Dororo, la obra maestra del manga de samurais de Osamu Tezuka, llega en una edición de lujo publicada por Planeta Cómic
Al igual que ya ocurrió con otras obras de Osamu Tezuka (como Adolf), ahora Planeta Cómic nos trae en una edición muy cuidada la obra Dororo, un manga de samuráis con elementos sobrenaturales con el que poder apreciar la maestría del dios del manga…
Fantasía oscura y samurais
Dororo presenta una mezcla de ternura, brutalidad, misterio y belleza que pocas obras consiguen equilibrar. Lo que comienza como una historia casi de fantasía oscura pronto se revela como algo mucho más profundo, una reflexión sobre la identidad, la justicia, la culpa, lo humano y lo monstruoso. Tezuka lo plantea en la época Sengoku, donde nos encontramos con un Japón fragmentado por la guerra en el que señores feudales, clan tras clan, buscan territorio, poder y prestigio mientras los campesinos sufren y los yokai acechan.
El origen de la tragedia parece sacado de una leyenda extremadamente cruel. El señor feudal Daigō Kagemitsu, desesperado por sus ambiciones, hace un pacto con demonios para conquistar lo que ansía. A cambio, pierde algo más grande de lo que podría imaginar: cuando nace su hijo, Hyakkimaru, le faltan cuarenta y ocho partes del cuerpo que los demonios prestigiosos se han llevado. Se trata de un sacrificio familiar que debería ser un castigo divino, pero que termina siendo la llave de un viaje épico. La madre, con el corazón roto, salva al bebé arrojándolo al río, esperando que al menos algo de ese niño sobreviva, y así comienza la odisea. Hyakkimaru sobrevivirá gracias a un médico y chamán llamado Jukai, quien le cría como a un hijo con enseñanzas inusuales. Le enseña a usar la espada y a desarrollar una percepción suprema con la que notar lo que las partes físicas no pueden mostrar. Aprende a ver lo invisible, lo no humano, lo espiritual.
El camino de Hyakkimaru no es solo literal, sino también metafórico. Con cada yokai derrotado recupera una parte robada y añade no solo fuerza física sino fragmentos de humanidad robada. Y Dororo, un joven ladrón huérfano que se cruza con él, no es un mero acompañante, sino que es espejo de lo que Hyakkimaru podría ser sin su sentido de justicia. Dororo aporta ingenio y humor, y a veces rompe esa tensión oscura con momentos livianos. Es la parte de alivio emocional, pero también de contraste. Sin Dororo, los horrores para Hyakkimaru serían insoportables, y sin Hyakkimaru, Dororo estaría perdido en su propia desesperanza.
Los enemigos no son solo demonios con garras o colmillos. Algunos son personas, como señores feudales que abusan de su posición, poderosos que actúan con crueldad o indiferencia o gente que se beneficia de las guerras. Tezuka va desmontando la idea de lo monstruoso, porque a veces lo cruel no tiene cuernos ni cola, sino uniforme, título y nombre honorable. Esa ambigüedad moral es uno de los motores más potentes del manga.
El dios del manga
El apartado visual es digno de elogio por muchas razones, pero también algunos lectores pueden sentirse defraudados si esperaban un dibujo moderno o un estilo detallado. Tezuka dibuja con una estética muy reconocible, con formas redondeadas, personajes de rasgos faciales infantiles, proporciones que no buscan realismo total sino expresividad y dinamismo clásico. Los fondos sí pueden ser hermosos, pero en algunos momentos falta el detalle de texturas que otros autores modernos podrían aportar. Esa especie de línea clara japonesa es parte de su encanto. Su estilo no busca impactar por los efectos visuales chocantes, sino por su dominio de la narrativa y por cómo se siente el peso de cada escena.
Además, el contraste entre lo adorable e ingenuo de Dororo y lo horrible de los demonios y la guerra refleja una tensión emocional que se vive muy fuerte página tras página. Tezuka no tiene piedad, ya que vamos a encontrar personajes buenos que mueren y otros que defraudan. No hay garantía de que todos los capítulos dejen satisfecho al lector, pero casi siempre le van a dejar dándole vueltas a la cabeza. En conclusión, Dororo es un manga imprescindible para el amante del género de samuráis y para quien disfrute de la narrativa clásica del llamado dios del manga.
El tomo que recoge la obra al completo está bien traducido, con un papel decente y una buena encuadernación que otorga comodidad al leer a pesar del grosor, dando esa sensación de ejemplar que quieres conservar y releer. Cierto es que es una pena que no tenga algunas páginas de material extra que podrían dar contexto histórico, mostrar diseños de personajes y notas sobre mitología japonesa, que ayudarían al lector moderno a entender mejor algunas referencias que para quien no está empapado de este conocimiento. Este tomo publicado por Planeta Cómic se presenta en formato tapa dura sin sobrecubiertas. Contiene 856 páginas, con un tamaño de página de 15 x 23 cm, y presenta la traducción de la obra original en sentido de lectura oriental. El precio de venta recomendado es de 40€ y se puso a la venta en septiembre de 2025.

Dororo
Una obra maestra del dios del manga.
Daigo Kagemitsu, un señor local con la anhelo de gobernar el mundo, promete entregar el cuerpo de su hijo a cuarenta y ocho demonios si se cumplen sus deseos más ambiciosos. En consecuencia, el bebé nace sin cuarenta y ocho partes y es arrojado al río para que muera. Sin embargo, el pequeño logra sobrevivir gracias a la bondad y cuidados de un sabio que lo adopta, proporcionándole además las habilidades y elementos en su cuerpo para poder protegerse.
Años después, Hyakkimaru, convertido ya en un diestro samurái, emprende un viaje de revelación y venganza para ahuyentar a los demonios e ir recuperando su cuerpo perdido. En su viaje, Hyakkimaru rescata a Dororo, un joven ladrón. Juntos continuarán un viaje lleno de peligros, demonios y fantasmas.
Autor: Osamu Tezuka


