Netflix apuesta por Kingmakers, un juego tan loco como ambicioso, con Shawn Levy al mando de la adaptación
Netflix convierte Kingmakers en su próxima gran adaptación de videojuego
La operación se ha cerrado con rapidez, lo que deja claro que Netflix ve potencial real en la propuesta. No estamos ante otro experimento menor, sino ante una idea con músculo comercial y un concepto fácilmente vendible al gran público.
El juego, todavía pendiente de estreno definitivo, ya había llamado la atención por su planteamiento absolutamente desatado. Y eso, en la era del contenido clónico, es oro puro.
Fusiles, jeeps y líneas temporales rotas
El gancho de Kingmakers es tan sencillo como irresistible: un soldado viaja al pasado, concretamente a una Gran Bretaña medieval devastada por la guerra, llevando consigo un arsenal de armas modernas con el objetivo de cambiar el curso de la historia y evitar un apocalipsis futuro.
En el videojuego, el jugador puede alterar batallas históricas en tiempo real, combinando ejércitos medievales con vehículos militares contemporáneos, drones y rifles automáticos. Todo ello dentro de un sistema de simulación masiva que promete combates a gran escala y decisiones con consecuencias imprevisibles.
Shawn Levy, Netflix y un matrimonio cada vez más sólido
Shawn Levy y Dan Levine producirán la película a través de 21 Laps, acompañados por el equipo de Story Kitchen, con Dmitri M. Johnson, Michael Lawrence Goldberg y Timothy L. Stevenson como productores. Además, Alex Nichiporchik y Jon Carnage, de tinyBuild, participarán como productores ejecutivos, asegurando que la adaptación no pierda de vista el espíritu del juego.
No es un dato menor que 21 Laps esté detrás de Stranger Things, una de las franquicias más importantes en la historia de Netflix, actualmente enfilando su tramo final. Tampoco que Levy esté involucrado en Star Wars: Starfighter, película dirigida por él mismo y protagonizada por Ryan Gosling. Vamos, que Netflix confía en él… y con razón.
Un videojuego retrasado… pero con ambición intacta
Curiosamente, la película avanza mientras el videojuego sigue tomándose su tiempo. Redemption Road Games explicó recientemente el retraso del título con una declaración bastante clara:
“Es un juego increíblemente ambicioso y no queremos recortar características solo para lanzarlo antes”.
Traducido: prefieren tardar más antes que traicionar su propia idea. Y eso, en una industria acostumbrada a los lanzamientos apresurados, se agradece.
Este enfoque encaja bien con el tipo de adaptación que Netflix parece querer: conceptos fuertes, mundos bien definidos y margen para crecer, ya sea en forma de secuelas, series o universos compartidos. Porque si algo ha aprendido el streaming, es que una buena IP no se exprime en una sola entrega.
Una estrategia cada vez más clara
Netflix quiere ser el lugar donde los videojuegos se conviertan en cine y series, y lo está haciendo aliándose con nombres que saben moverse entre ambos mundos. Kingmakers encaja perfectamente en esa visión: original, espectacular y con potencial para enganchar tanto a jugadores como a espectadores casuales.
Ahora solo queda una pregunta: ¿veremos a un caballero medieval huyendo de un tanque en pantalla grande? Si la respuesta es sí, que empiece ya la batalla.


