendré que escribir sobre ella.

Como en un buen blockbuster, eso sí, necesita de la complicidad del público. Para afrontar la lectura de Silencio hay que hacer tábula rasa mental y olvidarse de la oscuridad y de la amargura. Silencio busca el entretenimiento fácil, sin más pretensiones, queriendo en todo momento dar una vuelta más de tuerca, con alguna pretendida sorpresa y con incontables referencias a muchos de los momentos más importantes de la historia del Hombre Murciélago pre New 52 . Incluso el propio guionista parece darse cuenta de que juega con fuegos de artificio, porque tras tanto sobresalto, las cosas parece que siguen casi como al principio, dejando los juguetes recogidos para que pueda venir otro a jugar enseguida. Si el lector no entra en el juego que le propone Loeb, los agujeros negros que gravitan sobre el guion se harán inmediatamente visibles e innegablemente lastrarán el disfrute de una saga como esta. Igualmente ocurrirá con el comportamiento de algunos personajes, que se ven reducidos al estereotipo en el mejor de los casos. Pero si somos capaces de aislarnos de esto, de comprender que Silencio es una aventura, un pasatiempo, nos encontraremos con un gran producto comercial, sobre todo gracias a un Jim Lee sobresaliente. Si por el contrario buscamos profundidad en nuestras lecturas, esta no debería ser una de ellas.
Lamentablemente, para poder leer Silencio en España hay que remontarse a las ediciones de Norma o de Planeta, porque a fecha de la escritura de esta reseña, ECC no ha reeditado Silencio, aunque probablemente lo acabe haciendo, dado que es una saga bastante popular y que siempre ha funcionado en ventas. A pesar de que son difíciles de encontrar porque se encuentran descatalogadas, ambas ediciones son robustas, con papel de buena calidad y acompañan algunos extras de interés.
En virtud de todo lo anterior, sintetizando ideas expuestas a lo largo de la reseña, Silencio es una obra muy recomendable para pasar el rato y buscar un entretenimiento accesible, visualmente atractivo y que da lo que promete.
Nota: En la valoración, dado que no existe edición actual en España, valoramos la edición de Planeta, por ser la más reciente cronológicamente.
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