Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder. Recap 5

Os descubrirá algunos hechos ocultos en el capítulo quinto de El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder

Bienvenidos a todos, seres de la Tierra Media, a Grandes Smials donde este hobbit, Ferdinad Tuk, os descubrirá algunos hechos ocultos en el capítulo quinto de El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder. A partir de aquí habrá lo que creo que la Gente Grande llama spoilers.

Al final del episodio anterior dejamos al elfo Elrond frente a una difícil elección: romper la promesa que le ha hecho a su amigo Durin o dejar que la raza élfica perezca.

Vemos que Durin, Elrond, el Alto Rey Gil-Galad, Celebrimbor y unos invitados cenan amigablemente… o no tan amigablemente. Gil-Galad desconfía de Durin y Durin desconfía de Gil-Galad y el ambiente es tan tenso como un encuentro con Lobelia.

Al quedarse solos Gil-Galad y Elrond, el primero le confiesa que conoce de la existencia del Mithril y que por ello le envió a “ayudar” a Celebrimbor (ya os dice este humilde hobbit que el gran forjador élfico también sabe más de lo que dice). El Alt Rey Elfo pone a Elrond en la difícil situación de elegir entre amistad o fidelidad…

Elrond decide ayudar a su raza pero sin traicionar a su amigo: se lo confiesa y el Gran Enano decide ayudarle (aunque todavía tendrá que convencer a su padre, claro). Todo ello bajo la astuta mirada de Gil-Galad (que, por cierto, no parece que le haya gustado cómo ha resuelto el caso Elrond).

Un reencuentro… accidentado

Volvemos a ponernos al día con el viaje de los Pelosos (supuestamente antepasados de nuestra raza mediana), mapa incluido para que sepamos por dónde han transitado. El caso es que se encuentran con lobos y es el Extraño quien, demostrando de nuevo su poder, les salva. Todo bien.

O no, porque más tarde Nori comprueba en sí misma lo peligroso que puede ser este Extraño y empieza a pensar que tal vez no haya sido una buena idea traerle.

Es más, vemos que tres misteriosos seres vestidos de blanco (y con cara de pocos amigos, si me lo permiten) están siguiendo el rastro del Extraño. He podido conocer en viejos manuscritos que a estos tres seres se les conoce como “el habitante”, “el nómada” y “el asceta” y mi nariz de viejo hobbit archivero me dice que van a ser una raza completamente nueva creada por los maeses showrunners.

De orcos, elfos y hombres

Adar nos demuestra un rasgo más de su carácter, así como nos da una muestra de la obediencia que le tienen los orcos. Nos cuenta que cuando complete su misión ya no podrá disfrutar del sol… ¿algún tipo de transformación o es que pretende acabar con el Astro Rey? Los hobbits no apostamos, pero si lo hiciéramos, yo apostaría por la transformación.

Mientras, en Ostirith, Bronwym arenga a la multitud y parece que les convence a luchar contra los orcos que están de camino. Y digo parece porque tan solo hace falta una voz discordante (la de Waldreg en este caso) para que todos se lo piensen una vez más y al menos la mitad decida unirse a las tropas de la Oscuridad. Otra vez Adar nos da clases magistrales de perfidia y sumisión psicológica.

Al menos alguien parece que piensa con claridad: el joven Theo le habla a Arondir de la empuñadura de la maligna espada… Y resulta que no es una espada sino una llave (maligna).

Mucho me temo que durante esta serie veremos que la tan vanagloriada inteligencia y perspicacia de los elfos está un poco exagerada. De Galadriel ya hablaremos cuando se descubra la verdadera personalidad de Hallbrand (si este humilde hobbit tiene razón) y Arondir… cientos de años patrullando la zona y vigilando a los hombres y no había caído en la cuenta de cierto “dibujo” de las rocas.

Númenor en horas bajas

Algo muy raro ocurre con los numenóreanos de esta emisión que ustedes llaman serie. Se supone que es un reino en un estado excelente de poder y riqueza, pero me extraña muchísimo que tenga que partir la Reina en persona, con pocas fuerzas, nada experimentadas y reclutados de forma apresurada… En tan solo tres barcos ¡Si al menos hubiera sido una fuerza expedicionaria…!

Hay una escena de lucha/entrenamiento entre la sin par Galadriel y unos cuantos numenóreanos (con Amandil al frente), que son dejados en ridículo. El caso es que las escenas de acción de esta serie brillan por su ausencia y, cuando aparecen, no brillan todo lo que deberían (ya verán ustedes…. Dentro de MUY POCO podremos asistir a una carga de jinetes y no, no tiene la épica necesaria).

Vemos, entre bastidores, que Ar-Pharazon y su hijo tienen una significativa charla que nos aclarará parte de las verdaderas intenciones del Rey de Númenor. Tras un “accidente”, todo se reduce a si Hallbrand se comprometerá realmente “con su pueblo” y les acompañaría a luchar a las Tierras del Sur… Qué duda cabe que lo hará. Tan seguros estamos (nosotros y los escribas de la serie) que incluso no nos lo muestran, dándolo por sobreentendido (con una más que inexistente falta de emoción para con nosotros, los espectadores).

No sé dónde está el Señor de los Anillos ni cuándo aparecerán los Anillos de Poder

¿Qué ocurrirá en el siguiente capítulo? Pues mirando en mi Palantir de segunda mano, puedo aventurarme a contar ciertos hechos:

Los orcos atacarán Ostirith y los Humanos repelerán el primer ataque. Seguramente Adar sea un buen estratega y tendrá preparadas más de una sorpresa.
Seguro que muchos mueren y algún personaje principal estará en riesgo de muerte por herida de flecha orca… y no pasará nada, claro. Al día siguiente estará andando como si nada.
¿Llegarán los numenóreanos a tiempo de ayudarles? Porque ¿alguien duda que, de todas las Tierras del Sur, los de Númenor van a ir directamente a encontrarse con Arondir y Bronwyn?
¡Pues claro que llegarán!
Adar. No os fieis de un Uruk. Ya os hablé en vuestra visita anterior de la leyenda que cuenta que Morgoth tomó prisioneros a elfos, los torturó y los corrompió. Bueno, pues Adar debe ser uno de los primeros “elfos oscuros” (ellos prefieren el término Uruk).

Y eso es todo por ahora. Os tengo que invitar a que salgáis de mi agujero hobbit porque se ha hecho tarde y debo tomar mi tercera merienda, antes de que se me eche el tiempo encima y se me junte con la primera cena.