El FOMO Gaming, responsable de provocar problemas económicos y de salud en los videojugadores
El FOMO Gaming actúa en el momento que contemplas un evento de videojuegos, tus ojos brillan ante la exhibición de los últimos videojuegos. Estás ahí, emocionado, sonriendo de oreja a oreja. Pero, ¿y si te digo que no puedes tener todos esos juegos que tanto ansías? ¡Ahí comienza el drama! Esa emoción repentina se convierte en un torbellino de desesperación. Sientes una inminente necesidad de jugar cada uno de esos juegos recién lanzados, porque, claro, ¿Cómo podrás opinar sobre el mundo gaming si no los pruebas todos? ¡Es la cruel realidad de un mundo que valora más el tener que el saber!
Poco a poco se va tornando en tragedia. El dinero no alcanza para adquirir ese último juego que te vuelve loco, y la compañía anuncia su edición limitada, con cosméticos exclusivos para quienes reserven y compren, pero esta oferta solo esta por tiempo limitado. De repente, una ansiedad paralizante te abraza, sintiendo que no perteneces a la comunidad gamer que tanto idolatras. Te sientes incapaz de opinar, ¡y allí, en ese preciso momento, el FOMO Gaming te posee por completo!
Esta anécdota, a la que muchos gamers pueden sentirse identificados, es una manifestación del conocido FOMO, las siglas en inglés para “Fear of Missing Out”. Esta patología psicológica se extiende debido a la sobreexposición informativa en nuestra sociedad. En el ámbito de los videojuegos, se manifiesta como una necesidad urgente de jugar un título por miedo a ser “menos gamer” que los demás, lo que genera inseguridades y sentimientos de exclusión.
El deseo humano de pertenecer y estar conectado juega un papel importante en esta ansiedad. Pero, ¡cuidado! Cuando esta molestia se convierte en una obsesión, los efectos negativos se disparan. Muchos jóvenes derrochan el dinero de sus padres en micropagos para igualar el nivel con otros jugadores, o sufren problemas de salud mental al sentirse desconectados de la comunidad gamer, creyendo que jugar más los hará “verdaderos” videojugadores.
El FOMO no solo impacta la vida personal, sino también la experiencia de juego en sí. La constante ansiedad por probar todos los títulos conduce a un ciclo de “jugar por jugar”, simplemente para cumplir con la norma. Esta situación es como el colmo del vaso: juegas por miedo a ser juzgado, a pesar de que no te satisfaga realmente el juego.
El problema se agrava con las estrategias de marketing de las compañías de videojuegos, que utilizan términos como “limitado” o “exclusivo” para crear una sensación de urgencia. Esto hace que los jugadores más susceptibles al FOMO se sientan incompletos si no adquieren todo el contenido, siendo Fortnite un gran ejemplo con sus cosméticos de tiempo limitado, o compañías como Nintendo, con lanzamientos temporales como Super Mario 3D All-Stars, que si no aprovechabas el momento de comprarlo cada vez se acentuaba mas la imposibilidad de jugar la colección.
El periodismo de videojuegos tampoco escapa de este fenómeno. La necesidad de estar siempre al día conduce a periodistas gaming a sentir frustración y estrés, tratando de abarcar todo el horizonte de la industria para mantenerse relevantes y poder continuar elaborando su profesión.
Es crucial exponer que el FOMO Gaming es incurable si cuyo resultado es jugarlo a todo, puesto que esto es imposible. La saturación en el mercado del videojuego es exorbitante, no existe tiempo físico el cual un jugador pueda disfrutar de la gran variedad. La mejor manera para deshacernos de esta pesadilla, es entender que más vale peso en oro aquel jugador que saborea la esencia de un videojuego que aquel que solo alcanza a oler de aroma en aroma. Nos corre la prisa de empezar y terminar para seguir llenando nuestra galería con el propósito conformar a aquellos cuyo significado gamer atienda a la cantidad y olvidamos el precioso camino que conlleva jugar un videojuego.
