Multitud de historias se han publicado sobre Lobezno desde que este saltó a la fama gracias a Claremont en su mítica serie “Uncanny X-Men”. Hablamos de historias como “Honor”, “Origen”, “Arma-X”… Pero todas ellas, o la gran mayoría, tienen como factor común arrojar algo de luz sobre el pasado del mutante canadiense. En esta obra, Mark Millar, como siempre, sorprenderá llevando la contraria a todo lo escrito sobre Lobezno hasta ahora, mostrándonos una historia del futuro de este personaje dentro de 50 años.
Han pasado 50 años desde la noche en la que los villanos se rebelaron y provocasen la desaparición de los superhéroes. Desde entonces, Logan ha enfundado sus garras y jurado no volver a usarlas más, abandonando su vida como Lobezno y formando una familia a la cual sustenta gracias a su granja. Pero las deudas lo amenazan, más concretamente, la banda de los Banners, quienes han prometido volver para vengarse si Logan no paga a su casero antes de dos meses. Sin dinero, la visita de su antiguo y cegado compañero Ojo de Halcón ofreciéndole dinero para que lo acompañe hasta la otra punta de los Estados Unidos para llevar un encargo es la única salida que tiene el viejo Logan para pagar a su casero y salvar así a su familia.
En esta historia podremos ver cómo sería el universo Marvel dentro de medio siglo, un mundo post-apocalíptico en el que los Estados Unidos se encuentran divididos en cuatro estados gobernados cada uno por un villano distinto. Todos estos estados serán recorridos por Logan, ya que este no responde como Lobezno, y Ojo de Halcón, enfrentándose a dinosaurios traídos de la Tierra Salvaje, a los Topoides que acechan con tragarse la civilización, a nuevos y a antiguos villanos, y, lo que es más importante, al pasado, porque, ¿qué fue lo que pasó la noche en la que los superhéroes cayeron que hizo que Lobezno se obligase a no volver a sacar sus garras de adamantium?
La mente creativa de Mark Millar nos ofrece uno de esos cómics que solo él puede hacer y que tienen su característico tono de una historia que mezcla la acción de Michael Bay y los sangrientos guiones de Quentin Tarantino. Mark Millar nos muestra una historia que, además de ser bastante interesante, sabe conquistar al lector paulatinamente en su trepidante guion, ya que comienza a un ritmo tranquilo, permitiendo centrarnos en la trama y meternos en contexto. Una vez llegados a la mitad, será imposible evitar que las páginas se pasen solas gracias a un buen desarrollo de la trama, a sorprendentes giros argumentales y a escenas llenas de violenta y sangrienta acción perfectamente orquestadas, al más puro estilo Millar. Sobre los personajes, Millar crea un Logan serio y un Ojo de Halcón irónico mayores bastante bien definidos, con sus fantasmas del pasado al acecho.
Y si hay algo de lo que no cabe duda, es que Millar sabe rodearse de buenos dibujantes. En el apartado gráfico nos encontramos muy gratamente al genial Steve McNiven, el cual ya trabajó con Millar en la brillante “Civil War”, hacia la cual se dirige un guiño bastante claro en este cómic. El trabajo de McNiven se mantiene en su línea: realista, detallista, expresivo, dinámico… En fin, una maravilla. Morry Hollowell se encarga de colorear los dibujos del estadounidense de forma bastante correcta, creando una estética en el que predominan los tonos marrones haciendo que esta vaya en sincronía con la historia.
Publicado por Panini en su elogiada colección “Marvel Héroes”, el cómic se encuentra compuesto por 216 páginas en las cuales podemos encontrar los 7 capítulos que componen la historia, además de diversos bocetos y portadas. Este cómic de tapa dura se encuentra a unos más que justos 9,99€, precio que caracteriza a este coleccionable por su buena relación calidad/precio.
Finalizando, definimos este cómic como una propuesta muy entretenida en la que veremos una historia bastante original sobre Lobezno y el universo Marvel, una historia que lleva la marca de Mark Millar y que no defraudará a los seguidores del mutante de las garras de adamantium ni a cualquier otro que se acerque a ella.
Un artículo escrito por Antonio Cañestro Lanzadera