Alan Moore no puede ni mirar Watchmen. Así de profunda es su aversión por su propia creación
Hablar de Alan Moore es hablar de uno de los genios más influyentes de la industria del cómic. Sin embargo, su relación con su obra más emblemática, Watchmen, es cualquier cosa menos amistosa. De hecho, Moore siente un rechazo tan visceral hacia su creación de 1986, que no permite tener una copia en su casa.
Un rechazo radical al género de superhéroes
En una entrevista durante el Film4 FrightFest de 2014, Moore expresó que tener una copia de Watchmen en su casa sería “demasiado doloroso”, ya que prefiere concentrarse en su trabajo actual en lugar de sus logros pasados. Esta postura no es nueva para los seguidores del escritor, que han visto cómo su aversión por el género de superhéroes y sus propios fans ha sido un tema recurrente en sus entrevistas a lo largo de los años.
En 2014, mientras Moore se preparaba para lanzar su primera novela, Jerusalem, su pasado como creador de cómics seguía persiguiéndolo. Durante una aparición en la alfombra roja de Film4 FrightFest, Moore fue claro al expresar su desprecio por su trabajo en cómics de superhéroes, declarando: “Estoy orgulloso de todo mi trabajo, excepto de esas cosas de superhéroes que a todos les gustan. Ya no tengo ninguna copia de eso en la casa. No puedo soportar mirarlo. Fue demasiado doloroso, demasiadas amistades perdidas”.
Desdén por Watchmen
El desdén de Moore por sus obras más famosas es parte de un rechazo más amplio hacia la industria del cómic y el género de superhéroes en su totalidad. Cuando Moore y Dave Gibbons crearon Watchmen, tenían un acuerdo con DC que estipulaba que los derechos de los personajes revertirían a ellos una vez que el libro estuviera fuera de impresión. Pero la serie fue tan popular que el editor ha mantenido el libro en impresión desde entonces. Para colmo de males, una de las creaciones más queridas de Moore después de dejar la compañía, Tom Strong, fue adquirida por DC a través de la compra de Wildstorm.
Tras su salida de la industria del cómic, Moore no ha ocultado sus sentimientos hacia sus creaciones. Ya sea describiendo a los fans adultos de cómics como emocionalmente inmaduros o criticando a los seguidores de su icónico vigilante Rorschach, pocos escritores se han distanciado de su trabajo de manera tan brutal como Moore. Aunque sigue siendo una figura respetada por sus contribuciones al medio, muchos lectores cuestionan si su respuesta es proporcional o incluso justa.
El impacto y la influencia de Moore en la industria del cómic siguen siendo palpables hoy en día. No solo muchos escritores modelan el tono y la dirección de sus historias basándose en el mejor trabajo de Moore, sino que sus personajes han jugado un papel vital en la historia moderna de DC. Muchos lectores empatizan plenamente con sus sentimientos sobre los derechos de Watchmen, pero también parece claro que el escritor ha seguido adelante. Habiéndose establecido en la prosa, donde parece estar más contento, Alan Moore no puede tener en su hogar lo que muchos consideran su obra magna.
La evolución de Alan Moore
Desde su retiro del mundo del cómic, Moore se ha enfocado en escribir novelas y obras de prosa. Jerusalem, su monumental novela, ha sido aclamada por su ambición y profundidad. Aunque ha dejado atrás el mundo del cómic, su influencia en el medio perdura.
Mientras Watchmen sigue siendo un pilar en las estanterías de los fans y una inspiración para nuevas generaciones, su creador ha elegido un camino diferente, uno donde puede controlar su narrativa sin las restricciones de la industria del cómic. Moore puede haber dejado el cómic atrás, pero el cómic nunca dejará a Moore.
El legado de Watchmen
El legado de Watchmen es un testamento del genio de Alan Moore, a pesar de su rechazo personal hacia la obra. Su impacto sigue resonando, tanto en la industria del cómic como en la cultura popular en general. La historia de Moore y Watchmen es un recordatorio de las complejas relaciones que los artistas pueden tener con sus creaciones y las industrias que las producen.
A pesar de su negativa a tener una copia de Watchmen en su casa, el mundo no puede ignorar la grandeza de la obra de Moore. Tal vez algún día, el propio Moore podrá reconciliarse con su legado. Pero hasta entonces, su rechazo a Watchmen sigue siendo una de las paradojas más fascinantes del mundo del cómic.
