El rival digital de los noventa resurge con fuerza mientras Pokémon se enfrenta a su mayor crisis de identidad
Víctima de su propio éxito
Pokémon Scarlet & Violet fueron el punto de inflexión. Lo que debía ser una celebración del mundo abierto se convirtió en un desastre técnico: errores gráficos, caídas de rendimiento y la sensación de que Nintendo había perdido el rumbo. Los parches no arreglaron la confianza de los jugadores, y los nuevos anuncios, como Pokémon Legends: Z-A, ya no despiertan el mismo entusiasmo.
A ello se suma un mercado del TCG (juego de cartas) completamente desbordado por la especulación, escándalos de scalping y precios absurdos. La marca Pokémon, antaño sinónimo de magia e imaginación, se percibe ahora como una máquina de marketing agotada.
Y por si fuera poco, su batalla legal contra Palworld —ese “Pokémon con armas” que arrasó en 2024— ha dejado a la compañía en una posición incómoda. En lugar de inspirar respeto, las demandas de Nintendo contra el estudio indie han provocado rechazo, mostrando una actitud corporativa que muchos jugadores tachan de arrogante.
Digimon crece donde Pokémon se estanca
La fórmula funciona porque Digimon no intenta imitar a su rival, sino profundizar en su propia identidad. El título combina la exploración clásica con mecánicas estratégicas cercanas a Shin Megami Tensei, y un tono más adulto que conecta con quienes crecieron viendo Digimon Adventure o Tamers.
Historias que maduran con su público
Uno de los mayores logros de la franquicia es haber entendido que sus jugadores también crecieron. Lejos de mantener un tono infantil como Pokémon, Digimon ha optado por tramas más complejas, con reflexiones sobre la identidad, la pérdida o la relación entre humanos y tecnología.
El mejor ejemplo sigue siendo Digimon Tamers, escrita por Chiaki J. Konaka, creador de Serial Experiments Lain. Aquella serie mezclaba existencialismo, trauma y una visión oscura del vínculo entre creador y creación. Una joya que Pokémon jamás ha alcanzado en televisión.
Un triunfo silencioso
Los éxitos recientes no se limitan al anime o los videojuegos: el merchandising, los eventos y los juegos de cartas digitales viven un nuevo auge. En palabras de los propios fans, Digimon “no intenta ser más grande, solo ser mejor”.
Mientras Nintendo parece centrada en defender su hegemonía con demandas, Digimon sigue creciendo con humildad, construyendo una comunidad fiel y ofreciendo experiencias que realmente conectan con los jugadores.
En el fondo, la batalla entre ambos nunca fue solo por cifras, sino por corazón. Y esta vez, el corazón late en el mundo digital.


