Chip Zdarsky, en Deredevil #11 y #12, señala cómo podemos resistir a uno de los problemas más grandes que tienen las ciudades actualmente, la gentrificación del barrio.
Panini Comics nos trajo la primera y segunda parte de Inferno en los números Daredevil #11 y #12, el estallido de lo que se ha venido cocinando en las ocho partes que conforman el arco Por el Infierno; dos cerezas gordas que explotan en la boca por el trepidante ritmo que imprimen Zdarky y Checchetto a las páginas plagadas de acción y explosiones, qué en dos puntos magistralmente desacelera, casi a la pausa, para dejar caer dos sensaciones/sentires que buscan hacernos ver/sentir lo que deja atrás la máquina que gentrifica y la fuerza del sentido/sentimiento de pertenencia.
La caída del telón de la ficción
Matt al dejar de decirse Daredevil, por un sentir que losupera, provoca que su antagonista (Alcalde Fisk ) se hunda en un sin sentido que lo empuja a desdecirse villano, y aunque da para escribir un texto la pregunta que plantea este movimiento —¿el héroe crea al villano?—, en esta ocasión lo dejaré de lado para centrarme en la idea que al anularse (héroe-villano) el cómic súper heroico deja de tener sentido, haciendo caer el telón de la ficción. Esta jugada pone luz a una realidad, ya qué ahí está la historia que quiere contar el autor, ahí está lo que quiere decir: la fuerza que mueve a héroes reales y visibilizar el poder que tienen los villanos reales que les permiten crear planes atroces que nos lo venden de tal forma que las compramos ignorando lo que sucedió para que esto pueda llevarse acabo y el daño que hace/está-haciendo atrás.
Zdarky, en el arco Por el Infierno dicelos engranajes que construyen la máquina que gentrifica y el tratamiento del suelo por el que pasará y en la primera y segunda parte de Inferno tensa al máximo “el tratamiento necesario para que pase la máquina que gentrifica” para alumbrar la devastación que deja el preludio a la gentrificación de los barrios; ¿a qué me refiero?, si me permiten trasladar lo que visibiliza a otro contexto, diré: del lugar de donde vengo, los agricultores para preparar la tierra en la qué sembrarán, primero, queman todo el terreno.
Escribir de la forma en la cual el guionista logra plasmar lo dicho en el párrafo anterior, sería quitarles el placer de leer algo extraordinario.
Ahora a lo que venimos, digamos cosas de Daredevil #11 y #12
Inferno, responde a lo insuficiente que es mostrar para hacernos ver algo, por ello el autor busca decir el sentir que provoca la atrocidad que deja el preludio a la gentrificación, para que dimensionemos el dolor que causa, y en esa búsqueda encuentra también la fuerza que mueve a las personas salir a la calle a enfrentarse a villanos abrumadoramente más poderosos que ellos.
Estamos ante dos números en el que abundan las explosiones y peleas; caos que van construyendo Chip Zdarky, Checchetto y el colorista Iacono cuidando cada pieza para respetar la caída de la ficción, y cuando no lo hacen es para resaltar a los héroes y villanos reales: los carros saltan por los aires por super villanos, viejos conocidos con diseños geniales, que pueden leerse ficción si no existirá el detalle que estos fueron mandados por el villano real, por lo tanto este elemento es para hacernos ver el poder que este tiene y también sirve para resaltar la valentía de estás personas que sin poderes se heroizan para no dejar que les arrebaten lo-que-son/su-barrio/no-dejar-que-los-desdigan, sabiendo que no tienen oportunidad contra ellos.
Este equilibro, hace que nos creamos que pueden morir personas, y así sucede, nos creemos la angustia de la madre tratando de alcanzar a su hijo dentro del coche mientras es tiroteado, nos creemos que no lleguen héroes al uso; nos permea el abandonados y desolación que sienten estos héroes reales que siguen ahí en la calle luchando para qué no caída la cocina del infierno.
¿Si saben qué perderán, por qué siguen en las calles?
Cerca del final del #11, tenemos dos viñetas que desaceleran la adrenalina que lleva el ritmo: en la primera vemos a Fisk, dicho Alcalde y desdicho villano, observar desde un espacioso balcón las columnas de humo que salen de la cocina del infierno, su barrio, ¿identidad?, sí. En el bocadillo que aparece en la viñeta leemos el poder que tiene el villano real sobre el Alcalde Fisk, desde que este se desdijo.
Se lo hemos ordenado, pero ningún servicio de emergencia está yendo a la zona. Nos están ignorando. Los medios tampoco responden, y cualquier mención en redes sociales sobre lo que está ocurriendo está siendo enterrada o borrada
Daredevil cómic – Daredevil #11
Esta viñeta roza la pausa y no para que respiremos, si no que contemplemos y sintamos la impotencia de Fisk ante la imposibilidad de poder evitar que tomen aquello que dejó atrás al desdecirse, para ser preciso diré qué fue obligado a desdecirse por el absurdo que Matt creó en él al haberse desdicho Daredevil, todo-arde/se-arde; la imagen logra que podamos leer a Fisk como cocina del infierno y esto lo hace devenir “persona que mira impotente cómo una fuerza abrumadora la expulsa de su casa/la-desdiga con toda violencia”… una viñeta después: el Alcalde, en su balcón y desencajado, escucha a Wesley decirle
Los Stromwyn están destruyendo sistemáticamente la cocina del infierno señor… Lo siento.
