Nuevas aventuras de Spiderman 2099 en el tercer tomo de lujo publicado por Panini Comics que recopila la etapa clásica del personaje
Hay algo fascinante en volver a los noventa y abrir un cómic de Spiderman 2099. Ese aire de futuro decadente, donde las luces de neón apenas consiguen tapar la podredumbre moral del mundo, sigue teniendo un magnetismo especial. Miguel O’Hara no es Peter Parker, pero su historia conserva el mismo corazón trágico que siempre definió al trepamuros original, con toda la culpa, la responsabilidad y el propósito de hacer lo correcto cuando todo parece empujarte en la dirección contraria. Este tercer tomo con el que Panini Comics recopila la colección completa del trepamuros del futuro es un viaje al punto en el que el héroe ya no puede esconderse de las consecuencias de sus actos, y donde el mundo que lo rodea empieza a colapsar del todo.
Una araña llamada Miguel O’Hara
En estas páginas el guionista Peter David explora a fondo la humanidad de Miguel. David, uno de los más sólidos narradores que ha tenido Marvel Comics, llevaba a estas alturas ya mucho tiempo haciendo lo que mejor sabe en sus series. Esto es dar profundidad a sus personajes y forzarlos a enfrentarse a dilemas que no se resuelven con un golpe. Miguel ahora ya no es el joven científico abrumado por los poderes que Alchemax le ha dado, sino un hombre atrapado entre su pasado y un futuro que se le escapa. Lo que más destaca en este tramo es esa sensación de que la vida personal de Miguel se desmorona al mismo ritmo que el entorno tecnológico que lo rodea.
Desde el primer número de este volumen el tono se vuelve más oscuro que en volúmenes anteriores. Reaparecen viejos fantasmas emocionales, la relación con alguno de sus más grandes enemigos sufre un enorme cambio y en general el mundo en el que nuestro héroe deambula evoluciona a la vez que lo hace él.
La irrupción de Venom 2099, por ejemplo, lleva el tono a un lugar casi de pesadilla. No se trata del clásico simbionte vengador, sino de una versión desbordada e impredecible que hace sentir el terror físico y psicológico de una forma cruda. El enfrentamiento con él no es solo un espectáculo visual, sino un choque entre el deber de Miguel y su miedo más profundo a perder el control y convertirse en aquello que odia. Esa tensión se mantiene viva hasta los capítulos finales, cuando diversas tragedias personales se van acumulando. Llegados a ese punto veremos cómo Miguel se queda suspendido entre la rabia y la impotencia, y el cómic muestra que incluso en el futuro la pérdida para un Hombre Araña sigue siendo tan devastadora como siempre, recordando a episodios como la muerte de Gwen Stacy…
El futuro es aterrador
El mundo del futuro que aquí se nos presenta, con su mezcla de distopía corporativa y estética cyberpunk, se erige más que nunca como un personaje más de la historia. No hay espacio para el heroísmo limpio ni para los finales felices. La tecnología es una herramienta de poder, los medios manipulan la imagen pública de los héroes y las corporaciones dictan la moral colectiva. Es un entorno donde la ética es un lujo, y precisamente por eso el contraste con Miguel, que es alguien que aún intenta actuar de manera justa, resulta tan poderoso. Lo que más impresiona es cómo Peter David consigue hacer que el lector sienta esa fatiga del héroe, esa lucha diaria por mantener un mínimo de esperanza en un mundo que parece diseñado para apagarla.
El dibujo en este tomo cambia de manos en varias ocasiones, lo cual no es necesariamente negativo, aunque desde luego tampoco es un punto a favor. Keith Pollard, David Boller, Vince Giarrano, Andrew Wildman o Roger Robinson aportan miradas diferentes a la historia, y aunque la transición entre estilos se nota (siendo a veces brusca), en conjunto se mantiene una coherencia estética que encaja bien con el tono cambiante del guion. Las líneas futuristas de los edificios, los cielos saturados de luces y anuncios, los trajes metálicos y las sombras sucias de las calles son el telón de fondo perfecto para una historia donde lo tecnológico y lo humano se enfrentan a cada paso. Los rostros de los personajes, a veces exagerados, a veces más sobrios, ayudan a transmitir esa mezcla de fatiga, dolor y desafío que define al protagonista.
El color es otro de los puntos fuertes. La paleta alterna entre los azules fríos del metal y los destellos rojizos de la violencia, lo que da a las páginas una energía constante. Las escenas nocturnas y los interiores de laboratorio se benefician de esa atmósfera eléctrica, mientras que los momentos de introspección apuestan por tonos más opacos, casi melancólicos. Todo contribuye a que el mundo de Spiderman 2099 se sienta tangible, convirtiéndose en un lugar donde la belleza y la decadencia conviven sin esfuerzo.
Peter David, un guionista con solera
Este bloque de la serie deja claro más que nunca que Peter David estaba contando algo más que una historia de acción. La trama se convierte aquí en una reflexión sobre la responsabilidad, sobre lo que cuesta mantenerse fiel a uno mismo cuando el entorno entero parece empujarte al cinismo. Las pérdidas pesan, los errores se pagan y no hay redención fácil. Sin embargo, el cómic nunca se rinde al nihilismo. Hay siempre una chispa, una insistencia en que incluso en el peor de los futuros alguien tiene que seguir intentándolo.
El ritmo no siempre es perfecto. Este no es el mejor trabajo de David, aunque pueda ser uno de los más recordados. Algunos episodios intermedios dan la impresión de servir solo de transición y hay pasajes donde el argumento parece girar en círculos antes de dar un paso adelante. Aun así, esa irregularidad forma parte del encanto. Es una serie que respira como una historia viva, con altibajos, con momentos brillantes y otros más rutinarios, pero siempre con una voz clara. David no escribe por inercia: se nota que sigue explorando a su protagonista y al mundo que lo rodea con curiosidad y respeto.
Al cerrar el tomo, queda la sensación de haber acompañado a un personaje complejo en un momento crucial de su vida. Este volumen es un descenso, una etapa donde todo parece tambalearse, pero también una reafirmación de por qué Spiderman 2099 sigue estando considerada a día de hoy como una serie especial. No es solo por su ambientación futurista ni por su acción desbordada, sino por la forma en que habla del presente. La corrupción, la deshumanización, la pérdida de empatía…todo eso sigue siendo relevante. Miguel O’Hara podría vivir en 2099, pero sus problemas son los nuestros. Y esa es la esencia de cualquier Spiderman.
El tomo publicado por Panini Comics en tapa dura contiene 320 páginas a color con un tamaño de 17 x 26 cm. e incluye la traducción de la edición americana de los números del #26 al #38 de Spider-Man 2099, además de todas las portadas de los números incluidos, una introducción escrita por Pedro Monje y una pequeña sección de material extra al final. El precio de venta recomendado es de 38€ y se puso a la venta en septiembre de 2025.
Spiderman 2099: La Colección Completa 3
¡Continúan las aventuras clásicas del Hombre Araña del futuro! Miguel O’Hara se encuentra fuera de su elemento, lejos de la ciudad, en medio de ninguna parte y asediado por las peores amenazas. A su regreso, encontrará al Doctor Muerte como amo de todo y a la encarnación futurista de Veneno, capaz de colocar su mundo del revés y amenazar la vida de sus seres queridos. ¿Logrará mantener a todos a salvo?
Autores: Keith Pollard, David Boller, Vince Giarrano, Andrew Wildman, Roger Robinson, Joe St. Pierre y Peter David
