La tercera temporada de Solo asesinatos en el edificio ha llegado a su fin ¿Los nuevos fichajes han estado a la altura de las anteriores temporadas?¿Se sigue manteniendo el misterio?
La segunda temporada de Solo asesinatos en el edificio nos dejaba con un giro totalmente inesperado apuntando a que uno de los personajes del trío principal podría ser el principal culpable del nuevo asesinato, esta vez rompiendo una de las reglas, ya que se había producido fuera del Arconia. El trágico suceso se había llevado a cabo durante la nueva obra de Oliver (Martin Short) y el objetivo era su protagonista, un nuevo personaje interpretado por el carismático Paul Rudd. Lo bueno, el misterio no se ha hecho de esperar mucho, como nos tienen acostumbrado muchas series, apenas hemos esperado un año y poco. Lo malo, las expectativas estaban muy por encima de lo posible.
Con la confirmación de la tercera temporada también llegaron las confirmaciones de nuevos personajes para este elenco tan pintoresco, entre todos los personajes nuevos, nos encontramos con dos que destacan muy por encima de todos, Paul Rudd, al que ya vimos en el último momento y todo parecía que era un simple cameo, y Meryl Streep, en un personaje que hasta que ha llegado el primer capítulo de la tercera no conocíamos. Dos caras que aumentaron muchísimo las expectativas por esta temporada, además la serie dejaba de ser tan contenida con una propuesta más espectacular.
Entre musicales y asesinatos, giro necesario para dar un nuevo aire
El final de la segunda temporada nos dejaba con la sorpresa de un nuevo escenario de forma literal, el (intento) de asesinato se había llevado a cabo en el teatro donde se estrenaba la obra de Oliver, por lo que Solo asesinatos en el edificio, rompía con la regla de su propio título, para que finalmente todo fuese un pequeño giro y el verdadero asesinato fuese en el ya mítico edificio, Arconia, durante una fiesta. Era un riesgo necesario, para romper con un molde al que ya se podría haber acostumbrado la serie, pero decidieron dar este giro y ofrecer un nuevo escenario, el teatro.
Junto a este añadido en el espacio también ha llegado uno de los momentos más emblemáticos de la tercera temporada y es que el personaje de Martin Short no consigue triunfar con su obra y además la supuesta muerte de su protagonista pesa como una maldición en el teatro. Por lo que se acaba decidiendo que la obra de teatro se convierta en un musical y a su vez la temporada casi que también se convierte en ello, ya que como iremos descubriendo y como bien señala uno de los personajes las letras de las canciones parecen estar ligadas a la misma historia de sus personajes de forma inesperada.
Sin duda alguna las canciones le dan un aspecto cómico a la serie, siguiendo la tendencia de musicales como Rocky Horror Picture Show, del que toma referencias directas en el vestuario y la cartelería de la obra de Oliver, Death Rattle Dazzle!, o las obras de Andrew Lloyd Webber, creador de Cats o Jesucristo Superstar. Sin duda este aspecto hace que la serie no caiga en la monotonía siguiendo las dos temporadas anteriores, por lo que esta decisión aporta nuevos aspectos y nuevas formas de contar la historia. Por mi parte me he quedado con ganas de ver más del musical, ojalá se haga realidad en algún escenario o algún especial, ya que se veía realmente divertido.
Lo grande se acaba perdiendo
Pero la serie acaba tropezándose un poco con ella misma, ya que el elenco de personajes se queda muy grande y pesa en la evolución de los personajes principales. Además son muchas caras conocidas que esperas que tengan su gran momento en pantalla, por ejemplo, el personaje de Meryl Streep, Loretta, en el inicio parece estar más implicado en la trama, para que según vaya avanzando la temporada se acabe quedando en un segundo plano o Tobert, interpretado por Jesse Williams, sin hablar de Joy, Andrea Martin.
Destaco estos tres personajes por su función final en la trama como simples intereses románticos del trio principal y que acaban en el tópico de que los intereses románticos a veces pueden no ser lo que parecen o que te acaben distrayendo del objetivo principal. Eventualmente esto será lo que provoque la breve disolución del trio y dejará a Mabel (Selena Gomez) a solas con el caso, junto a Tobert y uno de los personajes más queridos de la primera temporada, Theo, una gran sorpresa volver a verlo, pero con una participación muy breve que se ha quedado en nada.
Pero volvamos con Joy, ya que su resolución me parece la menos acertada de toda la serie, Charles puede ser lo más tonto del mundo, pero que la serie acabe sacando como conclusión que lo mejor para el personaje es que se quede solo, cuando en ciertos momentos lo vemos pasar mal por esa soledad, es tan contradictorio que chirria muchísimo, espero que para la siguiente temporada decidan darle redención al personaje y a esta relación, pero no sé si van a conseguir que funcione tan bien como ya lo estaba haciendo.
