Porque no todo es el Universo Cinematográfico Marvel o el Universo Extendido DC entre las películas basadas en cómics
Con Disney en plan Galactus (y Kevin Feige como su heraldo claramente no plateado), devorando todas las formas de producción audiovisual en su camino, podría ser difícil recordar un tiempo antes del gigante que es el Universo Cinematográfico Marvel. Al fin y al cabo, el ambicioso alcance y tamaño del UCM ha cambiado el cine de superhéroes. De repente, no bastaba con que las películas de cómics fueran entidades independientes; los universos compartidos y los crossovers se convertían en la norma que todos querían imitar.
Y claro, aunque cuando el mundo llegue a su fin y la última película de superhéroes de la historia sea probablemente una producción de Marvel, que se mostrará en las pantallas mientras el sol convierte los océanos en vapor (todavía tendrá dos secuencias postcréditos), hay que recordar que las adaptaciones de cómic triunfaban mucho antes del UCM. Marvel ya había tenido cierto éxito de taquilla con sus personajes en manos de otros estudios (sobre todo los X-Men, Spider-Man y Blade), al igual que DC con varias películas de Superman y Batman, antes de que llegara Marvel Studios.
Sin embargo, incluso antes del actual renacimiento del cómic, los cómics se han adaptado en películas de acción real durante décadas. Y no solo los grandes han llegado a las salas de cine, sino que muchos personajes que no pertenecen a los universos de Marvel y DC han tenido sus propias películas. Es posible que ya hayáis visto alguna de ellas, pero estamos seguros de que descubriréis que hay al menos una o dos joyas casi desconocidas. La lista podría ser más larga, y si os gusta haremos otra selección.
Películas basadas en cómics fuera de Marvel o DC
Diabolik (1968)
John Philip Law (salido directamente de Barbarella, otra película que podría haber entrado fácilmente en esta lista) interpreta a Diabolik, un elegante y sofisticado maestro ladrón. Más supervillano que héroe, esta antítesis de James Bond está sacado directamente de las páginas del fumetti de 1962 creado por las hermanas Giussani.
Mario Bava, uno de los maestros del terror italiano, dirigió y coescribió esta animada adaptación del cómic. Tiene todas las características de un thriller de espionaje de los años 60 (coches rápidos, lugares exóticos en Europa, aparatos elaborados y mujeres bellísimas) y encaja perfectamente con la contracultura de los años 60. Las ansias de riqueza de Diabolik siempre se producen a costa de las autoridades, que siempre están un paso por detrás de su escurridiza presa.
Diabolik llegó a inspirar a personajes de cómic como el mutante Fantomex de Grant Morrison y Némesis, la retorcida versión de Batman de Mark Millar, y es una película de superhéroes de manual. Sin embargo, a diferencia de las esmeraldas que Diabolik ansía, no está exenta de defectos. La trama es un poco caótica y desestructurada, pero es fácil perdonar los puntos bajos y dejarse llevar por la extraordinaria banda sonora de Ennio Morricone y las bellas imágenes. Bava tenía un talento increíble, y eso se nota en cada momento de este clásico camp, ya que cualquier plano podría enmarcarse y mostrarse junto a su homólogo en las viñetas.
Flash Gordon (1980)
Puede que haya quedado reducida a una única línea de Brian Blessed en la memoria colectiva, pero la adaptación de Flash Gordon de 1980 (basada en el cómic de Alex Raymond) sigue vigente hoy en día, al menos por su banda sonora de Queen. Citada como una de las favoritas por el cineasta Edgar Wright, el guionista Seth MacFarlane y el aclamado dibujante de cómics Alex Ross, Flash Gordon es un auténtico clásico de culto.
Curiosamente, la película funcionó mal en la mayoría de los países, pero fue muy querida en el Reino Unido. Tal vez la distancia de unas cuantas décadas permita a un nuevo público de todo el mundo descubrir sus encantos.
The Rocketeer (1991)
Basada en la serie de cómics de Dave Stevens de 1982, The Rocketeer es un cariñoso homenaje a los héroes de las matinales de los sábados de los años 40, con una clara y evidente inspiración en el serial King of the Rocket Men de 1949. En la película, Cliff Secord, piloto de acrobacias, encuentra una mochila propulsora perdida y se convierte en el Rocketeer, héroe de los cielos. Sin embargo, los nazis también quieren la tecnología de los cohetes, y Cliff no tarda en enfrentarse al actor y doble agente nazi Neville Sinclair.
Los nazis siempre son los mejores villanos -admitámoslo, las dos mejores películas de Indiana Jones cuentan con ellos- y The Rocketeer no es una excepción a esta sólida regla cinematográfica. Timothy Dalton interpreta a Sinclair, inspirado en Errol Flynn, un malvado con bigote, con un placer maníaco que no veríamos en el actor hasta el estreno de Arma fatal, de Edgar Wright, 16 años después.
The Rocketeer es muy divertida, un regreso a un tipo de película más simple y menos sofisticada, en la que los héroes son hombres de mandíbula cuadrada, las mujeres son explosivas y los villanos son caricaturas, llenos de gruñidos y frases ingeniosas. La auténtica ambientación de época hace que The Rocketeer no parezca anticuada. Decepcionó en la taquilla, pero ahora se recuerda con mucho más cariño. Es agradable ver una película que no se avergüenza de sus orígenes.
El cuervo (1994)
Tristemente ensombrecida por la muerte de su protagonista (Brandon Lee, justo cuando su estrella estaba en ascenso), El cuervo es una película de venganza sobrenatural basada en la serie de cómics de James O’Barr de 1989 del mismo nombre. El concepto de los revenants (personajes que regresan de entre los muertos para vengarse) no es nuevo en ningún medio -la mediocre Spawn pisa un terreno similar-, pero El cuervo lo ejecuta con un estilo visual tan distintivo que la película no puede dejar de destacar entre los muertos vivientes.
Y, sin embargo, volver a ver El cuervo es recordar lo terrible que fue la tragedia de la muerte accidental de Lee en el rodaje. Brandon, de 28 años, es una presencia enigmática en la pantalla como Eric Draven, tanto antes como después de la resurrección, y está claro que estaba destinado a cosas mucho mayores. Su pérdida dota a El cuervo de una cierta conmoción.
Mención especial merece la increíble banda sonora, que contribuye tanto como los efectos visuales a crear una sensación distintiva de tiempo y lugar. Los géneros del rock alternativo e industrial eran cada vez más populares a ambos lados del charco cuando se estrenó El cuervo, y la película saca provecho de ello. ¿Estilo más que contenido? Tal vez, pero es aceptable cuando consigue ser tan elegante.
Camino a la perdición (2002)
La difícil segunda película de Sam Mendes se basó, de hecho, no en uno, sino en dos cómics: La serie homónima de Max Allan Collins, que a su vez se basó en la serie de manga japonesa de 1970, Lone Wolf And Cub. Sin embargo, la versión de Allan Collins abarca varias generaciones, desde la Gran Depresión hasta la América posterior a Vietnam, mientras que Mendes se mantiene firmemente anclado en 1931. Puede que la película no grite “cómic”, pero se pueden ver sus raíces en la impresionante fotografía bañada por la lluvia, que le valió al director de fotografía Conrad Hall un Oscar póstumo.
Camino a la perdición no es solo una de las mejores películas de Sam Mendes, sino que cuenta con una de las mejores interpretaciones de Tom Hanks y uno de los últimos trabajos de Paul Newman. Todos ellos están excelentes, y en lo que respecta a las historias de padres e hijos se lleva la palma. Por desgracia, tampoco es muy conocida.