En la Casa de EL somos viejos amigos de los tiburones, en todas sus formas y colores. Si hace unos años ya trajimos Infierno azul, ahora traemos Tiburón blanco (Great White 2021), dirigida por Martin Wilson y escrita por Michael Boughen.
Una escapada en hidroavión a la Gran Barrera de Coral australiana se convierte en una pesadilla para un grupo de jóvenes cuando son atacados por un gigantesco tiburón blanco. Varado en alta mar sobre un frágil bote salvavidas, el grupo tendrá que usar todo su ingenio para resistir a la monstruosa amenaza que les acecha bajo el agua.
Un tiburón como los demás
Pues eso, otra película sobre unos humanos que deben sobrevivir frente al monstruo real pero mitificado que es el tiburón. Un thriller en el que encontraremos un reparto variado (tanto en género como en raza) que iremos conociendo poco a poco: sus temores, sus intereses, su forma de enfrentarse al miedo…
Y esta es la parte en la que el guión quiere diferenciarse de otras películas similares, en la relación emocional de los protagonistas. En el centro está la historia de amor de Kaz y Charlie, los dueños de la agencia turística Pearl Air. Los turistas son el empresario japonés Joji Minase y su esposa Michelle, que parece que tienen mucha prisa. El grupo lo cierra el cocinero de la agencia, Benny, nativo neozelandés.

La película, sin embargo, no resalta en nada que no hayamos visto ya miles de veces. Funciona el suspense, la tensión de saber que están siendo acechados por un gran tiburón blanco, pero nada más. No conseguimos empatizar con casi ninguno de los personajes (aunque tal vez en este aspecto podríamos salvar a Kaz, interpretada por Katrina Bowden)

¿Y las escenas del tiburón? Pues aunque intensas, no son ni mucho menos satisfactorias tanto por su cantidad como por su calidad. A pesar del trabajo del trabajo del diseñador de producción Adam Head, quien ya había trabajado previamente en Black Water: Abyss, y que afirma haber utilizado animatronics fieles al tiburón blanco en tamaño, hubo ciertas características de los escualos que tuvieron que mejorarse con CGI. Utilizaron dos tiburones mecánicos, uno para movimientos y otro para embestir, a los que se movían tanto la cabeza como otras partes pequeñas, como los ojos.
Todo esto era para conseguir una mayor interacción entre el “tiburón” y los personajes, incluso debajo del agua, donde se rodaron varias escenas. El caso es que todo este trabajo no se refleja lo suficiente en la película, no dejando que los tiburones se luzcan lo necesario
Estéticamente sí que podríamos darle una buena nota: veremos muchas bellas panorámicas (a vuelo de dron) tanto de la isla como del mar, en este caso para dictarnos a los espectadores, de forma nada sutil, lo perdidos y aislados que están los personajes.

En fin, no voy a seguir porque no hay mucho más que decir: si os gustan las películas con tiburones, esta os va a gustar porque es más de lo mismo.
Si, por el contrario, esperáis encontrar algo diferente en este tema, algo original e interesante, será mejor que volváis la mirada al Tiburón de Spielberg que, hace 46 años, lo hizo mucho mejor (incluso existen varias referencias a esta película). Al menos solo dura 90 minutos.
Tiburón blanco está Dirigida por Martin Wilson y protagonizada por Katrina Bowden (30 Rock, Bold & The Beautiful, Public Morals), Aaron Jakubenko (Tidelands, The Shannara Chronicles, Neighbours), Kimie Tsukakoshi (The Bureau of Magical Things, The Family Law, Secret City), Tim Kano (Reservoir Hill, Berlin Syndrome, Neighbours) y Te Kohe Tuhaka(Monster Problems, The Dead Lands) y se estrenará en España el próximo 7 de mayo.