Gotham se convierte en un campo de demolición donde ni los rascacielos sobreviven al enfrentamiento entre Batman y Bane

El enfrentamiento que todos estaban esperando
El número arranca metiéndonos hasta el cuello en el desastre: Bane convertido en un monstruo inflado de Veneno, rugiendo como si quisiera partir la ciudad por la mitad, y un Batman que mira la situación con la misma ilusión que alguien que ha perdido las llaves de casa dentro del coche. Las posibilidades de victoria son nulas, pero a Bruce eso nunca le ha frenado. Y sí, cuando uno piensa que esto no puede ir a peor, el Caballero Oscuro saca el Batmóvil y decide usarlo como lanza. Normalidad en Gotham.
Lo más llamativo de todo no es la violencia desatada —ya hemos visto a Batman romper cosas antes—, sino la manera en que cada golpe exprime los límites de lo absurdo. Cuando el héroe le arranca un ojo a Bane y éste apenas se inmuta, sabes que estamos en territorio Snyder: cuanto más extremo, mejor.
Aliados improbables y decisiones desesperadas
El momento crítico llega cuando Batman se plantea algo que siempre ha rechazado: inyectarse Veneno para poder igualar a Bane. La idea le tienta, y Dragotta dibuja ese instante con un tono casi trágico, como si Bruce cargara siglos de historia sobre los hombros. Pero, al más puro estilo batmaniano, se niega a cruzar la línea.
La solución más sucia y efectiva posible
Como no quiere volverse un monstruo verde fluorescente, Bruce decide algo más ingenioso: que sea Selina Kyle quien le dispare Veneno a Bane directamente hasta provocarle una sobredosis. Nada como combatir química con más química. El resultado es tan grotesco como efectivo: el villano termina reducido a un amasijo de carne irreconocible, derritiéndose como si estuviera pasando por el peor spa del mundo.
Pero ojo, aquí nadie está realmente muerto en el universo DC. Y la prueba llega en la coda final: Bane sobrevive convertido en un cerebro, unos ojos y una columna vertebral metidos en un frasco, propiedad exclusiva del Joker. Sí, has leído bien. Solo al Príncipe Payaso se le ocurriría pasearse por Gotham con su propio Bane minimalista.
Fin de temporada a lo grande
Las declaraciones del guionista dejan clara su intención: llevar el cómic mensual al límite, apostar por historias gigantes, por cliffhangers que den de hablar y por números que se sientan como un golpe en el pecho. Snyder lo resume con bastante precisión: si los cómics no vuelven a ser un acontecimiento mensual, lo tienen crudo en un mercado que ya no perdona.
Un clímax que redefine la rivalidad entre Batman y Bane
Esta entrega se convierte así en un recordatorio de lo que puede lograr un cómic cuando decide ser grande sin complejos: violencia salvaje, decisiones morales tensas, aliados inesperados y un villano que nunca termina de morir.


