En Star Wars: Visions Vol. 3, una facción radical de Jedi redefine lo que significa servir a la Fuerza, mostrando que la luz puede ser tan peligrosa como la oscuridad
El primer episodio de Star Wars: Visions Vol. 3, titulado “El Duelo: La Venganza”, retoma la historia del misterioso Ronin Sith. Sin embargo, esta vez el peligro no proviene de los Sith, sino de los Cruzados Jedi, una secta fanática que impone su justicia a sangre y fuego.
Estos nuevos Jedi rompen con todo lo que se conocía de la Orden: sin compasión ni equilibrio, arrasan planetas enteros en busca de sus objetivos. Su líder, el Gran Maestro, un cíborg con aires de Obi-Wan y Darth Vader, personifica esta distorsión. Obsesionado con cumplir la “voluntad pura” de la Fuerza, persigue tanto a los Sith como a los que se apartan de su dogma, incluso al propio Ronin.
En su enfrentamiento, el Ronin desenmascara la hipocresía del Gran Maestro, señalando que su negación del lado oscuro lo ha vuelto aún más corrupto. La duda final del Maestro, incapaz de decidir entre un sable Jedi o uno Sith, refleja la línea borrosa entre ambas fuerzas.
Esta facción recuerda a los antiguos Revanchistas del universo expandido: cruzados Jedi liderados por Revan que, en su intento de salvar la galaxia, terminaron sucumbiendo al mismo mal que combatían.
Así, Visions Vol. 3 no solo ofrece un espectáculo visual impresionante, sino también una reflexión inquietante: en Star Wars, incluso los portadores de la luz pueden convertirse en los verdaderos monstruos.


