Butch Guice, uno de los artistas más influyentes de Marvel y DC se despide dejando un legado imborrable entre los fans del cómic
El alma detrás del lápiz
Si algo define a Butch Guice es que su estilo no se confundía con el de nadie. Su lápiz era pura energía, capaz de convertir el papel en dinamita visual. Era ese tipo de artista que, aunque discreto, se dejaba oír fuerte con cada viñeta. Hettel lo describía como “el tipo de hombre que dice poco, pero que cuando hablaba, lo hacía con verdad”. Un tipo sólido, honesto, leal y protector, tanto en lo personal como en lo profesional.
El legado de Apocalipsis
Guice fue parte esencial de esa generación de artistas que marcaron el tono visual de los cómics de los años 80 y 90. Su trazo no era meramente espectacular: tenía una narrativa, una tensión interna, que hacía que los personajes parecieran listos para saltar de la página.
De Marvel a DC y vuelta otra vez
Su relación con Marvel nunca se cortó del todo. Volvería poco después para trabajar con Bob Layton y David Michelinie en “Iron Man”, y posteriormente con Roy Thomas en “Doctor Strange: Sorcerer Supreme”. Incluso pasó por títulos como Nick Fury, Agent of S.H.I.E.L.D. y una miniserie de Deathlok junto a Dwayne McDuffie.
En DC, fue parte integral de sagas como La Muerte de Superman, Funeral por un Amigo y El Reino de los Supermanes, colaborando con Roger Stern y Michelinie en Action Comics. Más adelante, trabajó en Birds of Prey junto a Chuck Dixon y dio vida a Resurrection Man con Dan Abnett y Andy Lanning.
El artista que nunca se fue
Su último trabajo en el mundo del cómic fue en 2020, con el cómic independiente “The Futurists” publicado por Allegiance Arts. Con este proyecto se despedía del medio, aunque nunca del corazón de sus fans.
Jackson Guice fue mucho más que un dibujante talentoso. Fue un narrador visual, un profesional íntegro y un ser humano profundamente querido por quienes lo conocieron. Su huella en el cómic estadounidense —y por extensión, en todo el mundo— es imborrable. En tiempos donde lo artificial empieza a competir con el arte, Butch nos recordaba lo poderosa que puede ser una historia cuando nace del corazón.