El número 11 del cómic hunde a Logan emocionalmente y reescribe su mayor debilidad
Durante meses, los fans de Wolverine creyeron que habían presenciado uno de los regresos más inesperados del universo Marvel: el de la madre de Logan. Un giro que prometía cerrar viejas heridas y ofrecer al mutante una segunda oportunidad de redención emocional. Pero Marvel ha decidido darnos un puñetazo directo al corazón, demostrando una vez más que en el mundo de los cómics, nada es lo que parece.
En Wolverine #11, con guion de Saladin Ahmed y dibujo de Martín Cóccolo, la emoción se convierte en tragedia en cuestión de viñetas. Tras un combate brutal contra Sabretooth, Logan cree haber salvado a su madre. Entre lágrimas, se abraza a ella… solo para descubrir que ha sido víctima de una ilusión provocada por uno de los villanos más sádicos y manipuladores: Mastermind.
Wolverine y su madre, una ilusión que se convierte en pesadilla
La escena en la que Wolverine llora desconsolado en el pecho de su madre es devastadora, tanto para el personaje como para los lectores. Marvel no solo juega con los sentimientos de Logan, sino también con los de quienes llevamos años acompañándole en sus historias. La supuesta resurrección de su madre no era más que una ilusión generada por Mastermind, quien utilizó sus poderes para engañar todos los sentidos de Logan, incluyendo el olfato.
Esto último es especialmente significativo, ya que en el número anterior (Wolverine #10), Logan confesaba que el olor de su madre lo debilitaba emocionalmente y lo hacía sentir como un niño asustado. Esa fragilidad, completamente fuera de lo habitual en él, ha sido usada en su contra de forma magistral.
Cada viñeta del número 11 está impregnada de un dramatismo raro en los cómics de acción. Ver a un Wolverine tan emocionalmente expuesto no es común, y eso hace que el golpe duela más. No estamos ante una batalla física, sino ante una guerra emocional que Logan no ha podido ganar.
Una debilidad más peligrosa que el adamantium
La revelación de que Logan es vulnerable ante los recuerdos de su madre cambia las reglas del juego. Hasta ahora, su debilidad siempre había sido su brutalidad, su falta de control o incluso su rabia. Pero Marvel acaba de demostrar que su corazón es, irónicamente, su punto más débil.
Mastermind se eleva así al nivel de los grandes villanos del universo mutante. No por su poder destructivo, sino por su capacidad para destrozar psicológicamente a sus enemigos. El hecho de que haya usado una figura tan sensible para Logan como su madre, y además aprovechando el trauma de Wolverine: The Origin, es de una crueldad refinada.
Y lo peor de todo es que ahora Logan es más manipulable que nunca. Si Mastermind ha podido hacerle creer algo tan profundo, ¿qué impide que otros enemigos lo hagan caer en nuevas trampas? Sabretooth ya ha demostrado saber jugar con la mente de su enemigo, y ahora tiene una nueva arma para seguir hiriendo donde más duele.
El rugido de un animal herido
En palabras de su propia madre —en la versión real de su infancia—, Logan fue llamado “animal” cuando ella descubrió que había matado al jardinero, que además era su verdadero padre. Ese insulto y el rechazo materno provocaron un antes y un después en su vida, llevándole a un camino de violencia y autodestrucción.
La falsa redención que ofrecía este cómic era, en realidad, una repetición perversa de su trauma original. Una promesa rota que deja a Wolverine más solo que nunca. Y esta vez, ni sus garras ni su factor curativo parecen suficientes para salvarlo de la caída emocional.
Este número, más que un cómic de superhéroes, se siente como un golpe de teatro trágico, una tragedia griega con garras de adamantium. Los lectores que esperaban redención han recibido desesperación, y eso —aunque nos duela— es narrativamente brillante.
El legado de Logan, entre la pérdida y la sucesión
Mientras Logan sufre una de sus mayores derrotas internas, otro personaje comienza a ocupar su lugar en el universo mutante. Hablamos de su hija, Laura Kinney, quien está abrazando una nueva identidad con un traje completamente renovado y una actitud más decidida que nunca. Esta evolución de Laura llega en el momento perfecto: justo cuando Logan se encuentra emocionalmente roto, su sucesora se fortalece como símbolo del futuro de los X-Men.
Esto genera un paralelismo interesante: el padre cae en el engaño y se quiebra emocionalmente, mientras la hija se levanta y redefine lo que significa ser Wolverine hoy en día. Un relevo que no se produce por edad o poder, sino por resiliencia emocional y claridad de propósito.
¿Será este el principio del fin para el viejo Logan? ¿O estamos presenciando la forja de una nueva leyenda bajo su nombre? Lo que está claro es que Marvel ha jugado fuerte, y los fans aún estamos recuperándonos del golpe.