Otro gran fallo que le veo a esta dispersión de tramas y de personajes es la breve aparición de Cinda Canning (Tina Fey), casi que aporta lo mismo que Joy, pero de otra forma. A Joy la han usado para “separar” a Charles de su trabajo en el podcast y en su papel, mientras que Cinda es la que le provoca a Mabel para que se de cuenta de que ya no necesita estar con sus amigos para hacer el podcast. A Cinda incluso la vemos en una situación totalmente nueva que se podría haber explorado más, pero parece que será otro cartucho que se han guardado.
La entrada de Paul Rudd y Meryl Streep es arrasadora, ambos personajes son muy especiales en la trama, el de Rudd con su pasado como antigua estrella del cine de policías con poderes, ejem Marvel ejem, y a Meryl Streep con su papel de actriz que nunca ha estado bajo el foco hasta su llegada a la obra de Oliver. Al pique de estos actores entra el personaje de Jeremy Shamos, Dickie Glenroy, quien hace del hermano adoptivo de Rudd y del que se acaba ocultando algún que otro detalle más hasta el final de la trama que acaba creando situaciones interesantes entre este trio de personajes.
Pero sin duda alguna la mayor perdida en esta tercera temporada es el grupo de seguidores del podcast, no los vemos en ningún momento de la tercera temporada y aportaban un aspecto meta lingüístico, muy divertido, ya que el espectador era como uno de ellos aportando su información y su forma de ver las cosas desde fuera. Eso sí, el hecho de intentar mantener al espectador un poco adelantado a la trama, señalando con la cámara pequeños detalles de los que los personajes no se dan cuenta funciona a la perfección, pero hay que estar muy atento a literalmente todo.
La comedia en Solo asesinatos en el edificio funciona como nunca
Entiendo que el descarte de esos personajes era necesario para desarrollar a los otros, pero la serie cae en el pequeño fallo de algunos whodunit, centrarse demasiado en algunos personajes que sabes que no son los culpables como para distraer al espectador. Con esto no digo que la serie no mantenga mucho misterio, lo mantiene, pero a partir del capítulo 7 puedes saber quien ha sido más o menos, por mucho que se intente mover el foco de atención. Pero si en algo se ha centrado mi foco es en que realmente Solo asesinatos en el edificio es algo más que una serie de misterio.
En estos tiempos los whodunit están algo trillados, siguen surgiendo muchas propuestas nuevas, en el cine tenemos Puñales por la Espalda y su secuela, o las películas de Hercule Poirot de Kenneth Branagh, con su reciente Misterio en Venecia, mientras que en la televisión tenemos El día después o Pokerface (también de Rian Johnson). Cada una de ellas tiene una propuesta distinta, un nuevo enfoque al cine de misterio más al estilo de una partida de Cluedo, por lo que Solo asesinatos en el edificio parece que ha encontrado su forma de llamar la atención con su tercera temporada.
No estoy diciendo que las dos anteriores fuesen simplonas, ya demostraban tener su identidad propia, pero el riesgo que se ha tomado en la tercera es resaltando más la comedia de Martin Short y Steve Martin, nos deja claro que es es lo principal de la serie y por la que todos la vemos. Ver a estas leyendas de la comedia pasárselo tan bien con sus personajes y con algún guiño a su filmografía, nos demuestra que la esencia de estos dos actores sigue fresca y que la única forma de ofrecer un mayor espectáculo en la tercera temporada era casi convirtiendo la serie en un musical del que no se me va a olvidar la canción de Charles.
La confirmación de la cuarta temporada ahora se me presenta como una incógnita, pensaba que la tercera iba a ser la última, para no saturar la maquinaría, por lo que espero que se tomen el tiempo necesario para desarrollar esta nueva temporada que parece presentarnos un arco más intenso y que podría dar otro cambio en el enfoque de la trama ¿Más dramático?¿Más centrado en la venganza? Todo parece apuntar a que se van a añadir menos personajes por lo que también me tranquiliza el saber que parece que vamos a volver a algo más cercano a la primera temporada.
La victima ha sido inesperada, los principales han tenido una relación más cercana con la victima y el asesino parece tener un motivo que podría poner en riesgo a todo el Arconia como en la primera. Las expectativas ya no las tengo tan altas como con la tercera, la llegada de Paul Rudd y Meryl Streep me subieron mucho las ganas de ver esta temporada. Pero esos puntos y que veamos como el trío de Solo asesinatos en el edificio se defiende de esta nueva amenaza es lo que me hace pensar en esas semejanzas con la primera y me emocionan, por ahora son todo especulaciones que se están poniendo sobre mi gran corcho lleno de caras e hilos rojos.