Durante el rodaje, la transformación física fue titánica: ocho horas de maquillaje y una técnica especial llamada “flocking”, donde le rociaban pequeños pelos cargados eléctricamente sobre el cuerpo para crear esa piel de zorro tan inquietante que vemos en la serie. No era un simple disfraz: todo era real, todo estaba ahí, desde las altísimas plataformas hasta el detalle de los trajes que parecen evocar rostros humanos.
Strange, con más de una década de experiencia en interpretar criaturas, confiesa que esta fue una de las caracterizaciones más extremas de su carrera. De hecho, bromea diciendo que comer con los brazos cubiertos de pelo le provocaba extraños momentos existenciales.
Esta decisión, además, refuerza el aura de extrañeza y peligro que rodea a estos seres, unos habitantes de otra dimensión que dominan las trampas y los deseos ocultos de los humanos. En palabras de Strange, “aunque son de otro mundo, tienen algo familiar que los hace aún más perturbadores”.
¿Volveremos a ver a los Eelfinn en próximas temporadas?
¿Tendremos más Eelfinn en el futuro de La rueda del tiempo? Por el momento, nos quedamos con una presentación inquietante y prometedora que abre un sinfín de posibilidades para próximas temporadas.
Así que si pensabas que habías visto ya todo lo que Robert Strange podía ofrecer, mejor prepárate, porque lo mejor todavía está por llegar tanto en el universo de Silent Hill como, posiblemente, de nuevo en La rueda del tiempo.