El gran acierto de Pak es humanizar al alienígena sin quitarle su rareza. El Silver Surfer sigue siendo un ser que habla con solemnidad y se desliza por el cosmos con una tabla plateada, pero también muestra empatía, culpa, y hasta ironía sutil. Esa mezcla de solemnidad y sencillez es lo que hace que esta historia conecte con el lector actual.
BAN y la cruzada empresarial contra los extraterrestres
Y es aquí donde entra en escena Kelly Koh, la mejor cazadora de alienígenas de la agencia. Armada hasta los dientes y con un diseño de armadura recargado (muy bien ejecutado por Kumar), es enviada para acabar con Silver Surfer. El enfrentamiento es brutal, pero el Surfer no actúa con venganza: tras derrotarla, la lleva a casa de su madre para que se recupere. Es un momento de contradicción, vulnerabilidad y compasión. Pura esencia del personaje.
Una crítica afilada al capitalismo disfrazada de epopeya galáctica
Greg Pak maneja esta crítica con sutileza. No cae en la caricatura, y logra que tanto el Surfer como sus antagonistas tengan motivos, contradicciones y capas. El personaje de Koh es especialmente interesante, y queda claro que jugará un papel importante a lo largo de la miniserie.
El cliffhanger del número —con Koh recibiendo la orden de ir tras Skaar, el hijo de Hulk— promete que lo que viene será aún más intenso. Estamos ante una miniserie que no teme meter el dedo en la llaga de los conflictos sociales actuales, pero sin perder de vista la maravilla y la tristeza de lo cósmico.