Los diferentes monstruos clásicos de los relatos de terror suelen ponerse de moda cíclicamente. Así hemos visto cómo iban y venían momias, hombres lobo, vampiros, espíritus… pero en la actualidad los zombis se resisten a dejar su trono como favoritos del público. Robert Kirkman ha visto cómo su creación ‘Los muertos vivientes’ cosechaba un gran éxito en su versión televisiva, y hay infinidad de relatos, manuales de supervivencia y demás zarandajas zombis, pero quizá este sea el libro que mejor refleja lo que podría pasar si nuestro país se viese infectado por el virus zombi.
No deja de resultar curioso que su autor, Jaime Noguera, naciera en Gotemburgo (Suecia) y que el protagonista de la novela sea un escritor al que el apocalipsis zombi le pilla en Noruega, donde se encuentra realizando un artículo. Ambos fuera de España, pero identificando lo mejor y lo peor de nuestro carácter. Alejandro Noriega, que así se llama este personaje, pasa un par de años aislado en una pequeña isla del Mar del Norte, lejos de un mundo que se ha caído a pedazos putrefactos. Allí es reclutado a la fuerza por lo que queda del Gobierno español, con Esperanza Aguirre al frente, que le traslada a las Canarias para encargarle que redacte un informe de la situación en España para la ONU a cambio de localizar a los pocos miembros de su familia que han sobrevivido a la guerra zombi.
Así, intercalando las peripecias de Noriega con recortes de prensa y varios relatos de diferentes supervivientes a los que entrevista, Jaime Noguera nos traslada a una España muy reconocible a pesar de estar devastada, donde el Gobierno al principio no se entera de nada, el Peñón de Gibraltar ha ampliado sus fronteras, la de Ceuta se ha bombardeado para evitar que las hordas zombi marroquíes la traspasaran, Euskadi se ha independizado y resiste a los zombis gracias a algunos comandos de la kale borroka, Barcelona ha desaparecido tras ser bombardeada con armas nucleares por los franceses, en Toledo resisten algunos defendiendo el Alcázar bajo las órdenes de Arturo Pérez-Reverte… y en todos sitios encontramos a personajes que nos resultan familiares y verosímiles.
Porque uno de los aciertos de Jaime Noguera al escribir su ‘España: Guerra zombi‘ son los personajes. No hay héroes a los que todos los planes les salgan bien cual Brad Pitt en ‘Guerra Mundial Z’. El pobre Alejandro las pasa canutas mientras recorre la península recabando información para su informe, y todavía peor cuando descubre que quizá haya una cura para el virus zombi y se ve atrapado en una lucha entre las dos Españas por hacerse con su control.
Y los secundarios son igual de creíbles. Todos tienen sus personalidades definidas y sus propias motivaciones (aunque para la mayoría su motivación sea continuar vivo). Aparecen en las páginas de ‘España: Guerra zombi‘ famosillos de medio pelo, soldados arquetípicos, frikis, rojos, traficantes, fachas, mafiosos… y mucha gente normal. Lo que no son tan normales son las situaciones en las que se encuentran. Dejando a un lado la superpoblación de podridos, tenemos una rave salvaje que incluye un bizarro combate entre zombis, un chantaje terrorista exigiendo comida y mujeres, operaciones de rescate y aprovisionamiento en territorio zombi… Vamos, lo clásico del género pero con un marcado acento español.
El otro gran acierto de esta novela es el equilibrio entre las situaciones más grotescas y gore con el humor más surrealista y desquiciado. Algo de lo que solo somos capaces los españoles y que, por lo tanto, nos resulta creíble. Las descripciones de los acontecimientos narrados por Noguera (o mejor dicho, por su trasunto en el libro) son tremendamente visuales, quizá por la experiencia del autor como guionista y articulista de cine, y no aptas para estómagos delicados. Aunque se da por supuesto que al enfrentarse a la lectura de una novela de zombis al menos deberíais dejar vuestros remilgos a un lado.
Las continuas referencias a la actualidad, pasada por un filtro deformante, y los diferentes nombres conocidos con los que Noguera va salpicando ‘España: Guerra zombi‘, consiguen que nos metamos en la trama desde la primera página. El estilo narrativo cambia dependiendo de quien cuente la historia, variando de los asépticos recortes de prensa al relato estrambótico de algunos supervivientes, pero el hilo conductor del informe redactado por el protagonista consigue darle una cohesión al conjunto. El resultado final es una novela muy entretenida, con pasajes divertidos y otros terroríficos, y un retrato de la España (y sobre todo de los españoles) que bien podría firmar Arturo Pérez-Reverte si fuese aficionado al género de terror.
Su edición digital, puesta a la venta a principios del agosto pasado en Amazon, tardó escasas horas en colocarse en el segundo puesto de los más vendidos de la categoría de terror de la tienda de Kindle, por encima de ‘El don del lobo’ de Ann Rice. En noviembre de 2014 Dolmen Editorial sacó la edición en papel (rústica con solapas, formato 15×21, 256 páginas) al módico precio de 17,95 €.
