Ator, el poderoso: Un mágico poder estaba destinado a luchar de su lado
Thor, hijo de Odín y dios del trueno de la mitología nórdica, al igual que otros integrantes del ingente número de deidades nacidos en las culturas de diferentes civilizaciones de la antigüedad, ha sido representado numerosas veces en el mundo audiovisual, sobre todo gracias al Universo Cinematográfico de Marvel, que le ha hecho aparecer en diversas películas, siendo la última de ellas Thor: Love & Thunder (estrenada en los cines este mismo año).
Crítica de la película Ator, el poderoso
Sin embargo, la película que analizamos en este artículo no tiene nada que ver con la Casa de las Ideas, ni con el dios del trueno en particular, sino con la descendencia de dicho personaje mitológico, es decir, Ator, el poderoso, protagonista de la película homónima, que vio la luz en 1982, aunque en su idioma original se dio a conocer como Ator, the Fighting Eagle, que se traduce al español como Ator, el águila luchadora.
Esta película, con un total de 98 minutos de duración, está dirigida por Joe D’Amato y protagonizada por Miles O’Keeffe (como Ator), Sabrina Siani (en el papel de Roon), Ritza Brown (que interpreta a Sunya), Edmund Purmon (que encarna a Griba), Dakkar (que se mete en la piel del Sumo Sacerdote de la Araña) y Laura Gemser (que hace de Indun). A continuación, puedes ver su cartel promocional.
Con el fin de salvar la vida del descendiente de Thor, Ator, desde su más tierna infancia, es entregado a una familia para que lo cuide como si fuera su propio hijo. Sin embargo, cuando crece, no puede ocultar el amor correspondido que siente por su hermana Sunya. Por tanto, al descubrir que no son parientes de verdad, desaparece cualquier impedimento para que puedan casarse. Por desgracia, el mismo día de la boda, son atacados por los hombres de la Dinastía del Arcano, que matan a casi todos los presentes y secuestran a Sunya. Ator decide ir a rescatarla cueste lo que cueste. En su búsqueda hallará aliados pero también grandes obstáculos.
Siendo honestos, aunque no haya referencias mitológicas en toda la película, hay que reconocer que Miles O’Keeffe es creíble en su papel de descendiente de Thor, como se demuestra por la melena rubia y la musculatura que luce el actor. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, ya que los inconvenientes pesan mucho más que las escasas virtudes de la película, como puedes comprobar en los siguientes párrafos de este artículo.
Aunque se repite varias veces, a lo largo de la película, que Ator es hijo de Thor, ya hemos dicho que la mitología no hace acto de presencia, ya que no vemos aparecer al padre del protagonista en escena, ni se hace referencia a que sea el dios del trueno, como tampoco se menciona el reino de Asgard. De hecho, choca bastante el hecho de que uno de los elementos que Ator porta como arma sea la espada de Thor, pese a que todo el mundo que tenga unas mínimas nociones sobre mitología escandinava sabe que lo que esgrimía el hijo de Odín era un martillo.
Ator, el poderoso es una película para ver y olvidar
Salvando lo mencionado en el apartado anterior, la verdad es que la trama del filme Ator, el poderoso tiene cierta coherencia, pero resulta demasiado sencilla para lo que podría haber dado de sí un largometraje protagonizado por el hijo de Thor.
Los efectos especiales tampoco se salvan de la quema, ya que no son nada del otro mundo. Es cierto que se trata de un filme de los años ochenta, y las cosas han cambiado mucho desde entonces, pero existen largometrajes anteriores que cuentan con una mejor calidad en dicho apartado. Evidentemente, el presupuesto del que dispone la película influye bastante en ello y, desde luego, no parece que Ator, el poderoso sea un filme muy caro.
No obstante, aunque no sirva como excusa, debemos tener en cuenta que este no es el tipo de cine en el que suele desenvolverse el director Joe D’Amato. Por el contrario, está especializado en cine de terror, erótico y pornográfico, tres géneros que no se dejan ver por ningún lado en esta película, de la que también escribió el guion, por lo que no deja de sorprender su decisión de embarcarse en el proyecto.
En definitiva, a la hora de dar una valoración justa sobre Ator, el poderoso, hay que decir que se trata de una película para ver y olvidar, que solo es una buena opción si no echan nada más interesante en la televisión. Afortunadamente, como ya hemos comentado al inicio del artículo, los amantes del género de la mitología escandinava tienen mucho donde elegir, ya que la riqueza cultural de dichos personajes siempre ha sido un tema muy recurrente en el mundo audiovisual y no parece que vaya a dejar de ser así.


