jueves, abril 25, 2024

Reseña de ‘Sharkey, cazarrecompensas’

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Panini
Mark Millar, Netflix, Panini, Panini Comics, Sharkey, Simone Bianchi
El tomo editado por Panini

A lo mejor no es la manera óptima de empezar esta reseña, pero creo que es justo decir que no soy precisamente un gran fan de Mark Millar, creador de Sharkey. Por lo menos, del Millar de unos años a esta parte. No seré yo el que niegue la importancia esencial del autor escocés para la evolución del género en el último par de décadas, que conste. Algunas de sus obras marcan un antes y un después, eso es indiscutible. Hasta se las apañó para iluminar el camino de Marvel hasta el punto de que muchos conceptos de su UCM nacen en la sesera del deslenguado guionista. Pero no es menos cierto que, y siempre bajo el prisma de mi análisis personal, lo que era imaginación y desbarre se ha convertido poco a poco en fórmula y mucha apuesta por una marca por encima del fondo (con honrosas excepciones, pero es que este tipo escribe mucho).

Una vez puestos sobre la mesa mis más y mis menos con Millar, toca adentrarse en la última entrega del Millarverso editada en nuestro país, ahora bajo los auspicios de Netflix, que se apunta a un bombardeo con tal de que deje pingües beneficios. ‘Sharkey, cazarrecompensas’ se nutre de un Mark Millar bastante ligero en pretensiones, y regala al lector un buen rato de desconexión gamberra sin complejos. Aventura espacial desatada por buenas dosis de violencia, el afamado guionista nos invita a codearnos con lo peor de la galaxia.

La nueva acometida de Millar nos presenta a Sharkey, auténtico superviviente que se gana la vida cazando a lo más granado del mundillo criminal a nivel galáctico. Por supuesto, es un desastre con patas. Las deudas le persiguen, y tiene una especie de imán para los líos, pero con astucia y algo de suerte todavía conserva todas las extremidades. Parece que las cosas pueden cambiar. Ofrecen una recompensa obscena por la cabeza de una reconocida terrorista interplanetaria que tiene cierta tendencia a meter los hocicos en los asuntos de  gente importante. Sharkey ve la oportunidad, y parte rumbo a la aventura, y a la tonelada de billetes que espera al final.

Por supuesto, las cosas no suelen ser fáciles en la vida del sufrido cazarrecompensas. La historia empieza a complicarse cuando otros compañeros del gremio usan sus peores artes para quitar a nuestro protagonista de en medio, las aristas morales del canalla con principios incordien en la toma de decisiones tajantes y, por si fuera poco, Sharkey deba hacerse cargo de un jovenzuelo huérfano a la búsqueda de su familia.

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Sharkey en acción

Siendo sinceros, ‘Sharkey, cazarrecompensas’ no es el cómic más original jamás editado. Es más, cae prácticamente en todos los clichés del género, mezclando la space ópera con le historia de colegas a la fuerza, pasado por el espectro del lenguaraz Millar. Y ni siquiera es el Millar más cáustico y despiadado, capaz de ocultar sus debilidades argumentales a base de frases que se te incrustan en el cerebelo. Aquí tenemos a un guionista con un punto amable (iba a decir familiar, pero eso sería un tanto extraño si hablamos de quien hablamos).

Tenemos al enésimo canalla de buen corazón, al compañero irritante que acaba por ganarse el coriño del protagonista, los malos muy malos, la chica cañera con un pasado en común con el bueno, y demás despliegue de esta clase de historias. Nada nuevo bajo el sol.

La cosa es que, en otro contexto, lanzaría a este cómic al más profundo de los avernos por repetir la fórmula, pero es que es Mark Millar. Y el tío es muy listo. Vale, utiliza todos los tópicos imaginables, sin ni siquiera la mínima intención de subversión o giro de tuerca. No ofrece grandes variaciones sobre el mismo tema ni la ejecución de las ideas es especialmente imaginativa. Sin embargo, Sharkey es puro entretenimiento, evasión y divertimento llevado con dinamismo envidiable, apretando el acelerador desde la primera viñeta. A estas alturas, conocemos los mecanismos de Millar como autor, y, en este caso, a cambio de renunciar a las sorpresas, tenemos despliegue de acción, frases lapidarias y lectura rápida, cosa que agradezco.

No hay rastros del Millar grandilocuente o rebelde sin causa. La falta de pretensiones es el gran punto a favor de la propuesta del escritor, acompañado por un apartado artístico que deja la boca abierta. Porque ojo al trabajo de Simone Bianchi, lectores. OJO.

Bianchi se marca una auténtica delicia en viñetas. Lo que falta de carisma en la simplona construcción de personajes en lo literario, lo arregla el dibujante italiano a base de astucia, talento e imaginación. El diseño de hasta el mínimo aspecto visual hará que os quedéis mirando cada página un buen rato, desde la apabullante demostración de habilidad en la flota de naves a los decorados y la ingente cantidad de razas y seres que pueblan este nutrido universo. Trae a la memoria los mejores momentos del cómic de ciencia ficción a la europea que marcó época en publicaciones como Metal Hurtlant. Auténtica gozada, lo mejor de este volumen.

