El nombre de Villeneuve llevaba tiempo rondando los rumores, pero ahora ya es oficial: el responsable de joyas como Arrival, Sicario y la aclamada saga Dune se adentra en el universo de espías más elegante del cine. Desde Amazon lo han definido como un “maestro cinematográfico”, y no es una exageración: su estilo visual, la construcción de mundos complejos y la forma en la que trata a sus personajes encajan como anillo al dedo en el mundo de Bond.
Más allá de la elección del actor, Villeneuve tiene por delante la oportunidad de darle a Bond una nueva voz y estética, en una época donde el espionaje clásico necesita adaptarse a nuevos códigos sin perder su esencia.
Pascal y Heyman aseguran que “siempre fue el sueño de Denis hacer esta película, y ahora también es el nuestro”. Con esa pasión compartida, y tras el cierre dramático del ciclo de Craig, todo apunta a una etapa más audaz, introspectiva y cinematográficamente ambiciosa para 007.
Por eso, no sería descabellado imaginar un James Bond más reflexivo, con dilemas morales más marcados y una estética que combine el clasicismo británico con el lirismo visual que caracteriza a Villeneuve. ¿Podremos ver una secuencia de apertura sin explosiones pero cargada de tensión existencial? ¿Un villano con profundidad filosófica? ¿Un Bond más humano que nunca?