El número 12 de IDW cierra la etapa de Jason Aaron y Juan Ferreyra, dejando el listón altísimo para el nuevo equipo creativo
Teenage Mutant Ninja Turtles #12
A través de diálogos y situaciones tan absurdas como brillantes, el cómic plantea preguntas que resuenan con el mundo actual:
¿Hasta dónde estarías dispuesto a ceder tu libertad por sentirte seguro?
¿Y qué pasaría si tus propios héroes fueran víctimas de la desinformación?
El arco en el que la opinión pública se vuelve contra las Tortugas recuerda a esos momentos clásicos del cómic de superhéroes donde la sociedad da la espalda a sus salvadores. Pero aquí, Aaron lo aterriza en el siglo XXI, con un retrato feroz de los medios, la manipulación y la política del miedo.
Monstruos que son más humanos de lo que parecen
El villano District Attorney Hale, aliado del Clan del Pie, es la representación perfecta de ese mal disfrazado de orden. Aaron lo convierte en un símbolo de la hipocresía moderna, un tipo que llama “justicia” a su propio abuso de poder.
Además, las escenas de acción —un campo en el que Ferreyra es un maestro— tienen una fluidez cinematográfica impresionante. Cada golpe, salto o explosión se siente como una secuencia bien coreografiada, mientras los tonos de luz y sombra subrayan la dualidad moral de la historia.
Un adiós con alma (y con magia)
Otro de los elementos más llamativos de esta recta final es el uso de la magia. Karai, nueva líder del Clan del Pie, ha estado experimentando con rituales para atravesar el más allá. Su obsesión la lleva a interferir con la conexión espiritual de las Tortugas y su padre, Splinter, cuyo espíritu ha estado comunicándose con ellas desde el otro lado.
Este cierre deja la puerta abierta para el próximo equipo creativo, Gene Luen Yang y Freddie E. Williams II, que heredarán una historia lista para reinventarse sin perder la continuidad de los más de 150 números anteriores.
La familia como epicentro
Con este número 12, Jason Aaron firma una de las mejores etapas modernas de TMNT, un viaje que combina filosofía, sátira política y acción de alto voltaje. Y aunque se despide, deja el escenario perfecto para una nueva era que promete magia, resurrecciones y —cómo no— más pizza.
Los fans solo pueden agradecer que las Tortugas vuelvan a ser, una vez más, los héroes que Nueva York necesita.


