John Lithgow rompe el silencio sobre la polémica de J.K. Rowling y su papel como Dumbledore

John Lithgow, el nuevo Dumbledore de HBO habla claro sobre el aluvión de críticas por unirse al universo Harry Potter

Cuando John Lithgow aceptó el reto de interpretar a Albus Dumbledore en la nueva serie de Harry Potter que prepara HBO, seguramente esperaba cierto revuelo… pero no un alud de críticas antes de ponerse siquiera la túnica. Lo que parecía una decisión profesional lógica —un gran papel, un universo consolidado, una plataforma potente— se ha convertido en todo un campo de minas. Y no precisamente mágicas.

La polémica de J.K. Rowling y el nuevo Dumbledore

La figura de J.K. Rowling lleva años envuelta en controversia por sus declaraciones y actividades públicas consideradas transfóbicas por gran parte de la comunidad LGBTQ+ y sus aliados. Así, cada nuevo proyecto ligado a su obra se enfrenta a una creciente resistencia por parte de fans y colectivos sociales. Y ahora, le ha tocado al propio Lithgow lidiar con ese fuego cruzado.

En una reciente entrevista con The Times, Lithgow reconoció haber recibido mensajes personales pidiéndole que renuncie al papel. Uno de ellos incluía el artículo titulado “Carta abierta a John Lithgow: por favor, abandona Harry Potter”, mientras que otro provenía de la madre de un menor trans. El actor lo describió como “el canario en la mina”, esa señal temprana de que algo va muy mal.

Aun así, asegura que no piensa bajarse del tren de Hogwarts: “Oh, cielos, no”, respondió al ser preguntado si se había sentido desanimado por estas reacciones. Lejos de amilanarse, confiesa que aceptó el rol pensando que podría ser su última gran actuación, dado que el proyecto requiere un compromiso de ocho años. “Fue una decisión importante porque estaba pensando en la mortalidad… y esta es una muy buena forma de cerrar mi carrera”, explicó.

Curiosamente, su decisión ha provocado especial decepción entre quienes alguna vez lo admiraron por interpretar a una mujer trans en El mundo según Garp (1982), una de sus actuaciones más recordadas.

Una comparación que no convence a todos

Lithgow también comentó que, en el pasado, encarnó al autor Roald Dahl —conocido por sus declaraciones antisemitas— sin que nadie levantara la voz. “Nadie se quejó cuando acepté interpretar a Dahl, pero ahora recibo montones de mensajes sobre Rowling. ¿No es curioso?”, reflexionó el actor.

Aunque su comparación puede parecer lógica desde fuera, muchos críticos apuntan una diferencia crucial: Dahl ya ha muerto y no se beneficia económicamente de sus obras, mientras que Rowling sí sigue recibiendo ingresos millonarios y, según denuncian diversas organizaciones, parte de ese dinero alimenta causas anti-trans en Reino Unido.

La preocupación de los fans no se limita al personaje de Dumbledore en sí —uno de los pocos roles abiertamente gays del universo mágico—, sino al mensaje implícito de seguir colaborando con una autora cada vez más cuestionada.

Un proyecto que ya nace envuelto en debate

Desde que HBO anunció el reboot televisivo de Harry Potter, los comentarios no han cesado. Si bien hay quienes celebran la posibilidad de una adaptación más fiel a los libros, otros no pueden mirar más allá de la sombra que proyecta Rowling sobre la franquicia. Y eso se traduce en presión directa sobre el elenco.

A día de hoy, Lithgow afirma no haber conocido personalmente a Rowling, pero no descarta un futuro encuentro: “Me pregunto cómo ha absorbido ella todo esto. Supongo que en algún momento la conoceré y tengo curiosidad por hablar con ella”.

Una declaración que puede parecer neutral, pero que también evidencia cierta desconexión con el contexto social actual. Para muchas personas trans, hablar de Rowling no es solo una polémica literaria, sino una cuestión personal y política.

¿Es posible separar al autor de la obra?

La eterna pregunta que sobrevuela todo este tema vuelve a la mesa: ¿hasta qué punto es válido disfrutar de una historia cuando su creadora está asociada a posturas dañinas? Para algunos, consumir productos de Harry Potter hoy es un acto de complicidad con un discurso excluyente. Para otros, las historias siguen teniendo valor por sí mismas, especialmente cuando nuevos actores y creadores pueden aportar miradas más inclusivas.

Lo que está claro es que el universo mágico ya no es el refugio unánime que fue para una generación entera. La magia sigue viva, pero envuelta en dilemas muy reales.