Planeta Cómic publica el tercer tomo de Savage Dragon, la mítica serie escrita y dibujada por Erik Larsen para Image Comics
Después de ver cómo nacía la leyenda y cómo se afianzaba con fuerza en su segundo volumen, Planeta Cómic continúa la recuperación de Savage Dragon con un tercer tomo en el que Erik Larsen pisa aún más el acelerador. Aquí, su desbordante creatividad se desata sin frenos llevando a los lectores a un festival de excesos, acción desmedida y puro espíritu noventero, donde lo mejor (y también lo más salvaje) del cómic mainstream americano se abraza con orgullo y sin complejos.
Los mejores 90
Acción desenfrenada, crossovers locos, y un héroe verde que no sabe cómo llevar un cinturón de castidad. Esto es lo que vamos a encontrar en este tercer tomo de Savage Dragon, un cómic clásico que no pide perdón por ser brutal ni por sus numerosas referencias sexuales.
Entre tanta locura también habrá hueco para los momentos más personales: nuestro protagonista se compromete, Rapture tiene un bebé y asistiremos a un enfrentamiento monumental entre Dios y el Diablo de una magnitud no vista desde los tiempos del antiguo testamento. Es decir, hay drama matrimonial, hay responsabilidad familiar y hay conflicto divino y demoníaco. Y todo ello ambientado como si en Marvel Comics hubiera una competición con un circo de payasos con superpoderes. Esa mezcla de lo cotidiano, lo gigantesco y lo pirotécnico es lo que hace que este tomo sea tan divertido. Nunca sabes si vas a ver un puñetazo interdimensional o una escena doméstica con mesas voladoras.
El ritmo es trepidante. Suceden cosas todo el rato sin poder tener un segundo para coger aire. Golpes, un crossover, explosiones, giros de guion, una boda, un bebé, otro crossover, una invasión alienígena y diálogos con el todopoderoso. Dragon envejece en tiempo real, tanto física como espiritualmente, y esa es otra de las señas del cómic de Larsen. Aquí vemos cómo los personajes crecen y se desarrollan con coherencia con el paso del tiempo, algo que ayuda mucho a que la serie nunca se vuelva monótona. En cierta forma esto podría considerarse casi una telenovela de superhéroes, pero con más violencia y menos ropa.
Crossovers por doquier
Erik Larsen no se conformó con contar sus propias historias, quiso jugar con los juguetes de los demás. En este tomo veremos a nuestro héroe relacionarse con algunos de los personajes más famosos del noveno arte a finales del pasado siglo: Spawn, Hellboy, WildStar, The Maxx e incluso las Tortugas Ninja. Cada encuentro es más sobrecogedoramente extraño que el anterior, y funciona como una celebración de cómic mainstream de aquella época, abrazando sus excesos y sacando lo mejor de sí mismo.
Los quelonios de Kevin Eastman y Peter Laird no tienen aquí pizza ni chistes fáciles (bueno, sí, algunos), sino hostias como panes. La mezcla entre artes marciales y superhéroes urbanos se siente natural y deja con ganas de más. Este crossover es puro fan service, pero del bueno, del que no da vergüenza ajena. En cuanto al demonio de Mike Mignola, se trata de un cruce breve pero que dejó huella. Ver a dos personajes tan distintos compartiendo páginas, uno más introspectivo y místico y el otro un tanque parlante que atraviesa paredes es un regalo. El encuentro es casi más anecdótico que trascendental, pero está narrado con ese cariño por los personajes que hace que funcione.
Y cuando se pasa por aquí el engendro de Todd McFarlane no asistimos a solo un cameo, sino a un choque de estilos. Tenemos a Spawn con su estética oscura, sus cadenas y su eterna tortura interior, y a Dragon, con su moral de policía de barrio y puños como yunques. Juntos parecen sacados de universos incompatibles, pero Larsen consigue que esa disonancia sea lo que les une. Hay acción, claro, pero también ese subtexto de “somos monstruos, pero estamos en bandos diferentes”.
Todo es muy bizarro cuando llega la creación de Sam Kieth. The Maxx y Dragon tienen una química rara, porque no es un combate de fuerza ni una alianza clara, sino un encuentro onírico casi absurdo. Parece que Larsen simplemente quiso ver qué pasaba al meter a su personaje en un sueño húmedo de la MTV noventera. Y funcionó. Por último tenemos a WildStar, personaje que se usa como excusa para explorar tramas más complejas y viajes temporales. No es el más impactante visualmente, pero sí aporta mucho a la mitología del Dragón.
Larsen, el autor total
El dibujo de Larsen sigue teniendo su estilo noventero, muy a lo Jack Kirby mezclado con un poco del caos visual de Rob Liefeld. Que nadie se espere una línea limpia. Esto es músculo, sombra contundente y expresiones exageradas. La narrativa fluye muy bien, incluso cuando se vuelve estrambótica y sexual (algo de lo que va sobrado este tomo). Y no se corta, dando a veces la sensación de que Larsen está haciendo un experimento continuo de probar qué pasa si le mete más monstruos, más sexo, más sangre y más absurdidad a la historia. Y el resultado siempre es satisfactorio.
En definitiva, si buscas un cómic sin frenos, con arte extravagante, tramas familiares absurdas que se cruzan con invasiones del espacio y protagonizada por un héroe verde que nunca sabe qué le espera mañana, este tomo es para ti. No es una lectura elegante, es un festín de excesos que podría verse como el paradigma del cómic mainstream de los años noventa en su mejor versión que funciona como una fiesta heroica sin otra agenda que no sea entretener, sorprender y empapar de tinta al lector.
Este cómic publicado por Planeta Cómic se presenta en formato tapa dura sin sobrecubiertas. Contiene 408 páginas y presenta la traducción a cargo de Ignacio Bentz de la edición americana de números del #22 al #35 de la serie original. El precio de venta recomendado es de 45 € y se puso a la venta en julio de 2025.
Savage Dragon 3
¡Por fin aparecen recopilados los años formativos de Dragon!
Este descomunal tomo en tapa dura continúa con la nueva y lujosa presentación de las mejores aventuras de Dragon. ¡Incluye episodios en los que forma equipo con Spawn! ¡Hellboy! ¡Wildstar! ¡Maxx! ¡Las Tortugas Ninja! Además: ¡Dragon se promete! ¡Rapture tiene un bebé! Y las clásicas desavenencias entre Dios y el Diablo.
Autor: Erik Larsen
