sábado, abril 20, 2024

Crítica de Lightyear: el infinito queda aun muy lejos

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Panini

Lightyear no apunta tan alto como debería una película de Pixar

Pixar, tal y como hoy la conocemos, nació en 1995 con Toy Story, el primer largometraje animado enteramente por ordenador. En aquella inolvidable película, Andy recibió un juguete, el Ranger espacial Buzz Lightyear, el protagonista de su película favorita… Y ahora Pixar nos trae esa otra película que tanto gustaba a Andy.

Buzz, Lightyear

Es difícil hacer continuaciones (ya sean precuelas o secuelas) de un gran éxito. Los responsables de Pixar lo saben bien, como podemos ver en la saga Toy Story (cuatro entregas ya). Pero hasta ahora han sabido encontrar cómo continuar las historias avanzando un paso más, incluso cuando los espectadores, enamorados de cada película, pensábamos que sería imposible realizar una continuación digna. Y Lightyear cumple como precuela, ya que funciona perfectamente tanto como película individual, como spin-off de Toy Story, (aunque nos da un nuevo significado a la relación Buzz/Zorg).

Lightyear es la historia definitiva del origen de Buzz Lightyear

La película cuenta lo que le ocurre al legendario Guardián Espacial después de que quedara atrapado en un planeta hostil a 4,2 millones de años luz de la Tierra junto a su comandante y su tripulación. Buzz intenta encontrar la manera de volver a casa a través del espacio y el tiempo y para lograrlo contará con un grupo de ambiciosos reclutas y con Sox, su encantador gato robot. Pero la llegada de Zurg, una presencia imponente con un ejército de robots despiadados y una agenda misteriosa, complica aún más las cosas y pone en peligro la misión.

Lightyear, como vemos, no es el muñeco que conocemos, sino un personaje “real” en el que se basaron para crear la figura de acción que recibirá Andy. Como digo, aunque puede verse de forma completamente independiente, está plagada de guiños al Buzz que conocemos de la saga de los juguetes.

Crítica de Lightyear

Lo que nos encontramos en Lightyear es, básicamente, una película de aventuras espaciales. Una película de acción que concatena aventuras, una tras otra, sin apenas detenerse un momento para que el espectador tome aliento. El ritmo narrativo es magnífico, ofreciéndonos una película de una hora y 44 minutos realmente entretenida, donde nuestros hijos y sobrinos disfrutarán y no se sentirán aburridos en ningún momento (no sé si les resultará larga por la duración, pero no será por el ritmo, desde luego).

Lightyear

Y este es un aspecto importante de la película: el público al que va dirigida. Si bien Pixar nos sorprendió desde el principio con obras dirigidas a los niños pero que los padres podrían disfrutar plenamente (aunque en algunos títulos es casi al contrario), Lightyear está claramente dirigida al disfrute de los niños, y aunque los adultos la veremos sin problema porque se insinúan algunos temas interesantes, no encontraremos esos mensajes dirigidos especialmente a nosotros, no encontramos ese carácter claramente adulto escondido en sublecturas del guion.

Esto no debe ser un impedimento para que disfrutemos de la película, si no un aviso para que no vayamos esperando algo que no pretenden darnos (al menos, también han abandonado ese claro carácter sentimentaloide de los últimos títulos… más o menos). La película no es todo lo divertida que debería ser, a pesar de las bromas y gags (resultones pero de chiste fácil y muy previsibles).

El mayor problema de Lightyear: su guion

No es una mala historia, en absoluto, pero es bastante tópica y, sobre todo, repetitiva (tal vez si hubiera durado menos no habrían tenido que repetir hasta tres veces la misma situación). Si quitamos la excelente animación, acompañada de una buena y eficiente banda sonora (La música de Giachino es épica, pura aventura) y un sonido espectacular (¡Id al cine a verla!), lo que nos queda es un grupo de inadaptados dando tumbos por un desierto, destrozando cosas y aprendiendo, de paso, el valor del trabajo en equipo y que la vida familiar es una aventura en sí misma (algo que ya vimos mucho mejor escrito en 2004 con Los Increíbles).

Lightyear

Si lo pensamos bien, ésta es la base de todas las películas de Pixar: aprender a aceptarse a uno mismo, superar sus “traumas” y dejar el pasado para avanzar hacia el (brillante) futuro. El problema es que aunque este es el tema principal (Buzz y sus circunstancias), no ahonda lo demasiado en ello y solo lo hace de forma tangencial. Como una aventura espacial, repleta de bichos extraterrestres, bromas y mucha acción, Lightyear es perfecta para disfrutarla. Hay muchas cosas divertidas (Buzz narrando sus acciones, una escena sobre los sándwiches del futuro)… y todo esto le gustará a nuestros hijos.

Pero Lightyear pretende ser algo más y no lo consigue: una meditación reflexiva sobre el paso del tiempo, la necesidad de conectarse con las personas y vivir en el presente. Pero no tiene la fuerza que debería tener.

Seguramente es, como digo, por la repetición (innecesaria) de conceptos, seguramente sea por subtramas o personajes secundarios que “distraen” del mensaje principal (como el adorable gato Sox, que más de una vez funciona como Deus Ex Machina… otra muestra de lo pobre del guion), seguramente porque el resto del elenco protagonista esté ahí solo para reforzar el tema principal… perdiendo intensidad por la repetición y, de paso, perdiendo la oportunidad de crear personajes creíbles y memorables.

Lightyear es espectacular pero le falta pasión.

¿Es una película bien hecha? Por supuesto ¿Es agradable de ver y entretenida? ¡Faltaría más! Pero a estas alturas todos (grandes y pequeños) le exigimos más a una compañía que, por una parte, revolucionó el mundo de la animación y que, por otra, nos ha traído historias que son verdaderas obras de arte en su concepto y en su desarrollo, y no meras exposiciones gráficas de “lo que somos capaces de hacer”. El problema no es que sea una película con la que disfrutaremos, es que las piezas que la forman no están bien unidas, dando una sensación de que hemos visto varios capítulos seguidos de una misma historia, y no una sola historia.

Lightyear

Lightyear debería haber dedicado un poco más de tiempo a establecer quién era Buzz: se nos deja claro lo que ha perdido, pero no lo que valora; se nos deja claro quién es, pero no quién quiere ser o por qué (“alguien importante”). Como suele ocurrir, los espectadores rellenarán estos vacíos y verán lo que quieran ver, pero lo cierto es que tenemos otra película de Pixar sobre la aceptación y la importancia de la amistad aunque este mensaje suena menos sincero que otras veces, más calculado e incluso algo frío.

Es un mensaje ya conocido, con un nuevo envoltorio, bonito y brillante, bien construido, pero algo vacío. La película no arriesga y eso se nota. Y eso sin hablar de la aparición del villano (ya en el tercer acto) que, además de “romper” con el canon de Toy Story, es un recurso muy mal aprovechado, resultando claramente decepcionante.

En resumen: ¿es Lightyear el tipo de película que haría que Andy rogara por un juguete de Buzz Lightyear para su sexto cumpleaños? La respuesta es un gran no. Lightyear no apunta tan alto como debería una película de Pixar.

Lightyear

Por cierto, debo avisaros que tenéis dos escenas poscréditos, irrelevantes aunque divertidas.

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CRÍTICA

Sí pero no

RESUMEN

Lightyear no apunta tan alto como debería una película de Pixar

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