Los viajes en el tiempo y sus paradojas son clave en estas películas de ciencia ficción que no son tan populares como Regreso al futuro o Terminator
La idea de viajar en el tiempo es intrínsecamente humana (¿quién no querría tener la oportunidad de ver cómo será el mundo después de su muerte, o de volver a ver los recuerdos más queridos del pasado? Así que tiene sentido que sea un tema que se repita en las películas de ciencia ficción una y otra vez.
A lo largo de la historia del séptimo arte encontramos grandes historias con diferentes variedades de viajes en el tiempo. Las que primero nos vienen a la mente son clásicos como la trilogía de Regreso al futuro, la saga Terminator, Atrapado en el tiempo, La magnífica aventura de Bill y Ted, Your name, 12 monos o incluso alguna adaptación de La máquina del tiempo de H.G. Wells. Pero hay otras películas que no han tenido tanto éxito como las mencionadas, y hoy os proponemos cinco películas de ciencia ficción con viajes en el tiempo poco conocidas.
La primera vez que nos vimos (Netflix)
A lo largo de la historia del cine y la televisión, hemos visto DeLoreans, cabinas telefónicas y cabinas de policía convertidas en máquinas del tiempo, pero puede que La primera vez que nos vimos tenga el primer fotomatón que viaja en el tiempo. Cuando Noah (Adam DeVine) entra en el fotomatón de su piano bar favorito, tiene la oportunidad de volver a la noche en la que conoció a Avery (Alexandra Daddario), la “chica de sus sueños” que está comprometida con otro hombre. Cualquier cosa que haga Noah en ese fatídico día causa ondas, y cuando se despierta, está en una versión ligeramente diferente del presente.
Así que, naturalmente, Noah se arriesga todo lo que puede para conseguir un “felices para siempre” entre él y Avery. Pero La primera vez que nos vimos desafía la noción de la chica “perfecta” que está fuera de su alcance, y ofrece una parábola sobre los peligros de dejar que una versión idealizada de alguien se arraigue en tu cerebro, dejando de verle como es en realidad. Aunque solo sea por eso, La primera vez que nos vimos merece un montón de créditos por presentar a Adam DeVine en su momento más entrañable.
Kate & Leopold (Rakuten TV, Apple TV)
¿Qué ocurre cuando un hombre apuesto del siglo XIX acaba en el Nueva York actual? Esta es la importante pregunta que se atreve a plantear Kate & Leopold. Cuando Stuart (Liev Schreiber) descubre un portal del tiempo sobre el puente de Brooklyn, está ansioso por retroceder en el tiempo y explorar. Con lo que no cuenta es con que Leopold, el tercer duque de Albany (interpretado por un Hugh Jackman especialmente encantador), le siga a través del portal.
Después de que Stuart se hiera gravemente al caer por el hueco de un ascensor (si Leopold no está para inventar ascensores en el siglo XIX, difícilmente pueden existir en el 2000), su exnovia Kate (Meg Ryan) se ve obligada a cuidar del anacrónico duque. Obviamente, se enamoran – mira, son Hugh Jackman y Meg Ryan. ¿Por qué te ibas a molestar en ponerlos juntos en una película si no se iban a involucrar románticamente?
El mapa de las pequeñas cosas perfectas (Amazon Prime Video)
Con una estructura muy parecida a la de Atrapado en el tiempo, El mapa de las pequeñas cosas perfectas gira en torno a Mark (Kyle Allen), que lleva años viviendo en un bucle temporal. Sabe todo lo que va a pasar, hasta que conoce a Margaret (Kathryn Newton), que ha estado atrapada en el mismo bucle temporal. Juntos, se proponen construir un mapa de todos los momentos extraños y hermosos que ocurren en su ciudad, el tipo de cosas que sólo notarías si tuvieras varias vidas para catalogarlas todas.
El mapa de las pequeñas cosas perfectas es única por su sutileza y por la forma en que pone de manifiesto las pequeñas implicaciones de un bucle temporal. Por ejemplo, en este día en particular, la madre de Mark fue a trabajar temprano e hizo un doble turno, lo que significa que él no ha visto más que un vistazo de ella en años. La propia relación de Margaret con su madre, enferma terminal, hace que dude en salir del bucle temporal y cortar esa conexión. Estos pequeños momentos ayudan a que El mapa de las pequeñas cosas perfectas destaque en el cada vez más concurrido género del bucle temporal.
Mirai, mi hermana pequeña (Filmin, Apple TV+)
Cuando Kun, un niño mimado acostumbrado a ser el centro de atención, de repente tiene que compartir a sus padres con su nueva hermanita Mirai, no está muy contento. Pero un día, Kun se adentra en el jardín de su familia y tiene la oportunidad de conocer no sólo a la versión mayor de su hermana, sino también a su madre cuando era niño y a su bisabuelo cuando era joven.
Esta es la magia de Mirai, mi hermana pequeña: Crea un plano metafísico independiente en el que Kun, un niño cuya visión del mundo está totalmente centrada en sí mismo, tiene acceso a todas las diferentes ramas de su árbol genealógico, lo que le permite comprender mejor a las personas que más quiere al mostrarlas en diferentes momentos de sus vidas. También le enseña a Kun que él es un pequeño componente de un todo mucho mayor, un legado que no tiene fin. Pero aunque Mirai toca temas filosóficos, se presenta con un gran sentido de la diversión y el capricho; los viajes de Kun son aventuras, no áridas lecciones de historia familiar.
Una cuestión de tiempo (Netflix, Amazon Prime Video)
Las películas de ciencia ficción con viajes en el tiempo pueden hacerte sentir muchas cosas, pero no suelen hacerte llorar de manera intensa. Por lo visto, Una cuestión de tiempo no ha captado el mensaje. Cuando Tim (Domhnall Gleeson) cumple 21 años, su padre (Bill Nighy) lo sienta y le cuenta el secreto que guarda su familia: todos los hombres de su linaje tienen la capacidad de viajar a cualquier punto de su propia línea temporal.
En un principio, Tim aprovecha la ocasión para tener una segunda oportunidad con una chica (Rachel McAdams) con la que ha fracasado. Sin embargo, la historia de Tim adquiere un tono mucho más conmovedor cuando su padre muere inesperadamente. De repente, los momentos que compartieron se vuelven increíblemente preciosos, sobre todo cuando Tim se da cuenta de que llegará un momento en el que no podrá ver a su padre sin provocar cambios graves y permanentes en las personas que quiere (después de que nazca la hija de Tim, por ejemplo, cualquier viaje al pasado podría amenazar su existencia).
Una cuestión de tiempo se presenta como una comedia romántica, pero es mucho más que eso. Es una maravillosa historia sobre el amor entre un padre y un hijo, y un recordatorio para el espectador de que debe abrazar la belleza de cada día.