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El arte de Simone Bianchi

Mark Millar, casi sin esforzarse, consigue en ‘Sharkey, cazarrecompensas’ una obra ligera, pero que condensa los elementos que han apuntalado la imparable personalidad del autor. Incluso yo, que no soy precisamente un fan del escocés, he disfrutado bastante de la aventura espacial, precisamente porque ha evitado con soltura que me pusiese exigente al comprender desde el minuto uno la esencia de aventura de acción desbocada de la que se trata. Así que sin complejos, os espera un buen rato de persecuciones, mutilaciones, atascos espaciales, planes suicidas y situaciones a vida o muerte, como no podía ser de otra forma. Con el punto gamberro de Millar, claro. Versión descafeinada, pero sigue estando ahí. No lo dudéis.

‘Sharkey cazarrecompensas’ llega a las librerías españolas de la mano de Panini, a través de su sello evolution. Lo hace en forma de tomo que recopila la miniserie de 6 números editada por Netflix en origen. Incluye todas las portadas oficiales, además de las alternativas realizadas por un puñado de artistas de primer orden. Tomo bastante vistoso, editado con bastante tino, lo podrás encontrar en tu tienda favorita al precio de 18 euros.

Mark Millar

Nacido en Coatbridge, Escocia en 1969. Se trata de uno de los más aclamados y exitosos autores del cómic estadounidense actual, guionista de algunas de las series de mayor éxito de crítica y público de los últimos años, como ‘The Authority’, ‘The Ultimates’, ‘Superman: Hijo Rojo’ ó ‘Civil War’. Su popularidad no es menor que la controversia que suscitan sus historias, repletas de sexo y violencia con tintes de humor negro, en las que trata provocativamente temas de política y de sociedad así como otros más personales, mezclando continuamente el drama y la acción dramática más desenfrenada.

Muy reconocido en el ámbito más allá del cómic debido a la íntima relación que ha establecido en los últimos años con Hollywood tras las adaptaciones cinematográficas de sus obras ‘Wanted’, ‘Kick-Ass’, ‘Supercrooks’ ó ‘The Secret Service’.

Simone Bianchi

Nacido el 10 de julio de 1972 en Lucca, Italia. Bianchi es un dibujante de cómics, pintor, diseñador gráfico y profesor de arte conocido por su habilidad para el trabajo con acuarela y tinta al agua, una técnica muy distinta a la utilizada habitualmente en el cómic americano. Bianchi comenzó trabajando a los quince años con tiras cómicas publicadas en periódicos de índole regional y nacional. En 1994 conoció al mítico dibujante italiano Claudio Castellini, que rápidamente se convirtió en su profesor y mentor. Poco después Bianchi comenzó a ilustrar sus primeros cómics para la editorial Sergio Bonelli, a la vez que trabajaba diseñando portadas de discos y como profesor de técnicas para la ilustración de cómics en la Academia de Bellas Artes en Carrara. Ya en 1999 ilustró la portada de un número de Wiz Magazine con los Cuatro Fantásticos y de un número de Conan el Bárbaro, ambos publicados por Marvel Italia. En su labor como profesor pasó a trabajar en la Escuela Internacional de Cómics de Florencia en un curso de anatomía para cómics, y ya en 2001 comenzó a trabajar para Direct To Brain, unos estudios de producción de vídeo 3D líderes en Europa, haciendo diseños de personajes y escenas y supervisión artística de modelos en 3D.

En el año 2004 Bianchi se mudó a Nueva York y conoció al artista Mike Bair, quien le presentó al editor de DC Comics Peter Tomasi. Poco después se puso a trabajar en el guion de Grant Morrison para el cómic ‘Seven Soldiers: Shining Knight’, que se publicó en 2005 y fue su primer trabajo americano. A continuación trabajaría en algunas portadas para ‘X-Men Unlimited’ y para ‘Green Lantern’, serie escrita en aquel momento por Geoff Johns. Otros trabajos que siguieron a estos fueron los de dibujante en series como ‘Lobezno’, ‘Ultimate Origins’, ‘Thor: For Asgard’, ‘Astonishing X-Men’, ‘Thunderbolts’ y ‘Detective Comics’.

[note]Te presentamos a Sharkey, un cazarrecompensas de clase obrera que rastrea criminales a lo largo de toda la galaxia a bordo de un camión de helados propulsado por cohetes. Ayudado e impulsado por su ayudante de diez años, ahora busca la mayor recompensa de su carrera.[/note]

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RESUMEN

Aventura espacial desmadrada al estilo Millar con el impresionante despliegue artístico de Simone Bianchi

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