La lista final es una buena historia, bien contada pero que adolece de una trama algo más larga de lo que debería
La lista final (The Terminal List) es una serie de Prime Video que tiene todos los ingredientes para triunfar: acción bien rodada, giros de guion que sorprenden al espectador, intriga bien llevada que hace que quieras seguir viendo más capítulos, buenas actuaciones y un protagonista carismático. ¿Habrán conseguido una buena mezcla de estos ingredientes? Vamos a verlo (sin spoilers, por supuesto).
Basada en la novela del mismo título de Jack Carr, nos encontramos ante una historia que más o menos hemos visto varias veces: un veterano de guerra vuelve a casa y se ve envuelto en una trama que parece que le supera y que tendrá que ir desentreñando quién o quiénes son los culpables.
Efectivamente, nos vienen inmediatamente a la cabeza nombres como Misión Imposible. Jack Reacher o Jack Ryan. Pero es porque La Lista Final pertenece al mismo género que los anteriores, un thriller político/policiaco, y muchos de los ingredientes son los mismos. Es inevitable. La cuestión es, como señalé al principio, si estos ingredientes resultan en un buen plato.
La lista final de Chris Pratt
Como muchos de los que leéis La Casa de EL ya sabéis (porque suelo repetirlo mucho), que par mí es muy importante el guion. Sin menospreciar el resto de elementos (y personas) de una producción videográfica, para mí un buen guion es absolutamente esencial. Y en el caso de una serie, tal vez aún más.
En el guion no solo es la historia sino, sobre todo, el cómo contar esa historia. Y, en el caso de una serie televisiva, el ritmo es esencial. Por muchas razones, pero sobre todo porque cada capítulo tiene que dejarnos con ganas de ver el siguiente, atrapados en el sofá.
Esa fue mi primera duda con La Lista Final: a la mitad del primer capítulo (o, simplemente, tras ver el tráiler), ya sabes de qué va a ir toda la serie (8 capítulos de una hora)… ¿serán capaces los responsables de la serie de crear una trama que vaya más allá de lo evidente? Pues la respuesta es sí… y no.
Como suele ocurrir a muchas otras series (de ésta y de otras plataformas), el mayor problema es que no saben distribuir la trama en toda su longitud, o no saben crear subtramas suficientemente interesantes para “rellenar” todo ese tiempo.
Hacer una historia en forma de serie tiene dos vertientes: por un lado, al tener más tiempo, se puede desarrollar mejor tanto la trama como a los personajes, profundizando en lo que es importante (incluso los personajes y tramas secundarias). Por otro lado, no todos son capaces de crear contenido realmente destacable para la duración de toda una temporada.
La Lista Final comienza de forma brillante: tras presentar la historia y dejar claro al espectador qué nos vamos a encontrar, los diferentes episodios (repito, de una hora) avanzan de forma vertiginosa, haciendo casi imposible que nosotros, como espectadores, dejemos de seguir viendo qué ocurre, capítulo tras capítulo. Nos tiene atrapados totalmente… al menos hasta bien entrada la serie.
Y es que este es el problema de La Lista Final: no es totalmente previsible, uno de los giros finales es incluso bastante sorprendente y, sinceramente, nos interesa mucho cómo saldrá el protagonista de todo ese lío… Sin embargo, aunque como digo en general estaremos muy entretenidos con la serie y no nos aburriremos en ningún momento, la serie habría tenido una calificación mucho mejor con algunos capítulos menos, con algo menos de duración.
La Lista Final, la lista que va rellenando (y tachando) el protagonista James Reece (interpretado por Chris Pratt) es una idea simple pero efectiva. Lo que ocurre es que la trama va perdiendo velocidad según se acerca al desenlace.
Esto es porque los esquemas se repiten: flashbacks, ensoñaciones, etc. llegan a ser casi reiterativos, aunque nunca cansinos. Esto último lo consiguen con algunos secundarios muy interesantes como la periodista Katia Buranek (Constance Wu) principalmente.
Eso me lleva a los otros temas que trata esta serie: el problema de la reintegración de los veteranos de guerra en la vida diaria (laboral, familiar…), conspiraciones políticas, corporaciones industriales sin remilgos, etc. Y todo muy bien escrito y presentado.
Porque, a pesar de todo, La Lista Final es una buena historia, bien contada pero que adolece (como muchas) de una trama algo más larga de lo que debería. Y eso hace que a experiencia final no sea tan satisfactoria como debería.