La curiosidad nos viene de naturaleza. Siempre queremos poner solución a todo aquello que no llegamos a comprender, porque siempre debe haber una explicación, una verdad. Pero, ¿qué ocurre cuando no la encontramos? Pues que entramos en el ámbito de las creencias y los saltos de fe. Esto podía ser más sencillo en tiempos pasados, pero ahora vivimos en la era de la información, de la veracidad. No nos vale con suponer, queremos hechos contrastados, y si nos permitimos soñar con algo que escape de la lógica, puede que acabemos tachados de locos. Entonces, ¿por qué hay tantísima gente que cree en los avistamientos OVNI o en los sucesos paranormales? Sin distinción de edad o de cultura, la curiosidad sigue en nosotros por mucho que queramos mirar para otro lado, y lo mismo le ocurre a Daniel, el protagonista de ‘Encuentros cercanos’, una historia de personas que creen con convicción y de aquellos que se niegan a creer.
Anabel Colazo escribe y dibuja una historia cuya temática está más que explotada en películas, series de televisión, novelas o cómics: el fenómeno OVNI. Y su premisa parece reafirma esa idea. Tenemos a un joven camarero de la gran ciudad llamado Daniel que, camino de unas solitarias vacaciones, tiene una extraña visión, como un ser que se cruza en la carretera, y su coche se avería de repente. No tiene más remedio que pedir ayuda a un conductor que pasa y que le lleva a El Cruce, una pequeña población cercana donde en unos días le arreglarán el vehículo. Pero aquí viene lo interesante del lugar, y es que se trata de un punto caliente de extraños sucesos. Todo esto ya nos suena, ¿no? Pues ahora os pido que deis un salto de fe, como el que tiene que dar el protagonista durante la historia. Porque, al final, el misterio, los alienígenas y los hombres de negro se presentan de forma sutil, pues lo importante es lo que subyace en todo ello: la confianza, las mentiras y la necesidad de creer en algo.
Daniel pasa tan solo dos días en el pueblo, pero son suficientes para encontrarse de todo. De primeras, el colegio ha amanecido con una pintada que reza “Están ahí fuera. Es un secreto”. Luego aparece un joven que se llama Juan y que se presenta diciendo “Ellos me dijeron que vendrías”. Así que ya tenemos al típico loco al que no le damos ninguna credibilidad, pero aún falta uno más. Este es Barry, un extranjero que vino al pueblo hace años por las noticias que se sucedían sobre avistamientos y ahí sigue, en su caravana, armando sus teorías. Si miramos por encima, todos son los elementos clásicos de este tipo de historias que ya hemos leído o visto en más de una ocasión, y lo mismo que nosotros no nos lo creeríamos en la vida real, Daniel tampoco lo hace en un principio. Pero queremos que todo sea verdad, nos despierta ternura y compasión la confianza que tienen todos estos personajes en sus ideales. ¿Porque quién querría que los demás pensasen de uno mismo que está loco? ¿De verdad todos los que ven estos sucesos están locos? ¿Qué lleva a una persona aparentemente cuerda a afirmar algo que saben que no tiene explicación?
Esto es lo mejor de ‘Encuentros cercanos’, y lo que debería conseguir cualquier historia, y es que el lector esté preguntándose continuamente lo mismo que el protagonista, que dudemos con él, que descubramos las cosas a su mismo ritmo. Sin entrar en mayores datos sobre el desarrollo de la historia, baste decir que se sucede algún salto temporal que trastoca un poco lo que ya creíamos saber y entra en juego un personaje que, aún siendo aficionada al mundo del misterio, choca que sea la más reticente a lo que descubre. Así que estamos en un continuo “parecía esto, pero no”, algo que le da mucha vida a la historia.
Y lo mismo que creía que estaba ante una historia de clichés y luego sorprende con su trasfondo, cuando pasamos a la primera página nos encontramos con un dibujo que peca al principio de sencillo. Pero una vez acabada su lectura, piensas que es un estilo que le viene genial a la historia. Si con un dibujo nada espectacular me estas transmitiendo tanto con sus personajes, es que algo se está haciendo bien. Una cómic o una novela gráfica entra muchas veces por la vista, así que es arriesgado apostar por un estilo visual aparentemente tan austero, pero cuando hay una intencionalidad y la historia lo pide (la ausencia de color, por ejemplo), como es en este caso, da como resultado una buena obra.
Cuando acabamos la lectura, la sensación que se queda es de tener preguntas sin respuestas, aunque estamos hablando de avistamientos OVNI, así que esperar lo contrario sería raro. Igualmente, la pequeña edición rústica con solapas que publica La Cúpula por 10,90€ cuenta al final con un artículo de Colazo haciendo un repaso por la historia de la temática desde los primeros investigadores y pensadores que propusieron algunas teorías, o siguiendo con algunas de las preguntas que a todos los que hemos leído la obra seguro que nos han surgido. Al final del todo nos quedaremos con la duda de qué es la verdad, y con ella seguiremos, porque probablemente se encuentre ahí fuera.
Anabel Colazo
Anabel Colazo, afincada en Valencia pero ibicenca de origen, nació en 1993 y debutó en 2015 con ‘El cristal imposible’ (DeHavilland). Siendo una de las mentes pensantes detrás del fanzine Nimio y colaboradora en otros como Paranoidland (ambos ganadores del premio al mejor fanzine en el Salón del Cómic de Barcelona 2016 y 2017, respectivamente), también se asomó a la antología colectiva ‘Teen Wolf’ (Fosfatina, 2016). ‘Encuentros cercanos’ es su primer trabajo de largo aliento.
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‘Encuentros cercanos’
Guion y dibujo: Anabel Colazo
En el pasado la pequeña población de El Cruce fue un enclave fundamental para los investigadores del misterio. Un lugar que cuenta con un extenso historial de sucesos forteanos. El bosque cercano, de hecho, se considera un punto caliente de avistamientos OVNI. ¿Quiénes son esos hombres de negro? ¿Será cierto que la verdad está ahí fuera. Daniel está a punto de vivir y comprender el fenómeno. [/note]
