Reseña de Marvel Omnibus. Conan el Bárbaro: La Etapa Marvel Original 10

Roy Thomas regresa a Conan el Bárbaro para llevar la serie del cimmerio hasta su final en el décimo omnibus que Panini Comics recoge en edición de lujo

Todo lo que tiene un principio tiene un final, y la serie de clásica del cimmerio más famoso de la historia, por muy larga que fuera, no es una excepción. Panini Comics publica el décimo y último volumen integral de una serie mítica bajo el título de Marvel Omnibus. Conan el Bárbaro: La Etapa Marvel Original 10.

Roy Thomas vuelve para decir adiós

Poca duda hay de que el nombre de guionista que más se asocia con el personaje de Conan debe ser el de Roy Thomas. Desde el inicio de la década de los años setenta el guionista comenzó junto al dibujante Barry Windsor-Smith la que sería una de las series más queridas por los lectores de cómics y que llegaría a superar en popularidad a los escritos del creador del personaje, Robert E. Howard, provocando así una proliferación de productos de ficción ambientados en la Era Hiboria.

Con la llegada de los años ochenta Thomas se acabaría desvinculando del todo del personaje, dejando la puerta abierta para que otros creadores aportaran su visión. Si bien es cierto que muchos autores han triunfado e incluso superado en calidad el trabajo de Thomas con el personaje en diferentes productos, en la serie regular que le vio nacer ninguno volvió a alcanzar la época de grandiosidad que el que en su momento fuera el sucesor de Stan Lee había logrado.

Tras unos cuantos años en los que el curso de la serie iba en claro descenso en lo que al favor del público se refiere, Thomas volvió a La Casa de las Ideas después de un periodo de descanso y, obviamente, al poco tiempo le invitaron a regresar al que era su personaje más querido. La serie ya tenía fecha de caducidad, pero la idea era que se despidiera por todo lo alto, apoyándose para ello en el trabajo de dibujantes como Gary Hartle y Michael Docherty (cuyo trabajo aquí no pasa de ser meramente correcto)…

Viejos amigos y enemigos

La intención de Thomas era la de recuperar las raíces del personaje, devolver a la serie aquel esplendor que había tenido dos décadas atrás tratando de colocar a Conan en un lugar legendario, rodeado de secundarios míticos que formaban parte de su historia y que pondrían su granito de arena para consolidar su futuro como rey.

Volver a conectar con los relatos de Howard era parte de este camino, pero bien cierto es que la pasta de dientes ya había salido del tubo y no había forma de volverla a meter: eran los años noventa y la forma de hacer cómics había cambiado. El resultado fue una curiosa mezcla de estilos que no resultó para nada equivocada.

Íbamos a recobrar escenarios como Zamora, pero también a personajes muy queridos. Ya en el primer número aquí incluido nos encontramos con el sacerdote Karanthes, que no vendrá solo sino que lo hará acompañado de una Red Sonja mucho menos salvaje de lo normal. Por suerte no tardará en abandonar sus formas de dama para desenvainar su espada y ofrecernos grandes momentos de acción junto a Conan como el que queda inmortalizado en la portada del tomo.

Estando Red Sonja por ahí no es sorprendente que también nos encontremos con Zula, el guerrero de sangre real que vimos inmortalizado (y con cambio de sexo incluido) en la piel de Grace Jones en Conan el destructor. Y no olvidemos a Isparana, la ladrona espadachina que tiene el dudoso honor de aparecer en la última página de la serie a modo de cliffhanger…

En cuanto a enemigos, también vamos a tener una buena caterva de personajes conocidos, como es el caso del vampiro Varnae. Pero quien más brilla aquí es Wrarrl, el devorador de almas, personaje que mantiene una estética atemporal increíblemente atractiva y gracias al cual contemplaremos uno de los momentos más épicos y emotivos de toda la serie cuando este tenga su enfrentamiento final con Conan.

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