Desde luego, el reencuentro no pinta precisamente amistoso. El propio adelanto editorial lo deja claro: “El peor miedo del crimen está de vuelta… con la memoria hecha añicos y buscando respuestas”. Vamos, que Frank regresa en modo bala perdida, y justo entonces aparece Jigsaw, un tipo al que la palabra “resiliencia” le encaja tanto como “cirugía estética”. Y aún así, ahí está: renacido, reformado o simplemente cabreado, listo para convertir la vida del Castigador en un álbum de fotos dolorosas.
Marvel acompañará el estreno con portada principal de David Marquez y variantes de Philip Tan, Ario Anindito y otros tantos artistas que, como siempre, harán que los coleccionistas sufran indecisión crónica.
Un enemigo cosido a la historia del Castigador
Lo irónico de Jigsaw es que, antes de ser un saco de cicatrices, era conocido como “the Beaut”, uno de los tipos más guapos y letales de la Costa mob. Hasta que Frank Castle, muy en su línea, decidió convertir su cara en un rompecabezas de carne y hueso. Ese fue el día en que Billy Russo murió, y nació Jigsaw, condenado a perseguir a su verdugo por el resto de su miserable (y sorprendentemente duradera) vida editorial.
Suelto en teles, cómics y videojuegos, Jigsaw ha demostrado que no necesita una cara bonita para ser icónico, solo un odio a prueba de fuego y muchas ganas de ver arder el mundo.
Un regreso así solo puede significar una cosa: el Castigador vuelve a hacer lo que mejor sabe… y Jigsaw parece encantado de ser el primero en recibir la visita.