Creo que Alberto Breccia necesita pocas presentaciones. Sin duda alguna, es de esos artistas que consiguen que este maravilloso medio, el cómic, gane en elegancia gracias al exquisito trabajo que realizó a lo largo de su vida. La obra de Breccia es un argumento en sí mismo contra aquellos que se niegan a aceptar la categoría de arte cuando hablamos del mundo de la viñeta.
Quizá ha quedado en el imaginario de los lectores como maestro del blanco y negro estilizado, creador de fantasmagóricos ambientes, con un pie a cada lado de la frontera entre la realidad y lo fantástico. Lo onírico, incluso lo pesadillesco, se colaba por las grietas de la imaginación en un univero muy parecido al nuestro, pero en el que lo imposible tiene cabida.
El Breccia más experimental
Ese aspecto del legado de Breccia queda patente en títulos como ‘Mort Cinder’ o la impresionante adaptación que hizo a lo largo de los años de diversos cuentos del maestro de Providence, H.P. Lovecraft en Los mitos de Cthulhu.
Aunque este exquisito trazo es lo que caracteriza a Breccia, resulta que hay mucho más en un autor que siempre experimentó sobre su propio estilo, reflexión continua acerca de la forma, de los elementos de la narración. Igual que utilizó a Lovecraft para la invesitgación de las posibilidades del blanco y negro para representar lo indescriptible, Breccia encontró inspiración en el maestro de maestros, Edgar Allan Poe, como punto de partida en el viaje inverosímil y desconcertante que propone en estas adaptaciones.
El volumen presentado por Astiberri recoge cinco cuentos que Breccia realizó a lo largo de diferentes periodos de su vida, por lo que permite reconocer la evolución del artista. Cada vez más audad, y sustentado con la autoridad que el paso de los años otorgó al excepcional dibujante, cada página del recopilatorio es lección de extravagancia, pero puesta al servicio de la historia con un respeto absoluto por el material adaptado.
Cinco relatos extraordinarios
La tétrica aventura literaria comienza con el espeluznante acercamiento al relato que da título al volumen de Astiberri. ‘El corazón delator’ bebe del carácterístico uso tenebroso de las tintas en blanco y negro dle maestro, y propone un juego de luces enmarcado en el expresionismo. La valentía en la narración de Breccia se asemeja al montaje cinematográfico, constantes repeticiones de elementos que aumentan la tensión del inevitable final. Los rostros de los protagonistas son irreales, casi monstruosos, reflejo de su atormentado interior. Breccia consigue, gracias a la eficaz economía visual, que un relato mil veces leído gane nuevas dimensiones sensoriales para el público.
Es en ‘William Wilson’ donde nos cercioramos del laboratorio perosnal que son estas adaptaciones de Poe, explosión de color que transforma el relato en un carnaval grotesco y monstruoso. El deambular por las calles de la ciudad es un baile de máscaras extirpadas de pesadillas. La imaginación perversa del autor y la extraña paleta de colores y formas regala toda una experiencia psicodélica al lector, que poco tiene que envidiar a la explosión de formas de ‘El gabinete del doctor Caligari’ de Robert Wiene
Este Breccia inédito continúa su aventura gráfica con la mítica ‘La máscara de la muerte roja’, relato que gana una contundencia inesperada en este extraño 2020. De nuevo, lo grotesco es protagonista, y el imaginario onírico y erótico se hace dueño de la página, al mismo tiempo que el color se transforma en protagonista, metáfora d elas sensaciones que Breccia lanza al lector. Feismo y deformidad realzan las intenciones de Breccia;adentrarnos en un relato donde la belleza es espejismo de maldad inhumana.
‘El gato negro’ reafirma el estilo que imprime Breccia a las obras de Poe, pero añadiendo especial elegancia, donde los colores parecen líquidos y la realidad se deforma para adentrarnos en un mal sueño.
Y si Breccia comparte con Poe la obsesión por la fina línea entre la vida y la muerte desde la oscuridad que se esconde en la propia naturaleza humana, El caso del señor Waldemar es la rúbrica perfecta para este volumen. Al mismo tiempo que es el relato más luminoso de los propuestos en el volumen, es, en otro de los fabulosos contrastes de esta faceta del artista de Montevideo, todo un ejercicio de horror de primer orden, trasladando a la viñeta la angustia del terrible experimento que deja al pobre señor Waldemar entre dos mundos.
De nuevo protagonista esa paleta de colores difusa, vivos y motivo de confusión hermosa y desasogante, Breccia repite efectos que ya vimos en El corazón delator, aunque ofrecidos con tanto ingenio que parecen totalmente novedosos, ya que las intenciones emocionales (impresionante la habilidad del maestro para jugar con las percpciones del lector en ese sentido) son muy distintas, pero igualmente siniestras.
Por supuesto, Astiberri no se conforma con la exposición de estos cinco relatos, y acompaña la lectura con diverso material extra. Los artículos que se adentran en el contexto de esta parte de la carrera de Breccia y los bocetos y trabajos del propio Breccia nos dan una visión completa del obsesivo modo de trabajo del maestro, y su afán por realizar un trabajo con nombre propio y, al mismo tiempo, ser totalmente respetuoso con el espíritu de la obra adaptada.
Releer a Poe desde el punto de vista de Breccia es una experiencia sensorial que puede resultar incómoda, desconcertante, desquiciada incluso. Pero, a pesar de la exravagancia, Breccia se adentra en el lector, lo hipnotiza y lo conduce hacia este mundo de locura y misterio. Imprecindible, sobre todo para aquellos que entienden que el cómic carece de fronteras.
El corazón delator y otros relatos extraordinarios está publicado por Astiberri, con la clase que caracteriza a esta editorial. El volumen, encuadernado en cartoné, recoge 96 páginas a todo color, y consigue que la obra de Breccia brille con más intensidad si cabe. La relación claidad precio, inmejorable. Por 20 euros te podrás llevar esta gran obra a tu estantería favorita.
Alberto Breccia
Nació en Montevideo (Uruguay) en 1919. Cuando sólo contaba tres años su familia se trasladó a Argentina. Inició su carrera como historietista a los 19 años en una revista de barrio llamada Acento. Su trabajo empieza a ser reconocido a partir de Vito Nervio, que dibujó desde 1947 a 1959.
A finales de la década de los 50 conoció al guionista Héctor G. Oesterheld, con el que realizaría algunas de sus obras más significativas como Sherlock Time, Mort Cinder (Astiberri, 2017), Vida del Che Guevara (dibujada al alimón con su hijo Enrique) y una nueva versión de El Eternauta.
En 1973, con textos del poeta Norberto Buscaglia, realiza una adaptación de Los mitos de Cthulhu, de H. P. Lovecraft. Con el guionista Carlos Trillo colabora en la realización de Un tal Daneri y de Buscavidas.
En 1983 comienza la realización de Perramus (001 Ediciones), con guiones de Juan Sasturain. Además de las adaptaciones de relatos de Edgar Allan Poe, en sus últimos años adapta relatos de escritores como Borges, García Márquez y otros. Informe sobre ciegos (Astiberri, 2011), adaptación de un fragmento de la novela de Ernesto Sabato Sobre héroes y tumbas, sería una de sus últimas obras. Breccia falleció en Buenos Aires el 10 de noviembre de 1993.