Daredevil cómic – Daredevil #11
“Lo siento” parte su imponente figura, dejando expuesto el sentir que nos permite leerlo cocina del infierno y viceversa: la desolación que deja la ausencia del sentido/sentimiento de pertenencia; abandonar el lugar al que pertenecemos/desdecirse lo/te desdibuja hasta hacerlo/te invisible, si grita/as nadie le/te escuchará mientras se/te caes a pedazos.
¿Cuánto, menos, cuesta lo abandonado? y ¿Cuánto, menos, las ruinas abandonadas?.
Y así es como el autor señala el sentir del qué está compuesta la tierra apelmazada por la qué pasará la máquina que gentrifica, con la intención de hacer al lector dimensionar la atrocidad que hoy se dan en las ciudades, qué la venta de un moderno proyecto no nos deja ver.
La impotencia de Fisk se contrapone a lo que esta sucediendo al pie de las columnas; ¿Si saben qué perderán, por qué siguen en las calles?.
El equipo comienza acelerar de nuevo realizando una secuencia con acción, sangre, muerte y la voz en off de Matt «Daredevil… Daredevil era un símbolo. Yo lo mancille y ellos lo recuperaron. Era más grande que yo. Siempre ha sido más grande que yo», y termina con Matt diciendo-se Daredevil, y se podría pensar que este decir-se levanta el telón de la ficción para devolver el sentido al cómic superheroico, pero este detalle «…Daredevil era un símbolo… ellos los recuperaron. Era más grande que yo» sostiene la realidad ya qué Daredevil pasa de ser la figura de un héroe que me salvará a ser una idea que me permite decirme en ella.
Matt al decirse Daredevil, no es que vuelva el superhéroe, si no qué es un ciudadano, como todos los demás, que se dice desde el símbolo. En mi opinión, Daredevil superhéroe sigue muerto. Al menos hasta el numero #12.
¿Y qué hace tan poderosa esta idea que puede sostener en un mismo relato a Matt, al señor de la frutería, al grupo que traicionó a uno de los villanos «… nos largamos. El plan era hacerse con la cocina del infierno, no destruirla. La mitad crecimos aquí, tenemos familia aquí…» y hasta al mismo Fisk, cuando este baja a la calle a pelear? la defensa del sentido/sentimiento de pertenencia que los habitantes de la cocina del infierno han encarnado en los restos que dejó la figura Daredevil.
La encarnación inicia ante la ausencia del héroe se fueron sumando personas a enfundarse la mascara para defender su barrio y así recuperaron la esencia de este héroe, y conforme la suma crecía la figura de Daredevil, hombre con super-poderes enmascarado, salto por los aires y se re-significo en un sentido/sentimiento de pertenencia/identidad-colectiva qué crea un relato de comunidad al cual todos pueden acceder al reconocerse así mismos; abrazar el sentido/sentimiento de pertenencia desborda cualquier relato que soy para expulsarme al decirme Daredevil/identidad-colectiva.
Una cosa cosa es “el hombre sin miedo” y algo mucho más poderoso “un colectivo/comunidad sin miedo” y esta fuerza que visibiliza el autor es la que debemos buscar para poder enfrentarnos al villano real.
¿Si saben qué perderán, por qué siguen en las calles? los sostiene/dice la fuerza del sentido/sentimiento de pertenecía.
La segunda y más breve pausa la tenemos a mitad del #12 y la conforman dos viñetas, a pesar de no estar seguidas, se leen a la par: en la primera vemos a un imponente Fisk que entra a escena dando un golpe a un super villano, sentimos su fuerza desbordada, ¿cómo paso Fisk deestar desencajado/derrotado a una entrada espectacular dispuesto a morir en la calle?… en la segunda viñeta vemos a Fisk y a Matt espalda con espalda, «No te estoy ayudando. Ésta es mi ciudad…» esto responde la pregunta anterior: Fisk al reconocerse cocina del infierno abraza el sentido/sentimiento de pertenencia y esto hace desbordar el relato Alcalde, villano desdicho y villano, para decirse Daredevil. Zdarsky eleva por encima de todo el sentido/sentimiento de pertenencia/identidad-colectiva.
Entre tanto ¡Pum!, ¡Bam!, ¡TAKTAKTAK! que tiene estos dos números, el equipo sostiene la realidad que les permite visibilizar “la desolación de la ausencia de sentido/sentimiento de pertenencia que deja a su paso la máquina gentrifica”, para señalar el mal que amenaza a muchas ciudades, y para señalar la abrumadora fuerza que viene del sentir “el sentido/sentimiento de pertenencia/identidad-colectiva” que nos llevarán a enfrentar a este enemigo real que busca convertir nuestros barrios en enormes hoteles con centros comerciales.
Nota del autor: Escribí sobre cómo al anular al héroe y villano, pierde sentido el cómic de superhéroes y que Matt al decirse Daredevil no devuelve el sentido a este tipo de cómic qué se le ve como “empijamados pegandose”; el autor al re-significar a Daredevil también re-significa la idea que popularmente se tiene del cómic para alumbrar lecturas en las que encontramos símbolos que inspiran, representaciones de sentires y realidades que conforman historias que dicen más de lo que leemos vemos.
