
Afortunadamente, en el mundo del cómic las editoriales independientes, con la laureada Image a la cabeza, están viviendo una buena época en lo que se refiera a diversidad y calidad de títulos, así como su amplia libertad creativa, por lo que cada año nos brindan numerosas sorpresas. Es por esto que resultan el medio idóneo para narrar historias más atípicas, alejadas de los convencionalismos casi clónicos de muchos géneros. En este contexto surge, pues, ‘Stumptown’ y la detective Dexedrine ‘Dex’ Callisto Parios, que constituye todo un homenaje a la figura planteada con anterioridad al adaptarla a nuestros tiempos.
Pero antes de pasar a desgranar las similitudes y diferencias entre los detectives privados clásicos y la intrépida investigadora que nos plantea Greg Rucka, guionista del tomo, conviene sintetizar brevemente su argumento. Dex está jugando en uno de los famosos casinos indios de Estados Unidos y, tras perder todo su dinero una vez más, es reclamada por la jefa del casino: Sue-Lynne. Dada la elevada magnitud de su deuda, casi 18.000 dólares, y la poca cantidad de ahorros que posee la detective, algo menos de cien dólares en su cuenta corriente, Sue le ofrece una alternativa: si logra encontrar a una de sus nietas, Charlotte Suppa, de dieciocho años de edad y recientemente fugada, le cancelará toda su deuda.

Más que la trama relacionada con el caso, desarrollada de forma notable por el guionista y sin, como ocurre en bastantes ocasiones, plantear un final demasiado precipitado y confuso, lo que engrandece a ‘Stumptown’ es el entorno de la protagonista, Dex. En primer lugar, pese a ser algo obvio, a diferencia de las obras clásicas de investigadores privados, el personaje principal es una mujer, lo que altera de manera substancial sus métodos. Es decir, es menos agresiva que sus homólogos masculinos al no disponer de tanta capacidad física, por lo que olvidaos de contemplar peleas en este volumen. En su lugar, Dex se valdrá de su ingenio y sus momentos de buena fortuna (que, desgraciadamente, no compensan ni mucho menos las desgracias que le suceden) para llevar a cabo su misión.

Quiero aclarar que, aunque me he centrado en exceso en todo lo que rodea a Dexedrine, su guión es más que cumplidor. Es decir, resulta interesante y sumamente entretenido de principio a fin, destacando por, entre otros, la inexistencia de los llamados “deus ex machina” o situaciones en las que un golpe de suerte extremadamente forzado hace salir al héroe (heroína, en este caso) indemne, lo que origina un guión más verosímil y las numerosas situaciones en las que se ve envuelta la protagonista. No obstante, a mi juicio el gran acierto de Rucka reside en “la otra vida” de Dex que, aunque está muy relacionada con su trabajo, es lo que la define y caracteriza como personaje.
En el terreno gráfico, Matthew Southworth realiza un trabajo notable a la hora de plasmar las diversas situaciones en las que se ve sumida Dex. Uno de sus grandes puntos fuertes es la capacidad de expresar emociones y expresiones distintas con solamente unas cuatro o cinco líneas, recordándome un poco en ese sentido a la técnica del gran dibujante polaco Goran Parlov (‘Max Furia: Mis Guerras Perdidas‘). Obviamente, no llega ni mucho menos al nivel de este último. El color también está aplicado con maestría, existiendo fuertes contrastes en las escenas que acaecen en un ambiento oscuro, mientras que las relativas a los exteriores iluminados poseen una gama de colores más convencional.

Greg Rucka
Nacido en San Francisco en 1969, descubrió los cómics a los cinco años de edad mediante “El Increíble Hulk” de Stan Lee y Jack Kirby. Posteriormente, se graduó en Inglés en la universidad y realizó un máster en escritura creativa, trabajando en múltiples profesiones (entre las que se incluyen guardia de seguridad, técnico de emergencias médicas o pintor de casas) antes de convertirse en escritor profesional.
Precisamente usó su formación de técnico de emergencias médicas para crear su primera gran saga de libros: Atticus Kodiak, que narran las vivencias de un guardaespaldas. Entró en el mundo de las viñetas en 1998 con ‘Whiteout’ y su secuela ‘Whiteout: Melt’ (que le valió un Premio Eisner a Mejor Serie Limitada), basadas en un asesinato en una base de la Antártida. A lo largo de la década de los 2000 trabajó principalmente en DC Comics ocupándose de numerosos títulos, entre los que destacan ‘Gotham Central’ (serie por la que ganó también varios Eisner), ’52’ o ‘Wonder Woman’.
También ha escrito para Marvel sobre diversos personajes, entre ellos ‘Daredevil’, ‘La Viuda Negra’, ‘Elektra’ o ‘El castigador’. Para otras editoriales, destaca su cabecera ‘Queen&Country’ para OniPress, por la que ganó un Eisner, y las dos series limitadas de ‘Stumptown’.
Matthew Southworth
Originario de Tennesese, su carrera ha estado vinculada a artes muy diversas. De este modo, estudió cine en la universidad para luego trabajar para compañías como Warner Bros o Paramount. Tras formar una banda de música con la que publicó dos discos, empezó a trabajar en el mundo de los cómics con ‘Savage Dragon’ de Image; aunque su trabajo más reconocido es ‘Stumptown’ junto a Greg Rucka.
[review]
[note]
Dex Parios es la propieraria de Stumptown Investigations y una talentosa investigadora privada. Desafortunadamente, prefiere los juegos de azar que resolver casos. Su última mala racha la ha llevado a la bancarrota y debe más de 18.000 dólares a las tribus confederadas de Wind Coast.
Pero tal vez la suerte de Dex esté por cambiar. Sue-Lynne, la directora de operaciones del casino Wind Coast, eliminará las deudas de Dex si encuentra a su hija desaparecida. ¿Será este trabajo su oportunidad de salir del atolladero o tal vez la hundirá mucho mucho más profundo?
Para amantes de la novela negra.[/note]



