Disney ha sido demandada por el uso de CGI para recrear al icónico actor, fallecido en 1994, en la famosa franquicia de Star Wars
Desde el lanzamiento de “Rogue One: A Star Wars Story” en 2016, la producción no solo ha sido notoria por su éxito en taquilla, sino también por su audacia tecnológica. Una de las decisiones más llamativas fue la recreación digital de Peter Cushing, conocido por su papel como el comandante imperial Grand Moff Tarkin en “Star Wars: A New Hope”. Sin embargo, esta innovación digital ha llevado a Disney a enfrentarse a una demanda por derechos de imagen que pone en cuestión los límites éticos y legales del uso de CGI.
La historia detrás de la polémica
La disputa surgió cuando Tyburn Film Productions presentó una demanda contra Lunak Heavy Industries (UK) Ltd, una subsidiaria de Disney que colaboró en la realización de “Rogue One”, alegando que poseían acuerdos previos con Cushing que prohibían el uso de su imagen con efectos especiales sin su consentimiento explícito. Esta demanda se basa en que, antes de su muerte en 1994, Cushing había establecido cláusulas específicas respecto al uso post-mortem de su apariencia.
Por su parte, Lucasfilm y Lunak contestan la demanda, argumentando que bajo el contrato original firmado por Cushing para “A New Hope”, no necesitaban autorización adicional para recrear su imagen. Afirman haber obtenido el permiso de los ejecutores del testamento de Cushing a cambio de un pago, intentando desestimar la demanda en diciembre de 2023, aunque sin éxito. Un juez decidió que el caso requería una investigación más profunda, llevando el asunto a juicio.
Un precedente para la industria
Este caso no solo desafía los límites de la tecnología en el cine, sino que también plantea importantes preguntas sobre los derechos de imagen y la ética en la recreación de personajes por medios digitales. La decisión de utilizar CGI para “revivir” a Cushing ha generado un debate considerable sobre hasta dónde pueden llegar los creadores de contenido sin transgredir derechos personales o morales.
Más allá de la controversia, “Rogue One” es aclamada como una pieza clave dentro del universo de Star Wars, ofreciendo una historia que sirve de preludio directo a los eventos de “A New Hope”. Con un elenco que incluye a Felicity Jones y Diego Luna, la película no solo capturó la esencia de la saga, sino que también se destacó por su tono realista y efectos visuales, recaudando más de $1 mil millones globalmente.
Un legado cinematográfico que trasciende la muerte
La figura de Peter Cushing sigue siendo emblemática en el ámbito cinematográfico, especialmente por su rol en “Star Wars: A New Hope”. Su caracterización del comandante Tarkin se ha convertido en un ícono de la saga, recordado por su imponente presencia y autoridad. La decisión de traerlo de vuelta digitalmente en “Rogue One” no solo es un homenaje a su talento sino también un testimonio de su perdurable impacto en la franquicia.
Comparar esta recreación con otros intentos similares, como el de Carrie Fisher como la Princesa Leia en la misma película, arroja luz sobre los avances en la tecnología de CGI y los dilemas éticos que estos conllevan. Mientras que la recreación de Cushing generó controversias legales, la de Fisher fue recibida con emociones encontradas, lo que subraya la complejidad de revivir digitalmente a personajes y actores queridos.
Dilema moral y jurídico
La cuestión ahora se centra en cómo este juicio podría influir en futuras producciones y en las normativas que rigen los derechos de los actores en la era digital. Con el juicio programado para julio de 2024, el caso promete ser un punto de inflexión para la industria cinematográfica, cuestionando hasta dónde se puede llegar en la recreación de personajes icónicos sin pisar terrenos éticamente cuestionables.
Para aquellos interesados en revivir la emoción o descubrir la película por primera vez, “Rogue One: A Star Wars Story” está disponible en streaming a través de Disney+.