Reseña de Kingdom Come – La saga completa

ECC Ediciones presenta un volumen integral que reúne al completo una saga icónica de DC Comics: Kingdom come

Pocas obras representan mejor la grandeza de los superhéroes, no solo por sus poderes físicos sino por la moralidad superior que estos deben representar, que Kingdom Come. La obra de Alex Ross y Mark Waid llega ahora acompañada de todas las secuelas directas o indirectas que se han publicado a lo largo de los años en un único volumen integral que nos llega bajo el título de Kingdom Come – La saga completa.

El segundo advenimiento

En la segunda mitad de la década de los años noventa el cómic superheroico americano había cambiado mucho. Dibujantes jóvenes y molones habían entrado en Marvel Comics para lograr enseguida ventas multimillonarias que encantaban a los jefazos de la editorial. Los personajes violentos de dientes apretados y ojos en blanco quedaban genial en las splash pages de los cómics y a las nuevas generaciones de lectores eso les flipaba. Obviamente, este nuevo estilo se extendió como una plaga y pronto dejó de ser cosa de un puñado de nuevos talentos…

Pero donde unos veían un soplo de aire fresco, otros veían la ausencia de los valores morales encarnados durante décadas en tipos con mallas y cómo se primaba la forma sobre el fondo. Los viejos lectores estaban huérfanos de buenas historias de sus personajes favoritos, que ahora habían recibido una dosis extra del carácter expeditivo de Frank Castle y de la habilidad para resolver conflictos de Wolverine.

Como respuesta a esta nueva corriente surgió un buen número de autores que reivindicaron los antiguos valores (no confundir con mojigatería conservadora) y que creían que, por encima de todo, los cómics trataban de contar buenas historias y no de ser una colección de pin-ups. Una de estas respuestas fue la que con fuerza Ross y Waid pusieron sobre la mesa, una historia tan épica como metafórica en la que se podían buscar reflejos muy claros con el problema por el que la industria del cómic estaba pasando en esos momentos…

Un mundo sin Superman, un mundo sin moralidad

El punto de arranque de la trama comienza diez años antes de la historia principal, cuando un nuevo héroe llamado Magog acaba con la vida del Joker después de que este arrasara el Daily Planet llevándose la vida de, entre otros, Lois Lane. Y a pesar de que Superman, la brújula moral del mundo, es capaz de aplacar su ira por el fallecimiento de su amada y de ver en Magog a una amenaza y no a un salvador, la sociedad no opina igual. Decepcionado, el Hombre del Mañana abandona a la humanidad y se retira a la Fortaleza de la Soledad. De la misma forma algunos de sus compañeros también desaparecerán de escena…

Sin estos héroes los metahumanos que luchan contra los villanos pronto pasarán de ser protectores a ser justicieros para acabar convirtiéndose en una especie de dictadores. En medio de este caos el religioso Norman McCay tiene unas extrañas visiones en las que El Espectro le anuncia el apocalipsis que está por llegar…

Después de que en una de estas luchas entre seres poderosos que no se preocupan por los daños colaterales que provocan una explosión nuclear arrase Kansas, Wonder Woman decide que ya es hora de tomar cartas en el asunto y recuperar el mundo. Pero los héroes están quebrados y son incapaces de unir fuerzas, lo que provocará que en lugar de unirse a ella, Kal-El y Batman formen cada uno su propio grupo de héroes para solucionar el problema a su manera. Y mientras tanto, Lex Luthor entrará en escena para hacer su propia jugada…

Realmente la historia es tan sencilla como efectiva, juega con conceptos básicos pero potentes que sirven para desarrollar una historia en la que las ideas que se transmiten llegan con fuerza al lector. Waid es un maestro a la hora de jugar con estos personajes y con toda su mitología, y lo que hace Ross no tiene nombre. En sus manos estos héroes son auténticos dioses vestidos en licra. Su trabajo en conjunto quedará como una de las obras más importantes en la historia de DC Comics.

Secuelas y precuelas

Entre los múltiples spin-offs que encontramos en el tomo, habría que destacar a The Kingdom. El no contar aquí con el dotado dibujante Ales Ross es un lastre que comparten todas las historias incluidas, pero quizás aquí sea más notable debido a la presencia del guionista original y al hecho de que hablamos de una secuela directa.

Aquí nos encontramos con uno de los efectos colaterales que tuvo el incidente de Kansas que acabó con casi toda su población. William, uno de los supervivientes de aquella catástrofe, es ahora un adorador de Superman, pero debido a una complicada y hasta cierto punto inexplicable iniciativa de un grupo de seres poderosos conocido como la Quintaesencia (formado por Shazam, Ganthet, Zeus, Highfather y el Fantasma Errante) pronto recibe un poder inimaginable. Entonces tomará el nombre de Gog y, tras una pérdida de fe, tendrá como objetivo acabar con Superman en todos los puntos del Hipertiempo (concepto creado por Waid), viajando hacia atrás en el tiempo día a día.

También habría que destacar, entre todos los especiales dedicados a Kid Flash, a Nightstar, a Magog o al planeta Krypton entre otros, los arcos argumentales de la serie de la JSA en los que Geoff Johns retoma, en una continuidad distinta, los hechos de Kingdom Come con la colaboración de Alex Ross. Así vuelve Gog a la palestra, esta vez como un despiadado asesino de criminales a los que arranca el corazón del pecho. A pesar de que en realidad aquí Johns se limita a recuperar algunos conceptos de la historia original, en manos de este tipo los personajes del Universo DC brillan más que nunca y solo por eso ya merece mucho la pena.